martes, 22 de diciembre de 2009

La Tierra no pertenece a nadie, salvo al viento

La pomposa frase que el mundo tuvo que soportar y que el presidente del Gobierno de España citó en su discurso sobre cambio climático, además de la vergüenza colectiva que nos hizo pasar, me hace recordar el papel de lo que no es de nadie, es decir, del concepto de la propiedad, que para este Presidente es colectiva en su titularidad y potestativa del Gobierno su gestión.

En aras del abstracto interés general, la izquierda siempre ha denunciado la acumulación de capital a través de la propiedad privada y siempre ha considerado que lo que uno tiene o ha ganado, en realidad lo posee gracias al concurso de otros que también tienen derecho al disfrute del bien. Esta disquisición propia de otras épocas, renunciadas incluso por la llamada Nueva Izquierda europea, con este Presidente vuelven a estar en el disparadero intelectual de este PSOE, el más marxista del mundo (junto con el venezolano y el cubano). Ni siquiera China conserva los planteamientos caducos que los intelectuales de cabecera de Zapatero le inspiran.

Será necesario recordar a esta izquierda totalitaria que estos planteamientos fracasaron en el mundo, sobre todo en Europa, debido a que suplantaban el valor fundamental de las personas: la libertad individual, que es la que permite que cada persona escoja su propio camino, y para ello se esfuerza, se forma, trabaja y decide el disfrute del resultado de su trabajo gracias al libre ejercicio de la libertad individual. Ello supone que no todos somos iguales porque nadie toma siempre las mismas decisiones, y lo que pretendía el socialismo era decidir por los demás en aras de un interés general que ellos mismos definían.

Nada hicieron, como nada hacen ahora, por permitir que todas las personas dispongan de las mismas oportunidades para que libremente cada uno decida. A través de la educación, definen el interés general (hoy centrados en el cambio climàtico, el ecologismo de pandereta, la alianza de civilizaciones, el anticlericalismo, la igualdad de la mujer mal entendida o el pensamiento único), deciden el fruto de nuestro trabajo a través de los impuestos y el gasto público y su deuda (que gestionan a su libre albedrío)y perpetúan nuestra dependencia a través de la idiotización colectiva (solo así se entiende que personajes como directores de cine, actores, cantantes, y demás subvencionados aparezcan en España como intelectuales), y tan imbricado se encuentra este espíritu socialista, que cuando gobernó o gobierne en un futuro la derecha, será con políticas de pseudoizquierda o de izquierda edulcorada (misma carga impositiva, mismo control de la educación y de los medios de comunicación y de las cajas de ahorros, mismo gasto público sobre políticas muy similares).

Quiero reclamar una revolución intelectual de la derecha en España que sin complejos cuente los principios políticos de otro tipo de sociedad. Una sociedad libre, que pueda decidir sobre su educación o la de sus hijos, con la interferencia de las administraciones necesaria para mantener el orden social, la justicia, la defensa y la igualdad de oportunidades, a través de la sanidad y la educación públicas, que favorezca la iniciativa privada a través de mejores redes de comuniciación físicas y telemáticas, eliminando trabas burocrática y administrativas para el libre ejercicio de empresa y donde el esfuerzo y la capacidad no se vean penalizados. Ese tipo de sociedad existe en otros países que tienen una Historia y una ideosincrasia similar, pero que supieron no depender tanto del poder político, fomentando la alternancia política.

No, Sr. Zapatero, la Tierra sí pertenece a alguien y no es al viento: nos pertenece a todos. Todos tenemos una vida que vivir y queremos decidir cómo vivirla y ojalá el viento sirviera, al menos, para borrar sus estúpidas palabras.

viernes, 18 de diciembre de 2009

La vaciedad de los conceptos

El término no es mío, sino de Giovanni Sartori, y lo utiliza en su ensayo "La sociedad multiétnica", para describir el proceso por el cual, fundamentalmente los defensores del multiculturalismo utilizan a su antojo los conceptos con un significado distinto del original lo que lleva a que el concepto, por sí, deje de tener significado, quede por tanto vacío.

Si bien Zapatero ha demostrado incompetencia manifiesta en economía o relaciones exteriores, en lo que a vaciamiento de los conceptos se refiere este Presidente ha sido un avezado maestro: alianza de civilizaciones, economía sostenible, la Tierra no es de nadie solo del viento, el talante político, el consenso, el diálogo social, son todos ellos conceptos más o menos grandilocuentes que no significan absolutamente nada pero que no deja de utilizar, no solo para que la oposición no pueda rebatir, sino que lo patrimonializa de tal forma que no estar de acuerdo con él supone estar en contra de un significante que realmente no aporta nada, es decir, carente de significado.

No creer en la Alianza de Civilizaciones no es estar en contra de los musulmanes, pensar que el consenso es tan importante en política como el disenso no quiere decir que se esté en contra de todos, explicar que un Presidente toma decisiones, es decir, manda, no significa que no se tenga "talante", y lo diga o no el Presidente la economía siempre se sostiene, si bien no gracias a él precisamente.

Está claro que cada concepto, como él lo utiliza tiene algún tipo de significado y algo quiere decir, el problema es que lo que quiere decir no se dice con esos términos. Si se quiere estar en contra de la economía capitalista, dígalo claramente. Si está de acuerdo con ceder ante las pretensiones universalistas de los musulmanes, dígalo. Si prefiere que las decisiones se tomen conjuntamente con diferentes socios en vez de asumir las riendas políticas de una nación en recesión económica, política, intelectual y social, dígalo. Si, para usted, Cataluña es una nación, dígalo y no le llame singularidad. Si para usted ser un buen ciudadano es ser socialista, dígalo y no le llame Educación para la ciudadanía.

Afortunadamente, el idioma español es muy rico y cada significante tiene o puede tener más de un significado, pero el Presidente Zapatero es especialista en que no tengan ninguno a base de desgastarlo.

Al final, a lo que se llega es al absurdo de que el Ministerio de Igualdad pretende desigualar a los ciudadanos por razón de su sexo, el ecologismo socialista entiende que los derechos del toro existen, pero no los del no nacido (extraña naturaleza la del socialismo ecologista), que las menores de edad lo son para hacerse un piercing pero no para abortar, que se debe fomentar el diálogo entre padres e hijos, pero no cuando la misma menor se enfrenta posiblemente a la peor situación con la que se va a encontrar en su vida, el caos económico que vive España es culpa del capitalismo especulador y por ello reflota a los bancos, el socialismo es la respuesta a los males del mundo, pero politiza las Cajas de Ahorros y así van, los sindicatos no representan a nadie en esta sociedad pero puede tirar a la basura más de dos millones de firmas en contra de la ley de educación ( a eso creo que lo llama talante).

En fin, se acerca la Navidad y la caridad cristiana hace que me recate, pero entiendan los socialistas que no es socialismo lo que este hombre hace ni predica, que no es ecologismo lo que este hombre hace ni predica, que no es feminismo lo que este hombre hace ni predica.

No parece muy respetuoso con la Naturaleza el aborto, ni parece que la píldora del día después vaya a igualar al hombre y a la mujer en las relaciones de pareja. No creo que la misma falta de control que nos llevó a esta situación bancaria y que se ha seguido obviando vaya a ser muy sostenible. Ni creo que los talleres de masturbación hagan mejores ciudadanos, ni creo que eliminar crucifijos o belenes ayude a que las civilizaciones se alíen, pero siempre habrá quien se sienta identificado con estas políticas. Lo único que se les puede exigir es que las llamen por su nombre

lunes, 14 de diciembre de 2009

Prevaricación a cuenta del independentismo

Nunca una campaña publicitaria salió más barata a aquéllos que desean y enarbolan la independencia de España. Un conjunto de Alcaldes y líderes de formaciones antisistema convocaron ayer a unas 700.000 personas (según las normas de nuestro sistema electoral), más, teniendo en cuenta que menores de dieciocho años votaron, para expresar su deseo de independencia del Estado colonialista que es España.

Los instigadores saben que la consulta es ilegal, por supuesto no es ni puede ser vinculante, pero es una plataforma excelente para que los voceros de los independenitistas consigan una fenomenal campaña publicitaria.

A diferencia de lo que opina el PP, no creo que estos partidos y grupos de presión hayan utilizado este mecanismo para forzar al Tribunal Constitucional a cuenta de su no sentencia sobre la Reforma de Estatuto, entre otra cosas porque la consulta lleva programada desde hace meses y nadie suponía entonces que el TC iba a seguir haciendo dejación de funciones. Además, tampoco creo que esta llamada al independentismo ayude a la verdadera causa catalana, que no es la independencia sino la autosuficiencia.

Los catalanes saben que independizarse de España no solo es inviable jurídicamente y socialmente, sino económicamente, que es al final lo que más les importa a sus dirigentes políticos.

Lo que sí desean es la plena autonomía. Es decir, que el Estado siga sufragando los gastos de una política cien por cien autonómica. Yo manejo los fondos generados en Cataluña y además dispongo de unas prestaciones de seguridad social españolas, una defensa española, una lucha contra el delito organizado española y... una liga de fútbol española (no quieren que el Barça juegue contra el Palamós o el Sant Sadurní).

Apelando a unos indefinidos hechos diferenciales y a unos autoproclamados derechos históricos, la clase política catalana prefiere autogestionarse en política interior y relaciones internacionales, pero que el resto de españoles paguen el coste de un Estado fuerte, y utilizan a unos paletos catalanes, muchos de ellos descendientes de jienenses, malagueños o cordobeses, que reclaman para sí que se les reconozca la independencia en virtud de los derechos históricos. Ya me dirán qué Historia es la catalana sin la emigración andaluza, valenciana, balear o aragonesa y sin su pertenencia a la Corona de Aragón, primero y a España siempre despúes (excepto un brevísimo periodo de meses durante la guerra de independencia con Francia, por la que prefirieron ser franceses a españoles, pero nunca independientes. Así, se llamaba a Cataluña la Coblenza del Sur.

Pero al final de toda esta alaraca y despliegue de medios informativos, lo que ha quedado es una fenomenal campaña publicitaria pagada con fondos públicos. Se ha realizado una consulta ilegal a sabiendas con fondos públicos. Todos los catalanes pertenecientes a esos municipios, incluido el 70% que no ha votado, han pagado este esperpento político.

¿Se decidirá alguna fuerza política a denunciar por prevaricación a estos Alcaldes? No lo creo, las elecciones catalanas están muy cerca y nadie quiere asumir ese coste.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Se acerca la Navidad: fuera los crucifijos

Estamos en época de Adviento, estamos preparando la Llegada, la Venida, el Advenimiento, el Nacimiento. Porque cada año este periodo somos capaces de imbuirnos de un espíritu que nos promueve a ser mejores personas: es el espíritu de la Navidad.

Ese espíritu está siempre ahí, lo que ocurre es solo nos acordamos estos pocos días al año. Podríamos ser mejores personas, o al menos intentarlo, todos los días, pero parece que nos reservamos para este momento, como si cada año tuviéramos que renovar nuestro espíritu.

Pero en esta labor personal, otros han decidido que quieren protagonizar el odio, la imcomprensión, han decidido limitar la libertad de pensamiento, de educación, la libertad de credo y las más elementales señas de identidad de un pueblo.

Laicidad no es anticlericalismo, y desde muchas instancias se apela a lo primero pero desde el Gobierno se trabaja por lo segundo y, si bien, en el fuero interno cada uno decidirá, lo cierto es que quienes promueven la laicidad del Estado desde las Administraciones, en muchas ocasiones no pueden evitar transgredir la condición humana y atacar lo más íntimo de las personas,el Gobierno profana el alma de las personas sin que éstas tengan capacidad para defenderse, siquiera para denunciar que están siendo ultrajadas. Ésa sería una obligatoria tarea de quien debe controlar la acción del Gobierno, ¿lo hará?

