viernes, 10 de julio de 2009

UPyD: Un proyecto falto de solvencia política

Unión, Progreso y Democracia es una joven formación política que pretende emerger entre los posicionamientos ideológicos del PSOE y el PP, o eso dicen, pero lo cierto es que a este proyecto le faltan demasiados fundamentos políticos como para que pueda ser alternativa de Gobierno en ninguna Administración a corto y medio plazo, y debe concretar demasiados elementos imprescindibles, desde su fundamento ideológico hasta su estrategia política, lo que supone la revisión de su estructura organizativa y el grueso de sus principales dirigentes. Pero vamos a desgranarlo por partes.

El posicionamiento ideológico de UPyD, dicen ellos y así se transmite tanto en sus siglas como en su color corporativo, quiere estar entre los dos grandes partidos, a modo de bisagra para tener la libertad de pacto en cualquier Administración local, autonómica o nacional. Unión, por ser el cajón de sastre de todos los desencantados de los dos principales partidos, Progreso por el guiño que este partido le hace a los seguidores de la Nueva Izquierda, que es ahí donde este partido realmente se posiciona, en la izquierda política, y Democracia porque hoy ése parece ser el principal valor defendido por todos en Política, y en mi opinión, defender la Democracia es como defender el sistema métrico decimal: la igualdad, la libertad, derechos concretos sí pueden ser, y de hecho son, objeto de defensa, pero la Democracia no deja de ser la forma en la que se organiza el proceso de toma de decisiones políticas, de ahí que crea que se le da demasiada importancia a un mecanismo de organización de la decisión. El color magenta, mezcla de rojo y azul, es un elemento más oportunista que propio y responde a la necesidad de buscar apoyos en un mayor espectro de votantes que el natural de los desencantados del PSOE, y de esta forma atraer a los desencantados del PP: el problema es que los segundos no se sentirán representados por los posicionamientos ideológicos de Rosa Díez y una vez pasado el "rebote" inicial, el votante se dará cuenta de que sus planteamientos ideológicos, que todo el mundo tiene, no caben en una formación de izquierda clásica: mayor intervención del Estado e igualitarismo en los resultados y no en las oportunidades.

Hoy, cuando todavía no han pasado tres años desde su fundación, UPyD ha cambiado sus Estatutos nada menos que para redefinir su esencia política: abogan por una España unida, progresista y laica. Abogar por una España unida es suponer que no lo está y eso no es cierto, que sea progresista es "obligar" a los españoles a una forma de pensamiento preestablecido y no dejar al español decidir su forma de pensar (en la línea de la izquierda clásica) y que sea laica es un clásico anhelo de la izquierda. Insisto en que España, institucionalmente debe ser laica, pero no los españoles que serán lo que quieran ser, pero UPyD identifica el Estado con España, otra vez en la línea del pensamiento de izquierda clásico.

Sí coinciden UPyD y PP en denunciar que la deriva autonomista que se ha hecho en España debido fundamentalmente a los periodos de debilidad en el Gobierno central, ha provocado diferencias esenciales entre los españoles que ven cómo se está imponiendo un sistema dual de ciudadanos de primera, con una capacidad de decisión y ciudadanos de segunda con otro nivel de decisión diferente. Pero esta coincidencia, como muchas otras, no supone identificación de valores, sino coincidencia coyuntral. ¿Existiría UPyD si Rosa Díez hubiera sido elegida Secretaria General del PSOE?

A esta debacle ideológica coadyuva que UPyD es un partido de "desencantados" y no de seguidores convencidos, y esto resulta difícil de gestionar. Si bien reconozco que Rosa es una política "de raza", también hemos de convenir que una cosa es predicar y otra dar trigo: muy democrático no parece que sea el funcionamiento interno del partido. El problema es que además no lo puede ser. Es decir, en estos momentos las decisiones deben ser centralizadas, como debe serlo el mensaje, en este caso alrededor de una persona con gran capacidad de liderazgo, pero claro, como el partido se declara demócrata, sus responsables piensan que cualquiera puede tomar decisiones y así no funcionan las llamadas "start up", y este partido todavía está en esa prefase política.

Animo a Rosa y al resto de integrantes a seguir en su empeño, pero también llamo la atención de los "desencantados" del PP: Rosa Díez no es la solución, se convertiría antes o después en parte del problema.

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