No lo creo, es una arena a la que el PP ha desistido acudir. Con la excusa de que lo que importa a los españoles es la economía dejará de defender los derechos de las personas. Ahora cuando más rezan aquéllos que más lo necesitan.

Y se puede defender esta causa, se crea o no en ella, porque la causa no es la libertad religiosa, ni de pensamiento, es la injerencia ilegítima del Estado en nuestras almas. Si el Gobierno puede legislar prohibiendo manifestaciones religiosas que en nada cohartan los derechos de los no creyentes, estarán legitimados para legislar sobre cualquier otra forma de pensamiento. Así lo estamos percibiendo con la nueva Ley de Propiedad Intelectual, la Ley de Memoria Histórica, la reforma de Ley del Aborto y las que vendrán detrás.

Mientras el Gobierno soflama con imbecilidades como la economía sostenible para que los dirigentes del PP miedosos se afanen en convencernos de lo obvio, la izquierda sigue trabajando a medio y largo plazo: sobre las mentes, sobre las almas. El PP, con su miopía renuncia a debatir sobre principios e ideas. Es más cómodo no enfangarse los zapatos de charol, ni resfriarse en el helador terreno de la ideología: los ciudadanos solo han dado consentimiento para cuatro años, pero también en esos cuatro años deben ser protegidos del Estado, del Gobierno.

Y ésa es la batalla realmente perdida: la que no se da, la que se renuncia a dar y ello hace que el adversario no solo gane, sino que además no te respeta.

Etado, Gobierno, aquí en España lo msmo da que da lo mismo. Es típico de países donde la izquierda acumula años de gobierno: que se introduce en el Estado de forma tal que, pasado el tiempo, nadie es capaz de distinguirlos. Hacia el pensamiento único: ellos dirán lo que es bueno y lo que es malo, ellos prohibirán lo malo y permitirán lo bueno, ellos deciden, ellos piensan por nosotros, pero yo quiero poder reclamar mi derecho a que mi hijo se eduque en una determinada fe sin tener que estar perseguido por ello, reclamo mi derecho a celebrar un Nacimiento sin que Papa Noel (esa bola roja, seguro que socialista) invada la Navidad para que olvidemos al protagonista de la fiesta, reclamo una cabalgata de Reyes Magos que adoran a un Niño recién nacido, y no una caravana pseudoprogre en la que el protagonista sea el organizador de la marcha.

Mientras Suiza, estado laico, prohibe los minaretes y Turquía, estado laico, se defiende, en España, estado laico, ataca a los católicos para que los no católicos se sientan ¿confortados?¿defendidos? ¿cómo nos debemos sentir los católicos?

España ha dejado de ser católica, ya lo dijo Azaña. Ahora es anticatólica, ya lo dijo ZP.

martes, 1 de diciembre de 2009

La Constitución. o reforma o muerte por mutación

El arma por excelencia para moldear una ley es el requiebro jurídico, la interpretación de la Ley. Qué sería de nosotros sin la interpretación de los Jueces de lo que los parlamentarios, representantes de la voluntad popular, han decidido. la Constitución Española de 78 está sufriendo cambios, pero éstos no se encuentran en el Texto, sino en las distintas sentencias del Tribunal Constitucional, más de 2.200.

Me resulta sorprendente la loa compartida a nuestra Constitución que, a mi parecer, proporcionó dos elementos básicos. Coadyuvó a la convivencia y declaró un excelente catálogo de derechos fundamentales. Sin embargo, ni la convivencia ni los derechos fundamentales son objeto de discusión en el seno de la constitución, sin embargo, las indefiniciones, lagunas y vaguedades no resueltas acerca de cómo se organiza y cómo debe funcionar el Estado, han provocado que el TC emita cien veces más sentencias que, por ejemplo, el Tribunal homólogo alemán, cuyo texto sirvió de referente para el español. El TC no hace más que remendar la Constitución.

No caben demasiadas dudas de que nuestro texto responde a un acuerdo de mínimos acerca de cómo se quiere organizar España y que, no cabe plantear una reforma hasta que esos planteamientos no estén claros, y precisamente en el claroscuro se deleitan los caciques regionalistas. ´

Ni los redactantes ni los votantes acordaron una norma por la que los estatutos de autonomía tuvieran el mismo rango que la propia Constitución sobre determinadas materias, que además tampoco quedaron acordadas en el texto. Y de aquellas lluvias estos lodos. Y es que el lodazal en el que nios encontramos nos priva de dedicar los esfuerzos a lo que realmente es importante, y que no es la organización del Estado, aunque ésta sea necesaria.

Para alborotar y embrollar aún más, nada mejor que inventar vocablos vácíos de contenido, como derechos históricos, hechos diferenciales, derechos de las CCAA o derechos colectivos. Todos reclaman derechos por boca de otros, cuando los únicos derechos reconocidos y que cabe proteger son los derechos individuales. Porque individual es el uso de una lengua, o la libertad de educación, o el acceso a la cultura y cuando se declara la guerra insitucional partidista en la que nos encontramos, los ciudadanos se convierten en los rehenes necesarios de políticos con más pretensiones totalitarias que defensoras de derechos.

Grandes académicos han desarrollado una vasta base de discusión sobre la reforma constitucional, sobre el papel que debe desempeñar la segunda cámara o cómo se pueden designar los miembros de las principales instituciones del Estado, sea ésta la Jefatura del Estado o los más importantes Tribunales. El problema es que la decisión corresponde a los políticos, y más concretamente a las élites de unos partidos cártel que se han metastatizado de tal forma que toda la sociedad gira en torno a decisiones partidistas deseosas únicamente de aumentar la cuota de poder.

Las diferencias entre los sistemas de sanidad, educación, defensa de los derechos fundamentales, la justicia o las prestaciones sociales de las diferentes regiones de España es tan palmaria que si tuvieramos que redactar un texto constitucional que recogiera la realidad actual de España, éste no se parecería en nada a nuestra loada Constitución.

Convivimos con una norma mutada, es decir, cambiada de facto y no de iure, sin la anuencia de ese pueblo soberano al que soberanamente le toman el pelo. Todo se hace en nombre del pueblo, pero el pueblo no decide más que qué partido decide todo por él.

Han pasado más de treinta años, los españoles, la mayoría de ellos saben tomar decisiones y sería recomendable contar con todos los ciudadanos para decidir qué queremos que sea España y cómo queremos organizarnos, si estamos de acuerdo en que existan diecisiete sistemas diferentes o un sistema único aplicado a diecisiete regiones iguales en derechos y obligaciones, si queremos que el catalán sea una lengua de España o de Cataluña o si queremos que un juez pueda juzgar una misma cosa en cualquier parte de España según el mismo ordenamiento jurídico.

La Constitución hoy solo sirve para que cada seis de diciembre algunos se hagan una foro con ella, con la violada, con la ultrajada, pero de reformarla, de adecuarla a la sociedad actual, con su internet y sus delitos globales, con su recién estrenado Tratado de Lisboa y con sus piratas que asaltan España y con su eterno terrorismo, con sus diecisiete televisiones pública y con sus Cajas de Ahorros politizadas, con sus Tribunales bloqueados y con sus no se sabe cuántas policías distintas, con su selección de fútbol y su entrenador de Cataluña, con sus menores obligados a hablar en catalán en los recreos y con su anticlericalismo reclacitrante revestido de falsa laicidad. Esta España no es la de esta Constitución.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

España: corría el año 1994...

Cuando terminé mis primeros estudios universitarios y me enfrentaba por primera vez al mercado laboral como profesional cualificado, el panorama era ensombrecedor. Corría el año 1994, las oportunidades de trabajo para un recién ingeniero informático eran escasas, los tipos de interés eran altísimos, por lo que resultaba prácticamente imposible iniciar una andadura autónoma como empresario y por aquel entonces la corrupción política metastasiaba España.

Durante varios meses pensé seriamente comenzar una nueva vida fuera de España, con mi entonces novia (y hoy mi mujer). Canadá, Nueva Zelanda, Australia o Costa Rica eran los destinos seleccionados. Estábamos a punto de casarnos y queríamos establecernos en un sitio donde se premiara el esfuerzo, en el que el compromiso fuera un valor en alza, donde la competitividad fuera la regla de acción y donde los poderes públicos apoyaran con medidas concretas la iniciativa empresarial.

Por aquel entonces, el PSOE llevaba gobernando tres legislaturas consecutivas, y las redes que establecieron impedían acceder a la función pública en igualdad de condiciones: la mayoría de accesos se producían por concurso y el mérito más valorado era la posesión del carné rojo. Yo no lo tenía e, inocente de mí, pensaba que mis estudios, el conocimiento del inglés y mi arrojo y ganas de triunfar en la vida serían armas suficientes.

La realidad me atizó fuerte y me bajó a los suelos sin compasión. Durante algunos años subsistí dando clases particulares en mi casa recién alquilada de unos recién casados a los que una bolsa de pipas acompañaba nuestras tardes de domingo en los largos paseos que dábamos mi recén esposa y yo por la playa. Afortunadamente el clima alicantino permitía no encerrarte en tu casa, que era mi centro de trabajo.

Sin darme cuenta aprendí que el destino se forja a base de esfuerzo y determinación y, aunque disfruté mucho con mis alumnos, mi destino se encontraba lejos de allí. Tuve la oportunidad de llegar a Madrid a trabajar para una consultora en un proyecto para el grupo Telefónica y no nos lo pensamos más de un instante. Llegamos a Madrid con una maleta ligera de ropa y llena de ilusiones. Era el año 1998 y nadie podía pararme.

Durante ese año, el trabajo fue duro, pero estaba decidido y comprometido con un equipo muy cualificado y no pensaba defraudar a mi jefa que había apostado por mí.

Seguí formándome, me establecí en el mejor sitio donde se puede vivir, han pasado los años y puedo decir que mi vida hoy está estabilizada. Tengo un buen trabajo en la mejor empresa de España, unos excelentes compañeros, la misma mujer (qué inmerecida la tengo) y el mejor hijo del mundo, pero España, que durante esos años había pasado a ser una nación respetada en el mundo, vuelve otra vez por sus fueros. La metástasis que creíamos eliminada se ha vuelto a reproducir, con el agravante de que ahora la sociedad española es más indolente, los políticos además de menos cualifcados son más insensatos y España está más inteconectada, lo que provoca que nuestros errores rápidamente sean conocidos fuera. Eso, además de vergüenza, provoca que la competencia actúe en consecuencia.

Corre el año 2009, el nacionalismo excluyente catalán llama a la subversión si el Tribunal no les da la razón en su despropósito nacionalista, el Presidente del Gobierno solo se preocupa por buscar un asiento fuera de España cuando los españoles, hartos, le peguen la patada en el culo, los Ministros de España, en su conjunto, no pueden hacer peor las cosas, la oposición política está más pendiente de las encuestas que de realmente ayudar a España (por ejemplo, instando a sus Alcaldes y Presidentes autonómicos a seguir una misma estrategia presupuestaria), los jóvenes españoles, más preocupados de qué ponerse el sábado o de ver el partido de fútbol de turno que de prepararse para mejorar profesionalmente y unos Jueces y Fiscales, más preocupados por la venta de libros que de impartir Justicia.

España está enferma, pero no quiere ir al médico.El problema es que tampoco sabe quién es el médico. Y esta enfermedad no se cura desde fuera, sino desde dentro. Deben ser los propios ciudadanos los que digan, basta, hasta a quí hemos llegado, vamos a hacer las cosas de otra forma. Empecemos por aprender a trabajar y a aprovechar las oportunidades (por ejemplo la de estudiar gratuitamente y no suspender permanentemente hasta abandonar los estudios porque la prioridad es otra), sigamos exigiendo a nuestros dirigentes que se comporten como se espera de ellos: exigiendo dimisiones, sea quien sea el dimisionario, ante conductas dsleales con el mandato que se les ha dado, y eso no significa únicamente ser condenado judicialmente. Para eso el castigo no es la dimisión, debe ser la cárcel o su correspondiente pena. La dimisión se debe exigir al Ministro mentiroso, al Presidente autonómico que permite los sobornos o al incauto que no se entera de lo que pasa en su organización, al Vicepresidente cuya familia tiene lo que no tendría si papá no fuera quien es,mayor rigor en el gasto público (¿talleres de masturbacion?)... ¿Cuántos políticos quedarían?

España no se merece esta clase política, pero esa se puede cambiar. Lo que me preocupa es ¿se merece esta sociedad?

martes, 17 de noviembre de 2009

¿Quién se lo va a contar a la familia de Miguel Ángel Blanco?

Estamos viviendo un momento político caraterizado por la mediocridad y la avaricia de poder de los dirigentes. Los partidos políticos se entrometen cada vez más en la vida de las personas, a través de un fenómeno que la profesora López Nieto tilda de cartelización de los partidos, y se pregunta, con acierto, si estamos asistiendo a la italianización política de España.

Hace años que, desde España asistimos con espanto al quebranto político que viene sufriendo Italia, desde la elección para el Parlamento italiano de la actriz porno Cicciolina, a los devaneos amorosos de Berlusconi, pasando por los escándalos económicos de algunos de los Presidentes de la República italiana que más años han estado al frente de la política de aquél país mediterráneo, tan parecido a nosotros en tantas cosas.

Sin embargo, los casos de corrupción política en España, que no se recordaban desde la última epoca del gobierno González, nos advierten que la premisa máxima de la Política, entendida como lucha por el poder, se ha transformado, en rojo o en azul, en un uso torticero de los resortes del mismo, para el enriquecimiento personal o, en el mejor de los casos, para la perpetuación en los cargos.

Si bien disgusta cómo algunos caciques locales se enriquecen ilegalmente, asusta cómo legalmente, los órganos de poder españoles pueden torcer la voluntad soberana de los ciudadanos. Los últimos escándalos legales a los que estamos asistiendo son, por una parte, la negativa del Tribunal Constitucional a sentenciar el Estatuto de Cataluña, y por otra la gestión político- legal del secuestro del atunero que se supone español.

El Alakrana es un barco pesquero que, en aguas internacionales sin pabellón de ningún Estado reconocido, pescaba ilegalmente y es víctima de un ataque pirata. El Estado español debe cumplir con su obligación, que no es otra que defender a los ciudadanos españoles que se encuentran en peligro.

Ya desde el principio, desde el Gobierno se adivinaba que la negociación iba a ser larga, y ahí se evidenciaba el ánimo que tenía. Traer sanos y salvos a los pescadores, a cualquier precio.

Traer a los españoles sanos y salvos es la obligación de todo Gobierno, el problema es la segunda parte: a cualquier precio. Los piratas saben, vaya usted a saber cómo, que este Gobierno negocia con piratas (deben conocer lass negociaciones con terroristas), y si el Gobierno en sus gestiones comete supuestos errores, ya se encargará de mover los resortes del poder para torcer nuestro sistema legal para enmendar la situación, lo que da cuenta del tipo de goberantes que nos asisten.

En otros tiempos no muy lejanos, España vivió un chantaje similar: el secuestro de Miguel Ángel Blanco, por el que ETA pretendía negociar con el gobierno Aznar para que liberaran a presos de ETA a cambio de la vida del joven concejal popular. España se echó a la calle como nunca lo hizo antes y como nunca lo ha vuelto a hacer. El Gobierno no amedrentó y el concejal fue ejecutado por los asesinos etarras. El concejal murió, pero España se hizo más fuerte. Su familia, dentro del dolor, comprendió que su interés personal no iba a ser el elemento decisor del Presidente que debía velar por todos los españoles y no por uno en particular.

¿Quién le va a contar a esta familia heroica que Miguel Ángel Blanco murió en vano?

martes, 10 de noviembre de 2009

El muro cayó y a alguien dio en la cabeza

El muro de Berlín cayó y se ve que a alguien debió dar en la cabeza, porque resulta que los más acérrimos defensores del socialismo en Europa, y más concretamente en España, se felicitan por la llegada del liberalismo al Este de Europa y la caída por efecto natural de la gravedad del comunismo, que demostró no ser una alternativa ni viable ni justa al liberalismo político ni al capitalismo económico.

Escuchar a Zapatero, uno de los más carcas socialistas impenitentes de Europa, saludar a los alemanes y comparar la situación europea de mitad del siglo pasado con la dictadura franquista en España es simplemente apuntarse a caballo ganador sea cual sea la carrera a la que se presente.

Hace pocas fechas presumía de presentar a los líderes de las potencias europeas una acción política alternativa al liberalismo salvaje que nos había sumido en esta crisis. El resultado aún lo seguimos padeciendo. Y ahora se vuelve a presentar, como paladín salvador de las libertades en España, con leyes como la del aborto, la eutanasia o la memoria histórica. El caso es que lo hace a golpe de Ley, que es una de las formas de limitar precisamente la libertad, sea de pensamiento o simplemente de vivir.

El cacao maravillao que deja aparecer nuestro presidente es un síntoma más de lo que desde la izquierda se pretende: reescribir la Historia. Ganar todas las batallas, hasta las no dadas. El socialismo perdió la guerra en España, pero según la izquierda fue el ganador moral. La libertad volvió a esa parte de Europa, pero fue gracias a la izquierda. Si Obama gana unas elecciones es una victoria del socialismo, no comment. Es tal el desparpajo que tiene el Presidente a la hora de comparar o de narrar hechos que da la sensación de que realmente se cree sus propias mentiras, lo que trasladado a la acción política quiere decir, estoy falto de iniciativa y de ideas. No sé qué hacer, ni cómo, pero todo lo bueno que pasa o ha pasado en el mundo tiene que ver conmigo.

¿Reconocerá la izquierda el papel que jugó EEUU en la reconstrucción de Alemania y de Europa? Y no solo desde el punto de vista económico a través del Plan Marshall, también desde el punto de vista ideológico, lo que permitió, entre otras cosas que los liberal conservadores europeos de entonces (Monnet, Adenahuer, Churchill o Schumann, entre otros), crearan la comunidad europea como espacio común de convivencia democrática y pacífica, del Estado de Derecho y el imperio de la Ley, de la protección de la cultura y sus tradiciones, de la Historia común, y de un mercado único que nos hiciera cómplices y aliados necesarios, lo que evitaría enfrentamientos como los sucedidos en la primera mitad del siglo pasado y durante más de quince siglos antes, y como siglos antes enseñaron a Europa la senda constitucional.

Y no se conocen socialistas ni comunistas que se subieran a ese carro. Sólo se les ocurrió construir un muro, para separar ciudadanos, para separa mundos, para definir y decidir el bien y el mal, y claro, tales pretensiones dieron con sus piedras en en suelo, y a lo que se ve y se escucha a alguien debió dar en la cabeza.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Cuando el poder somete a la ideología

Se acerca el proceso de enmienda y aprobación de los presupuestos para el próximo año en todas las administraciones en un ejercicio especialmente complicado para los que tienen que defender su propuesta. Los ciudadanos están a límite de sus posibilidades y son los que sostienen el sistema a través de los tributos y el año que viene es el último de la legislatura municipal.

Y es en esta situación donde los políticos van a dar la medida de su capacidad para anteponer su natural propensión a la recaudación para ofrecer cada vez más servicios en una estúpida espiral de oferta electoral a las necesidades reales de los ciudadanos.

Me centraré en el caso municipal, por aquello de la cercanía de las elecciones y su impacto en estos presupuestos.

Sin duda todos nos sentimos orgullosos de los servicios que presta nuestro Ayuntamiento, y también es prácticamente generalizada la "sana" envidia que sentimos por los servicios que municipios cercanos prestan y no lo son en el nuestro. Más insana parece la coletilla "solo para empadronados" que te hace sentir distinto del resto de los mortales, algo así como "je, je, esto es solo para mí".

Sin embargo, a nadie se le escapa que los servicios municipales deben ser sufragados de alguna forma, y las fuentes de ingresos más importantes, que no las únicas, son los tributos municipales, las transferencias de la Administración Central, y las inversiones, fundamentalmente por parte de las CCAA, como puede ser el plan PRISMA de la Comunidad de Madrid.

El primer problema es que las trasferencias estatales se han reducido y las inversiones regionales también, como consecuencia del parón económico y recesión que sufre España, aumentado en sus resultados por la fatal gestión socialista, lo que incide directamente en los presupuestos municipales.

El segundo problema es que la coyuntura económica actual coincide en el tiempo con el último presupuesto que se hace antes de las elecciones municipales y, claro está, todos los ediles quieren presentarse en el 2011 con una oferta de servicios y obras, normalmente inauguradas durante el 2010, que supera en mucho las competencias atribuidas en la ley de bases del régimen local de 1985, que están ampliamente superadas y exige modificación, lo que mediatiza, seguro, el presente presupuesto.

El tercer problema es el más grave y es consecuencia de lo anterior. La tendencia en España desde hace unas décadas es que, en cada cita electoral los partidos entren en una competencia del tipo "y yo más", por el que se comprometen a hacer cada vez más cosas, lo que lleva a una espiral de gasto creciente en todos los ayuntamientos.

Y la ecuación está casi completa: menos ingresos por trasferencias, más gasto corriente, implica necesariamente subir impuestos.... o no, necesariamente.

Aquí es donde hace su aparición la ideología política de cada partido y la grandeza política del edil a la hora de establecer prioridades toda vez que se han cumplido las obligaciones contraídas. Si bien venimos de una coyuntura política propicia para que los ayuntamientos aumentaran la oferta de servicios porque era factible subir la presión fiscal del contribuyente, hoy el modelo de flujo circular de la renta, que es el que se ha demostrado correcto en la práctica, sugiere que la presión fiscal disminuya para que la renta neta disponible de las familias aumente y pueda aumentar el consumo. Es decir, fomento de la política económica expansiva.

Desgraciadamente el Presidente Zapatero no debe concer este modelo económico y ha decidido aumentar en dos puntos porcentuales el IVA y aumentar el coste de mano de obra directa de las administraciones (subir el sueldo a los funcionarios), y hasta que la inversión y el consumo no aumenten no parece que las CCAA puedan aumentar sus inversiones municipales, por lo que, en un ejercicio de coherencia económica, lo que le toca a los ayuntamientos es congelar o, mejor, disminuir la presión de impuestos y tasas municipales, habida cuenta que el IPC rondará este año el 0 o el 1%.

La disyuntiva es clara: bajar impuestos para favorecer a los ciudadanos a los que sirves o aumentar la presión tributaria para presentarte a las elecciones con nuevos servicios. Aquí se verá hasta qué punto las ansias de permanecer o de llegar al poder pueden con los principios políticos que, de boquilla, se defienden, en el caso de los candidatos del PP que públicamente han pedido la reducción de impuestos.

Que cada Alcalde responda ante su conciencia y sus ciudadanos.

martes, 27 de octubre de 2009

Sabino Fernández Campo: por España o por la Monarquía

Ha muerto un gran hombre de Estado, posiblemente uno de los últimos que quedan. De formación y espíritu militar, Sabino imprimió a su actuación política los principios propios del carácter militar: disciplina, respeto a la jerarquía, honor y rectitud en los principios morales. Todos ellos, por desgracia, no los solemos encontrar en la misma persona, pero en Sabino sí se daban y durante toda su vida supo guardar y defender esos valores aun a costa de su permanencia en los resortes del poder.

Mucho se ha hablado y más se ha escrito acerca del papel que jugó Sabino Fernández Campo durante el fallido golpe de estdo del 23 de febrero de 1981, y mucho se ha destacado el papel que la Corona en general y el Rey y el Jefe de su Casa, Sabino, hicieron en aquellos momentos y, si bien el resultado es de todos conocido, aún me pregunto si el papel que ambos jugaron lo hicieron por el bien de España o por el bien de la Monarquía, que no es lo mismo, ¿o sí?

El golpe de estado a través de pronunciamientos militares no fue un hecho aislado en España y también ocurrió en otros países, como Grecia o Portugal y, sin defender a los golpistas, en su intención se encontraba proteger a España tanto del socialismo federativo como del nacionalismo excluyente y separatista. El PSOE que previsiblemente gobernaría en breve, tras la insolvencia política de UCD, tenía un discurso que venía a continuar lo que ya proclamaba el PSOE de los años anteriores a la guera civil y tan solo, aunque no es poco, desmarcándose del carácter marxista surgido del Congreso de Suresnes en 1974.

Parte del Ejército se arrogó la misión de proteger España, su unidad y permanencia, y lo hizo como solo los militares pueden hacerlo cuando deciden no seguir la escala de mando. En esa acción, también peligraba la Corona, existía el riesgo de volver a épocas pasadas en las que los militares gobernaban, y el Rey hizo lo que tenía que hacer para asegurar la permanencia de la Monarquía en España y no hacer lo que obligaron a hacer a su abuelo, Alfonso XIII, saliendo de puntillas por Cartagena, dejando España en manos de republicanos, socialistas y militares.

Desconozco los entresijos de aquellos momentos, pero la labor de Sabino Fernández Campo, no era la de defender a España, sino la de defender a su jefe, al Jefe del Estado. Y eso era bueno para España, porque alrededor de la Monarquía el pueblo español encontró un icono con el que identificarse como español.

Hoy de aquello permanece esa realidad de considerar a la Monarquía el contrapeso necesario para las amenazas que pueden suponer las debilidades de los gobiernos socialistas en sus cesiones a las pretensiones nacionalistas para mantenerse los primeros en el poder y para que los segundos sigan cocinando a fuego lento a una sociedad adormecida a la que se le planteará en el momento oportuno la obvia necesidad de que las regiones se independicen.

Esa amenaza, cierta e inexorable, tiene hoy en la Monarquía su principal contrapeso y la Casa Real lo sabe, conoce esa amenaza que desde principios del siglo pasado se cierne sobre España, por mucho que republicanos como Azaña, socialistas como González o ... como Zapatero piensen que el objetivo de estas regiones es el autogobierno dentro de un mismo Estado español.

El ejército también lo sabe, y lo han sabido diferentes partidos políticos a lo largo de nuestra Historia reciente, y es en esa lucha de fuerzas donde, por ahora, la resultante sigue asegurando la permanencia de España, pero esas fuerzas que tiran desde algunas regiones no dejan de hacerlo, ni dejarán de hacerlo.

El trabajo que tan magníficamente realizó Sabino Fernández Campo debe continuar, con todos los contrapesos. La Casa Real lo hace, el Ejército lo hace, el PP lo hace,...

martes, 20 de octubre de 2009

La representación nacional y el particularismo electoral: los Presupuestos Generales del Estado

A partir de hoy se inicia el debate acerca de los Presupuestos Generales del Estado, PGE, para el año 2010, que vienen antecedidos por una serie de negociaciones que aseguren al Gobierno la aprobación por las Cortes de la que probablemente sea una de las leyes más importantes del año.

Es una de las leyes más importantes del año por la razón de que en base al presupuesto que se apruebe, se da cuenta de qué y cómo se va a hacer el próximo año y cómo se va a financiar. El problema es que más importante que lo que se va a hacer, en los últimos años tiene más importancia para los diputados dónde se va a hacer, lo que no deja de ser paradógico e irregular.

Si bien los diputados y senadores son elegidos por una provincia, cuando juran o prometen el cargo se convierten en representantes de todos los españoles, y es el interés de España lo que representan y no el interés particular de su provincia o de su comunidad autónoma. Sin embargo el arco parlamentario español se caracteriza, gracias al sistema electoral que tenemos, por que los partidos minoritarios de índole nacionalista cuando no existe un partido con mayoría absoluta, tengan un papel fundamental en la vida política en general y en la aprobación de los PGE en particular, y son estos partidos los que tradicionalmente más se han olvidado de a quién juraron o prometieron representar.

A nadie le sorprende que el PNV negocie el apoyo al proyecto de ley o a las enmiendas en función de lo que consiga para su comunidad autónoma. Igualmente ocurre con CiU o CC, por citar algúnos otros, y esta normalidad resulta escandalosa, y es motivo para que la sociedad se resista a admitir que una minoría de ciudadanos, representados por una minoría de diputados y senadores, decidan o tomen partido tan flagrantemente en función de las prebendas que consiguen para sus territorios. y este hecho se repite inexorablemente cada último trimestre del año.

Con esta argumentación pretendo poner de manifiesto que el sentido liberal de representación política queda supeditado por la representación nacionalista o territorial o lo que es lo mismo, prepondera el particularismo, en términos orteguianos, sobre el interés general de todos los españoles.

Y esto no es bueno, y no lo es, precisamente porque la mayoría de los españoles se sienten estafados. Sienten que fiscalmente son tratados en régimen de igualdad, pero a la hora de repartir la solidaridad exigible a todos y recogida como valor fundamental en nuestra Constitución se sustituye inmoralmente por el conchaveo político territorial. Este conchaveo lleva asociado el oscurantismo propio que se lleva a cabo en las negociaciones que los políticos no realizan en el foro destinado a ello, que son las Cortes, y lo peor de todo es que ningún partido, de los llamados mayoritarios, puede levantar la voz porque en su día igualmente necesitó o necesitará esos mismos apoyos.

Debe ser la ciudadanía la que clame por una reforma total de nuestro sistema político y concretamente de nuestro sistema electoral. España ha derivado, al albur de una más que sospechosa interpretación de nuestra Constitución, hacia un autonomismo que los españoles no han elegido, pero que peligrosamente están consintiendo. Pero aquí nos encontramos con otro escollo, artificialmente construido por las élites políticas, que es la participación ciudadana, el activismo político.

Los españoles padecemos, sin duda la peor clase política que se recuerda, por varios motivos, por el uso torticero de las instituciones políticas al servicio del Gobierno, por la sustitución casi definitiva de la iniciativa legislativa del Gobierno sobre las Cortes, pero sobre todo por la deriva nacionalista que la clase política ha realizado a espaldas de una ciudadanía apática, debido al creciente desapego que los ciudadanos sienten hacia sus representantes, lo que permite a estos últimos campar a sus anchas en sus decisiones, marcadas por su propio interés y no por aquello por lo que se supòne que juraron: proteger el abstracto interés general. Y la mejor plasmación de lo expuesto es el esperpento anual de la aprobación de los PGE.

martes, 13 de octubre de 2009

Fuerzas Armadas: orgullo patrio

Todos los años sucede lo mismo y el poso que queda del día de la Hispanidad es el chascarrillo político y el contrabando de favores. Este año se ha producido algo que me ha hecho pensar lo que piensan que es el poder.

Mientras la comitiva gubernamental hacía acto de presencia, los asistentes más cercanos abuchearon al Presidente del Gobierno y a la Vicepresidenta Primera. El hecho no es nuevo, pero ha salido a la luz pública el comentario que el mismo Presidente hizo del hecho y cómo el Alcalde de Madrid salía "en defensa" de los abucheadores.

El Presidente hacía referencia a la falta de respeto que suponía el abucheo presidencial mientras el Alcalde intentaba justificar que si bien el abucheo en sí era comprensible, no lo era en lo que él denomina "un acto de Estado", frente a lo que se podía considerar un "acto de Gobierno".

Pero resulta que el Alcalde confundió cuál era el acto de Estado y cuál el de gobierno. El desfile que estábamos presenciando no es un "acto de Estado" por varios motivos . El primero de ellos porque las FFAA tienen un responsable máximo operativo en la figura de su Ministra, miembro (no miembra) del Consejo de Ministros que él preside. El segundo motivo es que, si bien el Jefe del Estado, el Rey, es el Capitán General de los Ejércitos, resulta que lo es nominalmente, ya que todos los actos del Rey en materia militar requieren refrendo del Presidente.

El acto de Estado se estaba produciendo fuera de la tribuna. Los presentes en el acto estaban mandando un mensaje directo al Presidente. No estamos de acuerdo con tu gestión, y aprovecharon la única ocasión que tenían para hacérselo saber. En este sentido, el Alcalde no debía recordar que durante una manifestación en contra del terrorismo, dos manifestantes fueron identificados ideológicamente y se les detuvo por estar en actitud beligerante. A los familiares del incendio de Guadalajara, cuando increparon a la Vicepresidenta por la horrorosa gestión de la catástrofe ésta les sancionó administrativamente por alteración del orden público, pero cuando el PSOE organizó el día de reflexión de unas elecciones generales actos masivos de coacción a los militantes del partido en el Gobierno, cercando sus sedes, estaban en el legítimo uso de su derecho a la libertad de expresión.

Los dirigentes políticos, posiblemente por el largo tiempo que pasan a tanta distancia del pueblo que los elige, olvidan con demasiada frecuencia que el poder emana del pueblo, que es el pueblo el único soberano y portador del poder, de todos los poderes del Estado. Que el único "acto de Estado" de ese día fue precisamente el abucheo presidencial, y que todos los que se encontraban en esa especie de gasolinera llamada tribuna de personalidades, le deben al pueblo la posibilidad de ejercerlo por delegacion.

Definía Ortega la soberanía como la facultad de las últimas decisiones, el poder que crea y anula todos los otros poderes (Discurso de Ortega en el Congreso de los Diputados el 13 de mayo de 1932). Coincido con él al creer que la cesión temporal del ejercicio del poder no anula que el pueblo se prive de hacer saber a sus dirigentes, y especialmente al que tiene la más alta responsabilidad, quién es el soberano y por qué están ellos donde están.

Realmente con sus declaraciones todos los políticos presentes cometieron el eterno error de considerar al pueblo como la plebe a la que se le debe "pan y circo" mientras se les desprecia y anula, y en ese escenario los únicos que se mantuvieron firmes en toda la extensión del término, como siempre, fueron los militares, haciendo grande a España, aunando el orgullo colectivo alrededor de una bandera común, recordándonos que ellos, ajenos a la disputa política, velan por España y los españoles, están en su sitio, en el sitio que el soberano les ha puesto, y con una misión encomendada que están dispuestos a realizar por el único interés de España.

Realmente el día de ayer es el día de España, de recordar porqué somos un pueblo, qué nos identifica y qué nos une. Nuestras FFAA, nuestra bandera, nuestra patrona, un día clave en la Historia de España, en la Historia de todos los españoles, vascones y catalanes, gallegos y andaluces, castellanos y navarros. Y a nuestros políticos les faltó tiempo para destapar sus vergüenzas y el estrecho sentido de Estado que tienen.

martes, 6 de octubre de 2009

El Olimpismo como ejemplo de proyecto de promoción personal

He de decir que, cuando el pasado viernes, la delegación española presentó su proyecto de Olimpiada y Paraolimpiada para el año 2016, me sentí muy orgulloso de mi país, y en estos tiempos que corren hay pocos momentos en los que el orgullo patrio me envuelva.

Pero no voy a valorar ni el proyecto, ni la decisión del COI. Ya hay demasiados "expertos" opinando del tema y no creo que aporte nada. Sin embargo, me pregunto si el Alcalde, Ruiz Gallardón, ha utilizado su puesto, y la ciudad de Madrid para promocionar su propio proyecto personal. Y esta pregunta la hago sin malicia, simplemente como síntoma de la necesidad que tienen algunos políticos de anteponer sus proyectos políticos personales al interés real de sus representados utilizando como excusa precisamente que el interés de los ciudadanos pasa por ese un proyecto como el olímpico, y el caso madrileño no es más que un ejemplo de los muchos que se podrían poner (Alianza de Civilizaciones, socialismo populista, feminismo de boquilla, cultura con chequera...).

¿Por qué son tan importantes los Juegos en Madrid?¿Realmente Madrid necesita esos Juegos? Es cierto que los madrileños nos hemos sentido observados por todo el mundo y eso es motivo para presumir, pero ¿se puede permitir Madrid apostar por unos Juegos Olímpicos? ¿Por qué no se buscan reclamos permanentes para Madrid, como una Universidad de prestigio mundial, un centro de investigación que proporcione patentes y Premios nobel o un centro cultural referente en el mundo?Es decir, algo que permanezca más allá de las tres semanas que dura el evento. Dicho de otra forma ¿Qué han conseguido Montreal, Munich, Atlanta, Sidney o Pekín que no hubieran conseguido de otra forma?

Vaya por delante que, por lo que he podido conocer, el proyecto de Madrid era,con mucho, el mejor proyecto, pero también es cierto que Madrid es uno de los ayuntamientos más endeudados del mundo, precisamente porque el Alcalde ha forzado la máquina inversora para presentar una realidad más que un proyecto. No se ha conseguido, y el gasto ya se ha producido.

No digo que las inversiones no sean buenas para Madrid, lo que digo es si ese volumen de inversión se debía haber hecho en tan poco espacio de tiempo. Con dinero, la mayoría es capaz de hacer muchas cosas. El problema es que esas inversiones hay que pagarlas y Gallardón ha condenado a los madrileños a pagar su apuesta personal, a cambio de unas infraestructuras, evidentemente, pero que impiden y comprometen partidas de gasto operativo, que necesita pagar a corto plazo, y de ahí que se vea obligado a subir los tributos (impuestos y tasas) a los madrileños.

Madrid ha perdido, pero ¿Y Gallardón? En mi opinión, ha ganado porque ante la opinión pública ha defendido el mejor proyecto (también el más caro), ha conseguido aglutinar a todas las administraciones y a la Corona (lo que, dicho sea de paso ha sido la única vez en muchos años) y ha hecho aflorar un sentimiento patriótico, por otra parte muy necesario. Ha sido un escaparate perfecto para que fuera de Madrid, los españoles tengan una inmejorable opinión de su gestión, de cara a su previsible salto a la política nacional y su fracaso es consecuencia de los corrompidos miembros del COI. Por tanto, Madrid pierde, pero Gallardón gana. Volviendo a la pregunta inicial ¿No sería que las Oimpiadas, en el mejor de los casos, serían como la Pirámide que el faraón se construía, y en el peor de los casos una campaña de promoción de su persona?

No critico el intento del Alcalde, ni su ambición política, pero tengo mis reservas de si realmente ha pensado en los madrileños o éstos han sido la excusa perfecta para su proyecto personal.

Aplíquese el ejemplo para las iniciativas insensatas del Presidente del Gobierno. Los líderes políticos deben tener muy presente que sus iniciativas se financian con el dinero de todos, no con el suyo, y que el llamado interés general es un fin, no una excusa ni un medio para sus fines personales.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

La necesidad de un partido nacional que no existe

Son pocas las formaciones políticas que, a lo largo del periodo constitucional se han declarado nacionales. En los inicios allá en el s XVIII, los partidos no eran más que círculos pequeños de hombres poderosos en torno a un notable que se presentaba como líder de la formación. Más tarde, surgieron los partidos de masas, correlativos al movimiento obrero, que se configuraban como un agregador de intereses comunes, dentro de una misma ideología política, en los que los afiliados a los partidos se encargaban de canalizar esos intereses y, a través de sus aparatos burocráticos capilares por todo el territorio, distribuir el mensaje de los líderes, en función de los intereses del partido.

Más tarde, estos partidos, además de dirigirse a su electorado, decidieron emprender el convencimiento al resto de la población, es decir, trataban de incrementar el público objetivo, sin duda, facilitado por la igualación en términos intelectuales y sociales de las condiciones de vida de la mayor parte de la población. Es el fen´´omeno conocido como partidos atrapalotodo, catch-all party (refrerido al alectorado, no a lo que hoy se hace)

El desarrollo de los medios de comunicación masivos ha llevado a los partidos a evolucionar en tornoa la "democracia de audiencia", donde el papel del afiliado queda muy disminuida y el aparato del partido cierra sus poros para que sean los electores y no los afiliados los que pongan y quiten líderes, de forma que el aparato se convierte en valladar del líder. Ello supone un resguardo , pero perderá su condición en la medida que pierde elecciones, y supone a la vez la renuncia a la detección de nuevos talentos.

Esta evolución, sucintamente contada, de los partidos políticos en estados constitucionales, ha sido similar en todos sitios. La principal diferencia entre el sistema de partidos de España con el resto de Estados es, entre otras, que en España no existe un auténtico partido nacional.

El sistema autonómico español, único en el mundo, desarrollado al albur de las negociaciones de los partidos de izquierda con los partidos nacionalistas y de una más que discutible interpretación de la norma constitucional por parte del Tribunal en los últimos treinta años, no ha tenido el necesario contrapeso por parte de quien se debería haber erigido como un auténtico partido nacional.

El actual Partido Popular, antes Coalición Popular y antes Alianza Popular, se ha configurado, de facto, como un partido cuasifederal, en el que las burocracias territoriales se cierran en torno a sus intereses parciales y someten al líder a un constante aprisionamiento en la toma de decisiones. El líder ya no puede tomar decisiones políticas globales y empiezan a aparecer idiomas autonómicos, como se ha demostrado en las reformas estatuarias de Andalucía, Cataluña y Valencia.

A su vez, estos líderes o casi caciques autonómicos (pomposamente llamados barones), que eran propios de los partidos de izquierda (acordémonos de los famosos barones socialistas), resulta que aparecen por motivos propios en el Partido Popular, intentando asegurar su cuota de poder, a costa de perder una visión global de España.

Y no quiero decir, con esto que no sea necesario implementar políticas acordes al terreno político que se pisa, sino que éstas deben ser coherentes con una idea global de España. De ahí que no se entienda, más que en un marco totalmente autonómico del PP, que las reformas estatutarias consentidas o encabezadas por el PP lleven en sí mismas tantas contradicciones.

Hace años, el PP se jactaba de que podía dar el mismo mensaje en cualquier parte de España, a diferencia del resto de partidos. Hoy se constata que no hay nadie en el PP capaz de decir lo mismo fuera de su territorio, mientras el líder nacional queda secuestrado de quien le mantiene en su sitio. Una cárcel de oro si se quiere y cierta comodidad, además de anuencia, porque nadie está obligado a consentirlo, pero en cualquier caso, la izquierda española ha conseguido de nuevo torcer la voluntad de la sociedad española. España no quería ser autonómica, como lo demuestran todas las encuestas del CIS desde 1979, pero hoy lo es. La mayoría de los españoles se consideraban españoles antes que vascos, catalanes, andaluces o asturianos, pero España hoy es un aglomerado de estados nacionales, por mucho que me pese. Se necesitaba un fuerte contrapeso que aglutinara el sentir mayoritario de los españoles, y ese contrapeso debía ser el PP, pero este PP, que no quería ser autonómico, que no tiene esa vocación, hoy lo es.

martes, 22 de septiembre de 2009

El trasfuguismo político y la reforma electoral

Hoy se culmina el proceso de moción de censura en Benidorm, por el que el PSOE se convierte en equipo de gobierno en detrimento del PP. No es la primera vez que mediada la legislatura esta localidad alicantina cambia de alcalde como consecuencia de una moción de censura. Hace dieciocho años ocurrió también, pero de forma inversa y el entonces concejal, Eduardo Zaplana, se convirtió en Alcalde, y desde entonces el PP no ha dejado de gobernar Benidorm y la carrera personal de Zaplana se puede decir que cambió súbitamente, como todos sabemos. Tentador reclamo, sin duda.


PP y PSOE andan a la gresca sobre si es o no democrática esta moción o si se cumple o no esa pamema del pacto antitrasfuguismo, y la verdad es que el ridículo que hacen sendos dirigentes no puede ser más explícito, sobretodo porque ellos tienen la llave para que esto no vuelva a suceder.


La moción de censura es un mecanismo de control del cuerpo legislativo, elegido por el pueblo, sobre el ejecutivo, que a su vez se elige de forma indirecta a través de los representantes de los legislativos en las tres administraciones: generales, autonómicas y locales. Se trata de un mecanismo de control recogido en la Constitución; si es malo elimínese del texto, y si es bueno o recomendable no protesten cuando les perjudique.


Sin embargo, al cuerpo electoral se le suele quedar cara boba cuando la norma electoral les obliga a elegir entre candidaturas cerradas y bloqueadas, pero el escaño es "propiedad" del representante que, si decide dejar la formación política por la que se presentó, el escaño va con él. Ésta es una Ley Orgánica, que se puede modificar por mayoría absoluta del Congreso, luego ¿por qué en vez de firmar pactos que ellos mismos se encargan de no cumplir, no modifican la ley electoral? Simplemente por el estúpido argumento del "hoy por ti, mañana por mí". A las élites de los partidos les interesa tener el control de los integrantes en las listas electorales y no parece que deseen modificar la ley para incluir listas abiertas o parcialmente abiertas, y modificar la ley para que en caso de que un representante quiera dejar la formación, deje su escaño, supone quebar las bases sobre las que se asienta el sistema representativo y el miedo a introducir modificaciones en un ley sin modificar determinados criterios de proporcionalidad o tipos de listas, que la presión ciudadana les exigiría, impide que se inicie una inexcusable reforma de la Ley.


Por tanto, resulta pueril definir y firmar un pacto antitrasfuguismo que se resolvería por modificación de la Ley Electoral, LOREG; más infantil si cabe es que cuando no lo cumple ninguno de los firmantes encima se echen los trastos a la cabeza... ¿Pensarán estos politiquillos que somos tan tontos?


No es la primera vez que describo un sistema de listas parcialmente abiertas por el que el 10% de los cargos electos se elijan de forma abierta, lo que obligaría a los candidatos a darse a conocer y a que existan diferentes opciones de elección, mientras que el 90% restante sea una lista cerrada y bloqueada, pero elegible entre varias opciones por el cuerpo de afiliados del partido, de forma que esos escaños sería "propiedad" del partido y del representante, y en el caso de moción de censura, si el escaño es del grupo de representantes de lista abierta no podrían formar parte del nuevo ejecutivo, para el caso de administración local, y pasarían al Grupo Mixto. En el caso de los representantes de lista cerrada, si un representante avala la moción de censura en contra de su partido, éste debería cesar en su cargo de representante del partido.



De esta forma, se avanza en la democracia directa sin menoscabo del insoportable aumento del coste electoral que supondría una lista totalmente abierta y el papel de los afiliados de base ve incrementada su responsabilidad y los candidatos tendrían que convencer a sus bases y éstas ser lideradas con su consentimiento para aceder a los cargos electos.


Estas modificaciones no pueden ir solas. Pero resultaría incauto tratar en estas líneas de definir un nuevo procedimiento electoral, pero sí sirve para plantear el espíritu que debe guiar la reforma: limitar el control de las élites políticas sobre los candidatos electos, facilitar que nuevos políticos puedan acceder a los cargos públicos sin rendir la actual obligada pleitesía rindiendo únicamente ante los afiliados y asegurar que el voto del ciudadano realmente se corresponde con su elección y que el partido no pueda después modificar el sentido de la mayoría.


La pregunta clave es ¿quién le pone el cascabel al gato?

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Incoherencias de la política económica del Gobierno

Mientras que la Unión Europea toma medidas que incidan sobre el consumo y la inversión, con una bajada de tipos histórica y con una inflación contenida, los diferentes países de la alianza deben fomentar una política expansiva del mismo signo.
La principal herramienta que tienen los gobiernos es la fiscalidad, y por ello resulta incoherente intentar aumentar la renta neta disponible de empresas y familias para formentar el consumo y la inversión, lo que redundaría en creación de empleos a medio plazo y disminución de la destruccción de empleo neto a corto plazo, y por otro lado, a través de subidas de impuestos disminuir esa renta neta disponible.

Esa es la razón fundamental que esgrime el Partido Popular para bajar los impuestos, lo contrario de lo que quiere hacer este Gobierno: mezclar medidas expansivas con medidas contractivas.

A priori no veo mal que se aumente la fiscalidad de los ahorros, para que estos afloren en el mercado no financiero, pero hay familias que han tenido que vender sus viviendas para obtener liquidez y comprar viviendas más baratas, y a esas personas no se les puede aumentar los impuestos porque han obtenido plusvalías, ya que esas plusvalías son para subsistir.

Por otro lado, se está haciendo que las empresas desembolsen el IVA de las facturas que emiten, muchas de ellas sin haberlas cobrado, y a su vez siendo las Administraciones Públicas las principales deudoras de ese IVA que reclaman.

Sigue además este Gobierno sin reducir el gasto público, y pide esfuerzo solidarios quien no ha reducido la financiación a partidos políticos, sindicatos o televisiones públicas. Y lo pide quien tiene exención fiscal sobre el 75% de sus ingresos brutos. Así yo también soy solidario.

Resulta preocupante que condonemos una deuda externa con bolivia sin ningún tipo de garantías ni de facilidades para que las empresas españolas puedan invertir allí. Más allá de eso se les advierte de que tendrán que ser socios de un gobierno populista. Y mientras condonamos deuda externa sin garantías, mientras se subvencionan los partidos, sindicatos, televisiones, el cine español y ONG´s de dudosa acción social, se pide esfuerzo al pagano de siempre.

Pero lo peor de todo es que no se atisba ni un proyecto, ni un equipo capaz de sacarnos de esta situación rápidamente. Más al contrario solo contamos con el liderazgo de un incompetente en materia económica, como es el Presidente, rodeado de aduladores y grupos de presión, más preocupados por mantener su status que por flexibilizar sus posturas en materia de legislación laboral. Triste panorama: más impuestos solidarios, mientras algunos siguen despilfarrando con el dinero de los demás.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Arenas del Monte no quiere dejar de ser española

En Arenas del Monte, provincia de Barcelona, se ha realizado una consulta popular por la que su Ayuntamiento preguntaba a los vecinos si querían seguir siendo parte de España o querían renunciar a serlo.

El hecho en sí es ridículo por varios motivos, entre otros porque ni se le ha contado a los vecinos lo que suponen cada una de las opciones, ni existe un debate sobre cada opción, ni nadie ha defendido otra opción que la segregacionista, entre otras cosas porque eso sería dar carta de naturaleza a una consulta contra lex y contra natura.

Aún así, ha votado el 41% de los vecinos, que es lo mismo que decir que el 59% de los vecinos no lo han hecho, lo que permite pensar que ni en Arenas del Monte sus vecinos quieren dejar de ser españoles. El dato contrasta con la última encuesta de la Generalidad, realizada en julio de este año, por la que solo el 19% de la población catalana estaría a favor de una supuesta independencia, dato similar al mostrado cinco años antes, en octubre de 2004, dato no muy difundido por los medios e instituciones catalanes ni de ámbito nacional.

Y esto tiene que ver con la Razón, que es un rector de la acción humana que no puede ser atravesado por la ideología o por el Estado, por muy intervencionista que éste sea.

Sin embargo, sí me produce estupor y, no consigo acostumbrarme a él, que la citada consulta se realizó sobre un censo que incluía a los mayores de dieciséis años, y no a la mayoría de edad legal, como obligaría cualquier ley electoral del mundo, lo que da idea del grado de adoctrinamiento que esta ideología totalitaria despliega sobre los jóvenes. Y en estas tintas, la izquierda y la derecha nacionalista se encuentran. Puede más el cleavage nacionalista que el izquierda- derecha, y ello tiene que ver con una de las más antiguas bajezas del ser humano: el ansia de poder, consustancial al hombre desde posiciones hobbesianas, y siempre controlada por la Razón, como la ideología liberal siempre ha descrito.

Luego Razón y lucha por el poder se encuentran frente a frente. La Razón, sentido común para algunos y el menos común de los sentidos para otros, conduce el deseo de bienestar y felicidad, que reside en la permanencia en España. El egoísmo y la avaricia conducen las ansias de poder de unos pocos que lo único que poseen, en este caso, es más altavoces que los que no han querido hablar, y que promueven una imposible independencia que han visto en estos tiempos de indolencia y de mediocridad política un momento idóneo para alborozar infames propuestas cargadas de ataduras a la Razón. Pobres incautos. Gente mucho más preparada que estos paralíticos intelectuales sucumbieron a la Razón, aunque siempre existen personas dispuestas a lo imposible con tal de vivir, aunque sea a costa de la indecencia, de situaciones que si no existieran difícilmente disfrutarían del rol social que desempeñan.

En definitiva, Arenas del Monte no quiere dejar de ser española.

martes, 8 de septiembre de 2009

Sobre putas y botellones

Estos días estamos asistiendo a diferentes esfuerzos hipócritas de una sociedad decadente en valores y principios morales, que no sean el relativismo y el egoísmo, por aparentar progresismo. Las víctimas de esta escala de valores instaurada gracias a los esfuerzos de la izquierda desde el fin de la dictadura son, como es natural, los más débiles en términos intelectuales: los niños y jóvenes.

Desde la muerte de Franco, la izquierda ha asumido un papel de liderazgo indiscutible en lo que a moral se refiere, solo contrapuesta por la Iglesia, mientras la derecha española ha escondido cobardemente la cabeza para que no la relacionaran ni con la iglesia ni como sucesores del régimen anterior. Parece que tengamos que estar pidiendo perdón permanente por un régimen del que yo no me considero heredero simplemente porque defendamos valores que a lo largo de la Historia se han demostrado que ampliaban la libertad de las personas.

Por su parte, la izquierda ha sido capaz de que la sociedad española se impregne de unos principios que será muy difícil desterrar. El aborto es un ejemplo sangriento del que he escrito muchas veces, pero hay otros igualmente declarativos de esta sociedad decadente.

Las fiestas patronales se han convertido en el escaparate de una amalgama de comportamientos que explican en parte hacia dónde nos dirigimos. La mezcla de actos religiosos, políticos y de puro ocio delincuente llenan los programas de fiestas, más eroticofestivos que de confraternización de la comunidad, que se supone que es el objetivo por el que las Administraciones locales financian, con el dinero de los vecinos, unas fiestas en honor de algún Santo o Santa, que si levantaran la cabeza, le estarían dando collejas al Alcalde y al Párroco hasta que se fueran del pueblo.

Durante las fiestas patronales en España, el alcohol y sus consecuencias (reyertas, destrozos, acosos sexuales, comportamientos depravados) son los auténticos protagonistas. El Alcalde es el corresponsable de lo que en su municipio ocurra en las Fiestas patronales, pero no es el único.

Los padres de menores permiten que sus hijos durante esos días se conviertan en aprendices de delincuentes o alcohólicos, la Policía y Guardia Civil son los cómplices necesarios de esta degeneración social y la izquierda se frota las manos de ver cómo una fiesta, en su origen religiosa, se convierte en una oda al laicismo y al relativismo moral. A ver si no quién en este país tiene los redaños necesarios para prohibir el consumo de alcohol, o el control de su consumo en menores o los comportamientos indecorosos o el derecho de descanso de quien no puede o no quiere participar, etc, etc. Nadie se atreve, porque al día siguiente tendría que dejar de ser Alcalde. Eso es lo que está instaurado en nuestra sociedad.

No culpo a los alcaldes que al día siguiente no dimiten, porque entonces se quedaría España sin regidores, pero éstos deberían promover la comunicación con sus vecinos y sobretodo con aquéllos que son padres de menores. Eso es responsabilidad del Alcalde.

En el último caso de Pozuelo, el Alcalde no puede justificar que sólo dos de los delincuentes arrestados sean del pueblo: ¡ Vaya consuelo! ¿Quiere decir el Alcalde que los pozueleños son más decorosos que el resto? ¿Piensa hacer autocrítica o solo piensa cómo hacer para que no le salpique la salsa que él mismo ha cocinado?

Mientras, en Barcelona las putas campan a sus anchas. En Barcelona y en el resto de España. No sé porqué hay debate en Barcelona y no en el resto de poblaciones, porque haberlas haylas en toda España.

Me ha sorprendido mucho la postura de Esperanza Aguirre al declarar que se debería regular esta actividad: regular el delito no es una solución. Es simplemente inmoral. Querer cobrar impuestos de la prostitución es apetecible, pero indecoroso. Siguiendo ese argumento regulemos el tráfico de blancas, de drogas o de órganos, total, como han existido desde siempre... Si eso fuera la solución, ¿por qué entonces existe el contrabando de tabaco y el tráfico de marcas falsas?

La educación en otros valores, el desprestigio social y la acción conjunta del legislador, la policía y los Tribunales son y deben ser las herramientas para que estos comportamientos que siempre han exisitido y seguirán exisitiendo (como existe el crimen y el delito) sean socialemente repudiados, como lo es la violación, el asesinato o el terrorismo o como últimamente está siéndolo el correr demasiado con el coche o conducir bebido, lo que no significa que desaparezcan los conductores borrachos.

No es la comprensión ni la autocomplacencia, ni menos todavía una reivindicación feminista lo que debe guiar el debate sobre la prostitución, sino la libertad individual, la justicia y honor de las personas lo que se debe proteger. Esos comportamientos totalmente inmorales ya lo eran antes de Franco. No fue él quien deteminó esa condición, pero desde luego somos nosotros los que estamos permitiendo un nuevo significado a la palabra urbanidad. Los jóvenes ya están sufriendo en sus carnes las consecuencias del relativismo moral de sus padres.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Gripe A: un ejemplo de las ventajas de un estado descentralizado y no federal asimétrico

La gripe A está poniendo a prueba los mecanismos de coordinación entre el Ministerio de Sanidad (Administración General del Estado) y las diferentes Consejerías del mismo ramo en cada Comunidad Autónoma.

El Consejero Güemes, de la Comunidad de Madrid, pidió que las medidas tomadas a cabo por las Consejerías fueran las mismas en todos los territorios, con el fin de que no existieran diferencias en el trato al ciudadano en función de la Comunidad en la que se viva, aunque Navarra ya había empezado a actuar antes de la reunión de la Ministra con los Consejeros, lo que no auguraba nada positivo, y se podía entrar en una dinámica absurda de a ver quién era más displicente en la lucha contra la epidemia. Afortunadamente parece que todas las CCAA van a tomar las mismas medidas.

Esta necesidad ha puesto sobre la mesa la evidencia de que la Administración General del Estado (AGE) puede y debe pilotar la vertebración de España sin menoscabo de la descentralización administrativa de las CCAA, de forma que ahora serán las mesoadministraciones las encargadas de ejecutar las pautas marcadas desde el Ministerio, sin diferencias entre ciudadanos y sin absurdas comparaciones entre regiones. Y ha puesto de relieve algo más importante todavía, que existe una Admnistración General del Estado, que actúa y que consigue su objetivo de vertebración social y política, y que convive con diecisiete administraciones más sin menoscabo de la identidad territorial y sin perjuicio del trato al ciudadano que verá satisfechas mejor sus necesidades independientemente de donde resida.

Quienes argumentaban, como lo hacía Maragall, que España debía convertirse en un Estado federal asimétrico, que traducido significaba que los ciudadanos de unas regiones serían de primera y los de otras de segunda, tienen pocos argumentos para justificar las diferencias que se producen en materias que inexcusablemente debe ser competencia exclusiva del Estado: la política sanitaria sin duda es una de ellas, otras que igualmente deben serlo son educación, gestión de recursos naturales como costas, bosques, recursos fluviales y marítimos, mineros o energéticos, la política en materia de seguridad social o la investigación, entre otros.

Ello reclamaría una modificación del actual sistema de representación y mesogobiernos, pero no es posible que, desde la clase política se espere la iniciativa. Esta debe partir de la propia ciudadanía, que no olvidemos ostenta la soberanía, lo que implica que es fuente primaria de poder. Eso es democracia, el Gobierno del pueblo. El problema es determinar cuándo un pueblo es "mayor de edad" para tomar sus propias decisiones.

lunes, 31 de agosto de 2009

Nuevo curso político, viejos problemas y viejas recetas

Hoy comienza un nuevo curso político y la situación económica marca la agenda política de los diferentes partidos. El Gobierno ha decidido acometer una subida de impuestos sobre el capital para financiar, mejor dicho para subvencionar el paro.

Y es que solo existen dos salidas a la situación a la que nos ha llevado este Ejecutivo: o se recortan los gastos o se aumentan los ingresos del Estado. Es evidente que lo fácil es lo segundo y lo valiente y adecuado lo primero. El problema es que no es electoralmente rentable, y ya se sabe que este Presidente solo se mueve en términos electorales.

Mientras la clase media, ahora nuevos ricos por ganar más de ciencuenta mil euros brutos al año, pueda financiar sin rechistar las necesidades de la bolsa de votos del Gobierno, éste seguirá derrotando por el camino fácil.

Sin embargo, los grupos de presión amigos del Gobierno, como sindicatos, televisiones públicas o grupos afines como el cine, siguen con sus subvenciones escandalosas que lejos de reducirse o directamente eliminarse, se han incrementado. Ni que decir tiene que no pasa por la cabeza de ningún Ministro reducir su nivel de gasto, más al contrario, se trata de gastar más a costa de hipotecar un futuro cada vez más incierto.

La medida en sí es demoledora, porque penaliza el ahorro, y con esos fondos los bancos tienen que financiar la inversión privada. De esta forma, ni se aumenta el consumo ni la inversión, lo que alargará el ajuste a través del paro. Esa espiral es insostenible, y el resultado no puede ser otro que el cambio de Gobierno. Esto ya pasó en 1996, de ahí que diga que ante viejos problemas, viejas soluciones.

El mercado internacional ya ha situado las tasas de interés en los niveles adecuados para fomentar el consumo y la inversión, pero ante medidas expansivas de la UE, este Gobierno aplica medidas contractivas a través de la subida de impuestos y el aumento del gasto público, ya en el 10% del PIB y solo superado por la Administración Obama con el 11%, disminuyendo la renta neta disponible de las familias, que son las encargadas del consumo, y reduciendo los fondos con los que los bancos deben financiar la inversión de las empresas. Es decir, viejas situaciones, viejas recetas y resultado conocido.

miércoles, 29 de julio de 2009

Diálogo social: la pamema de los incompetentes



Conocida es mi aversión a la práctica que en España se hace del sindicalismo pero menos conocida es mi idéntica aversión al supuesto papel que la CEOE desempeña, por lo que resulta fácil adivinar que esto del diálogo social me parece una pamema de polítiquillo de segunda.

Ya desde la primera legislatura de Aznar, parece que se ha institucionalizado que el Gobierno no gobierne en materia de Trabajo y Seguridad Social, y que el sustituto sea una suerte de teatro de títeres que llaman diálogo social, por el que sindicatos CEOE y Gobierno llegan a "acuerdos" en estas materias, como si sindicatos y patronal fueran los representantes universales de trabajadores y empresarios. Teniendo en cuenta que ni autónomos ni autopatronos ni grandes corporaciones están representados y que en la mayoría de empresas de España, no existe representación sindical, que estos chupatintas amantes de la alfombra y el coche oficial se les dé categoría de representantes de todos los trabajadores y todos los empresarios resulta, como mínimo pomposo, y sin exagerar, estridente y carente de legitimidad.

El primer error consiste en considerar que existen dos intereses y además contrapuestos: los intereses de los pobres asalariados explotados por los intereses aviesos de los explotadores empresarios. Sin embargo, el interés es común y la negociación debería plantearse en términos de sindicatos + patronal frente al Gobierno. El problema es que eso políticamente no tiene sustento, pero la relación empresario trabajador debe ser de simbiosis y no de parasitismo. Esto no es un juego de suma cero (lo que se le da a uno se le quita al otro).

Otro problema es el de la legitimidad de las partes, ya que ni patronal ni sindicatos representan ni a la totalidad ni a la mayoría de colectivo que pretenden representar, y en ninguna parte aparece escrito que este "diálogo" deba producirse, o al menos no debería producirse más que con otro tipo de políticas, como educación, energía o, no digamos nada sobre aborto o justicia, por lo que parece lógico pensar que es la "foto" el objtivo de la negociación del Gobierno (de éste y de otros), mientras que estos dos sindicatos concretos reciben cuantiosísimas cantidades de dinero (que es el peaje a pagar para obtener su incondicionalidad), mientras que la patronal, auténtico ogro frente a la sociedad, recibe un estatus que no tendría en otros términos, además de ser actor obligado, sino la foto no sería completa.

A esto hay que añadir la oportunidad del momento: en plena crisis, con un Gobierno despilfarrador que viene de dejarse un montón de millones de euros en la negociación de la financiación autonómica. No es de extrañar que el margen económico de la negociación sea pírrico.

Y no es que no sea necesario emprender reformas estructurales, que es necesario y fundamental, como bien explicó hace poco Rajoy en los cursos de verano de la Complutense en San Lorenzo de el Escorial, y por supuesto que es necesario que el Gobierno pulse a la sociedad para conocer la situación y actuar, o sea gobernar, pero no se puede excluir a colectivos tan importantes como los autónomos y las microempresas de menos de siete trabajadores, que son muchísimas en España, y no tienen representación sindical (la mayoría de más de siete tampoco, ni los únicos sindicatos en España son CCOO y UGT). Y prefiero no entrar en los trabajadores sin contrato (un tercio del total), que directamente están a expensas del ciclo económico.

Por tanto, exijo al Gobierno que primero escuche a la representación real de los trabajadores y empresarios y después gobierne, a los sindicatos y patronal les exijo que se pongan de acuerdo en las propuestas de mejora a presentar al Gobierno, y a todos les pediría, por pudor, que hagan menos el ridículo, que se nos ve fuera de España, y tengan una mayor consideración a la inteligencia media de los trabajadores y empresarios.

Lo cierto es que los empresarios tienen problemas muy serios para competir con empresas de otros países porque los costes salariales, por un lado, y el impuesto a la producción por otro, restan competitividad frente a empresas de nuestro entorno. Y, por otro lado, el pagano de los erores del Gobierno y de la situación económica no puede ser el trabajador, porque éste tiene una doble función: trabaja y consume. Si le quitas el trabajo, ni aporta al erario, sino que detrae de él, ni consume, lo que afecta a otros empresarios y otros trabajadores.

Por tanto, se debe proteger la competitividad de las empresas únicas responsables de generar empleo, y los sindicatos hacen bien en proteger el empleo, pero muy mal en proteger el desempleo. Por tanto, la negociación no se debe plantear en términos de despido libre, sino de abaratar la contratación y reducir la fiscalidad de la producción, que es la más alta de nuestro entorno y causa principal de nuestra endémica tasa de paro, siempre superior al resto de países. Además, se debe trabajar en la mejora de la productividad de los trabajadores, por vía del reciclaje y la formación continua. Se deben mejorar las condiciones de trabajo, establecer nuevas formas de contratación a tiempo parcial y avanzar en el teletrabajo, para mejorar tanto la productividad y la competitividad como proteger a la auténtica unidad vertebradora de la sociedad: la familia.

martes, 21 de julio de 2009

Educación para la Ciudadanía: niños violadores y padres irresponsables

Los últimos casos que están descarnando a la sociedad española acerca de las violaciones entre menores reavivan la vieja controversia sobre la necesidad o no de modificar la Ley del Menor, sobretodo para determinados tipos de delitos. Sin embargo, y a raíz de los últimos acontecimientos y vista la inútil nueva disputa de PP y PSOE acerca de esta Ley, me hago las siguientes reflexiones:

La primera de ellas es mi sorpresa acerca de la nula responsabilidad de los padres sobre los actos de los hijos menores. Nadie ha reclamado la responsabilidad subsidiaria de unos padres que, por desgracia, han demostrado su incompetencia en la educación de sus hijos y creo que cabría exigir responsabilidades penales a estos padres. Y me refiero a los padres de los violadores, que han creído que saldrían indemnes de esta acción, como los padres de una niña disminuida psíquica que a altas horas de la madrugada campaba con nadie sabe quién.

La segunda reflexión hace referencia a la edad a la que se debe considerar a una persona responsable de sus actos. Nuestro ordenamiento jurídico, como en el Derecho comparado, es proclive a dictar fechas concretas, edades mínimas y plazos estrictos. En concreto, nuestro ordenamiento fija la edad legal para obrar a los dieciséis años y la edad mínima para exigir responsabilidades penales a los catorce. Hoy muchas personas reclaman rebajar esa edad a los doce, y yo creo que es un error, al igual que lo es establecerla a los catorce. Debe ser cada caso concreto el que sería necesario evaluar en función de si la persona menor es consciente o no de sus actos y sus consecuencias, sea cual sea su edad. Otro problema distinto será el tipo de pena a imponer a él o a sus responsables legales, que son sus padres, lo que enlazaría con mi reflexión anterior, si esa pena debe o no llevar impuesta una privación de libertad o no y cómo debe resarcirse de su delito.

La tercera reflexión, consecuencia de las dos anteriores, tiene que ver con el hecho de que si se exigen responsabilidades subsidiarias a los padres, éstos deben tener entonces la libertad de educación sobre sus hijos, incluyendo las medidas coactivas pertinentes, lo que incluye el castigo incluso físico, con las limitaciones propias de la protección de la salud y la dignidad de las personas, lo que incluiría el típico pescozón a tiempo y la exigencia de respeto a la autoridad progenitora. Esto no se encuentra en ningún manual de EpC y ningún político sería capaz de exigirlo aunque lo hagan en sus hogares.

Para ello, sería necesario recuperar el sentido de la responsabilidad de las personas de forma adecuada a sus edad, una revisión profunda de la escala de valores de una sociedad por la que dos personas de dieciséis años, un violador y una violada, el uno pasará algunos años en un centro de reclusión para menores y la otra podrá abortar sin ni siquiera contárselo a sus padres, y por último la recuperación de la jerarquía en la unidad familiar. Los padres deben tener esa responsabilidad y la libertad suficiente para poder ejercer su obligación de educar a sus hijos con responsabilidad y de acuerdo a sus creencias y el respeto a la Ley y a los demás.

El problema es que este esquema es frontalmente contrario a las tesis posmodernistas de control de la juventud por parte de la Nueva Izquierda, que considera estos casos como efectos colaterales y que, por tanto no requieren de actuación ad hoc, según hemos podido escuchar a la infausta Secretaria de Organización del PSOE, más preocupada por la bolsa de votos potenciales que supone el segmento de edad de los dieciséis años, nuevos votantes en las próximas elecciones, y siempre objeto de especial interés por parte del PSOE.

viernes, 10 de julio de 2009

UPyD: Un proyecto falto de solvencia política

Unión, Progreso y Democracia es una joven formación política que pretende emerger entre los posicionamientos ideológicos del PSOE y el PP, o eso dicen, pero lo cierto es que a este proyecto le faltan demasiados fundamentos políticos como para que pueda ser alternativa de Gobierno en ninguna Administración a corto y medio plazo, y debe concretar demasiados elementos imprescindibles, desde su fundamento ideológico hasta su estrategia política, lo que supone la revisión de su estructura organizativa y el grueso de sus principales dirigentes. Pero vamos a desgranarlo por partes.

El posicionamiento ideológico de UPyD, dicen ellos y así se transmite tanto en sus siglas como en su color corporativo, quiere estar entre los dos grandes partidos, a modo de bisagra para tener la libertad de pacto en cualquier Administración local, autonómica o nacional. Unión, por ser el cajón de sastre de todos los desencantados de los dos principales partidos, Progreso por el guiño que este partido le hace a los seguidores de la Nueva Izquierda, que es ahí donde este partido realmente se posiciona, en la izquierda política, y Democracia porque hoy ése parece ser el principal valor defendido por todos en Política, y en mi opinión, defender la Democracia es como defender el sistema métrico decimal: la igualdad, la libertad, derechos concretos sí pueden ser, y de hecho son, objeto de defensa, pero la Democracia no deja de ser la forma en la que se organiza el proceso de toma de decisiones políticas, de ahí que crea que se le da demasiada importancia a un mecanismo de organización de la decisión. El color magenta, mezcla de rojo y azul, es un elemento más oportunista que propio y responde a la necesidad de buscar apoyos en un mayor espectro de votantes que el natural de los desencantados del PSOE, y de esta forma atraer a los desencantados del PP: el problema es que los segundos no se sentirán representados por los posicionamientos ideológicos de Rosa Díez y una vez pasado el "rebote" inicial, el votante se dará cuenta de que sus planteamientos ideológicos, que todo el mundo tiene, no caben en una formación de izquierda clásica: mayor intervención del Estado e igualitarismo en los resultados y no en las oportunidades.

Hoy, cuando todavía no han pasado tres años desde su fundación, UPyD ha cambiado sus Estatutos nada menos que para redefinir su esencia política: abogan por una España unida, progresista y laica. Abogar por una España unida es suponer que no lo está y eso no es cierto, que sea progresista es "obligar" a los españoles a una forma de pensamiento preestablecido y no dejar al español decidir su forma de pensar (en la línea de la izquierda clásica) y que sea laica es un clásico anhelo de la izquierda. Insisto en que España, institucionalmente debe ser laica, pero no los españoles que serán lo que quieran ser, pero UPyD identifica el Estado con España, otra vez en la línea del pensamiento de izquierda clásico.

Sí coinciden UPyD y PP en denunciar que la deriva autonomista que se ha hecho en España debido fundamentalmente a los periodos de debilidad en el Gobierno central, ha provocado diferencias esenciales entre los españoles que ven cómo se está imponiendo un sistema dual de ciudadanos de primera, con una capacidad de decisión y ciudadanos de segunda con otro nivel de decisión diferente. Pero esta coincidencia, como muchas otras, no supone identificación de valores, sino coincidencia coyuntral. ¿Existiría UPyD si Rosa Díez hubiera sido elegida Secretaria General del PSOE?

A esta debacle ideológica coadyuva que UPyD es un partido de "desencantados" y no de seguidores convencidos, y esto resulta difícil de gestionar. Si bien reconozco que Rosa es una política "de raza", también hemos de convenir que una cosa es predicar y otra dar trigo: muy democrático no parece que sea el funcionamiento interno del partido. El problema es que además no lo puede ser. Es decir, en estos momentos las decisiones deben ser centralizadas, como debe serlo el mensaje, en este caso alrededor de una persona con gran capacidad de liderazgo, pero claro, como el partido se declara demócrata, sus responsables piensan que cualquiera puede tomar decisiones y así no funcionan las llamadas "start up", y este partido todavía está en esa prefase política.

Animo a Rosa y al resto de integrantes a seguir en su empeño, pero también llamo la atención de los "desencantados" del PP: Rosa Díez no es la solución, se convertiría antes o después en parte del problema.

lunes, 6 de julio de 2009

Ponga un gay en su vida


Esta semana pasada ha sido la semana "del orgullo gay", en la que unos individuos, individuas o como se quieran llamar han paseado su pluma por Madrid. Todos están de acuerdo que la fiesta no es reivindicativa porque en España ya no hay nada que reivindicar, y se trata de una fiesta de concienciación y recuerdo por aquéllos perseguidos en otros países donde el homosexual es literalmente un delincuente.

Resulta curiosa la forma en la que los gays que participan del evento reclaman derechos para los perseguidos: en carroza, con mucha música, drogas, alcohol y sexo. A mí se me ocurre alguna otra forma de reivindicar derechos para otros de mi misma condición que están perseguidos, pero a quién le amarga una fiesta si además está pagada por todos los madrileños.

Es igual de evidente que no todos los homosexuales sienten simpatía por ese estrambote, más propio de la década hippie que de una auténtica reivindicación del siglo XXI, y desde luego no pareció que hubiese recuerdo alguno para los perseguidos en otros países. Por tanto, podemos concluir que es más una excusa para divertirse a costa del erario que de reivindicar derechos. Se trata, pues, de un lobby objeto de especial protección por parte del político débil que necesita contentar a todos sea cual sea el motivo del lobby para que quede contento.

Esto me lleva a preguntarme si una formación política debe o no tener una posición determinada ante el hecho homosexual. Algunos políticos, con sus acciones y declaraciones creen que sí; la prueba la tenemos en el Alcalde de Madrid. También Mariano Rajoy en el programa "Tengo una pregunta para usted" comentó que si su hijo fuera homosexual lo querría igualmente.

En el segundo ejemplo yo habría respondido con otra pregunta ¿Querría usted a su hijo si fuera obeso? Y es que la condición sexual de las personas debe importar a los políticos lo mismo que el peso, color de pelo o número de dientes que tienen los ciudadanos. Si la sexualidad de una persona se vive según el respeto a los derechos de los demás, no creo que ninguna administración tenga que venir a discriminar positivamente a nadie. ¿Se imagina alguien una cabalgata de gordos reclamando mayor espacio en los medios de transporte o en la anchura de puertas, o de altos, o de bajitos, o de ciegos, o de pelirrojos, o de mellados, o de tullidos? Desde luego tendrían, al menos, los mismos motivos para reivindicar sus derechos.

El problema reside en la poca fiabilidad que algunos políticos tienen de sus propias convicciones. Si el Alcalde de Madrid confiara más en la persona y la respetara totalmente no necesitaría estar permanentemente justificando su aprobación del hecho homosexual. Eso faltaba, que no lo hiciera. Igual ocurre con la condición de mujer, por la que todos los políticos corren a ver quién es más feminista, o de ayuda al inmigrante, a ver quién es más tolerante. Estupideces.

El homosexual, la mujer, el inmigrante, el gordo, el bajito y el tullido son personas y como a tales hay que tratarlos, y no sería necesaria ninguna reivindicación ni discriminación positiva ni tontería semejante, que nada le cuesta al político y sí mucho al contribuyente, si las administraciones nos tratarran a todos como personas. Y el gordo debe tener protegido su derecho al libre acceso a los medios de transporte como cualquier otro, y la mujer derecho a trabajar como cualquier otro y el homosexual a serlo como yo a no serlo, y por ello no soy ni menos tolerante, ni menos feminista ni sandeces similares.

Sí hay mucho interés económico por parte de algunos que viven muy bien haciendo gala de su homosexualidad y como único mérito el haberlo publicado, y mucho político débil que piensa que de esta forma es políticamente correcto, y en lo que se convierte es en un ser profundamente injusto. Y esto es peor en aquéllos que además se declaran liberales y defensores de los derechos individuales. Algo menos de oportunidad politica y algo más de repaso de sus propias convicciones es lo que le hace falta a algunos ilustres políticos de esta España nuestra.


jueves, 2 de julio de 2009

Otra Semana Trágica en Cataluña

Fue la última semana de julio de 1909 cuando los anarcosindicalistas, con la excusa de protestar contra el envío de tropas de reemplazo a África, y de buenas a primeras, empezaron a incendiar cualquier edificio que "oliera" a católico. Empezaron por los colegios Maristas y siguieron con 13 iglesias, 44 conventos y monasterios, matando monjas, curas, frailes, y todo por lo la misma razón de siempre desde que existe la izquierda: el control de la educación.La izquierda republicana de la época deseaba una educación laica y mixta. Hoy eso está conseguido y amortizado.

El anarquista de entonces, Ferrer Guardia (pájaro millonario pesudoprogre de la época, que ya controlaba los medios de comunicación), fue ejecutado por la instigación y elevado a los altares de los mártires de la causa de la izquierda, y cien años más tarde, los catalanes de izquierda han asesinado a toda España culturalmente, nuevamente previo control de los medios de comunicación (el esquema es siempre el mismo).

Hoy, el español, la lengua española, la lengua de todos los españoles, la lengua que tenemos la obligación de conocer y el derecho a usar, está más protegida en Nueva Zelanda que en España. Somos el único país del mundo y es la primera vez en la Historia de la Humanidad en la que el idioma de un país está negado por Ley. Sus ciudadanos no tienen derecho a usarlo, sus ciudadanos serán perseguidos si intentan rotular sus comercios en español, si intentan dar sus clases en español, si se dirigen desde la Administración en español, pero esdo no será necesario porque dentro de pocas generaciones, nadie conocerá el español en Cataluña y por tante nadie tendrñá lña percepción de que su derecho es conculcado.

Y el objetivo no es, como torpemente creen algunos a primera vista, el principio de la independencia y la protección a un signo de identidad nacional, sino en primera instancia, el control de la educación. Esta Ley de Educación Catalana, como siempre hace la izquierda, eleva a rango de Ley una estrafalaria norma, pero que tiene otro objetivo, éste menos explicitable: el control de la educación en Cataluña por parte de la izquierda.

Aquéllo que siempre criticó la izquierda de la Iglesia Católica es precisamente el objetivo prioritario: controlar la Educación, controlar a los jóvenes. Esta Ley deja al Gobierno catalán libertad absoluta para establecer el currículo educativo. Adiós a la igualdad de los españoles. España estudiará Historia, y los catalanes inventarán la Historia que quieran enseñar a sus jóvenes. Ese fomento del odio hacia lo español (hay que recordar que los catalanes de izquierda siempre se han quejado de que desde el Centro de España se ha fomentado el odio hacia Cataluña), es el segundo objetivo, precisamente cuando se generalice el odio hacia lo español, cuando no conozcan el español, cuando el caldo de cultivo sea el idóneo (previo saqueo del erario español a través de financiación privilegiada), entonces será el momento, por las buenas y si no por las malas, como está acostumbrado a hacerlo la izquierda, como ya hizo hace cien años, será el momento de la independencia: Cataluña, el primer estado de pensamiento único de izquierda del mundo.

El anticlericalismo ya no es bandera, ésa ya está conseguida. Ahora queda el nacionalismo revestida de derecho colectivo de identidad que se conseguirá a base del dinero del resto de los españoles y con la aquiescencia del resto de la izquierda española. pero eso no parece importar mucho al resto de clase política, miope e incomptente, más preocupada por el futuro personal de algunos de sus líderes, que por el futuro de España: ¡ Si Ortega, Cánovas, Maura, Dato... levantaran la cabeza...!