martes, 27 de octubre de 2009

Sabino Fernández Campo: por España o por la Monarquía

Ha muerto un gran hombre de Estado, posiblemente uno de los últimos que quedan. De formación y espíritu militar, Sabino imprimió a su actuación política los principios propios del carácter militar: disciplina, respeto a la jerarquía, honor y rectitud en los principios morales. Todos ellos, por desgracia, no los solemos encontrar en la misma persona, pero en Sabino sí se daban y durante toda su vida supo guardar y defender esos valores aun a costa de su permanencia en los resortes del poder.

Mucho se ha hablado y más se ha escrito acerca del papel que jugó Sabino Fernández Campo durante el fallido golpe de estdo del 23 de febrero de 1981, y mucho se ha destacado el papel que la Corona en general y el Rey y el Jefe de su Casa, Sabino, hicieron en aquellos momentos y, si bien el resultado es de todos conocido, aún me pregunto si el papel que ambos jugaron lo hicieron por el bien de España o por el bien de la Monarquía, que no es lo mismo, ¿o sí?

El golpe de estado a través de pronunciamientos militares no fue un hecho aislado en España y también ocurrió en otros países, como Grecia o Portugal y, sin defender a los golpistas, en su intención se encontraba proteger a España tanto del socialismo federativo como del nacionalismo excluyente y separatista. El PSOE que previsiblemente gobernaría en breve, tras la insolvencia política de UCD, tenía un discurso que venía a continuar lo que ya proclamaba el PSOE de los años anteriores a la guera civil y tan solo, aunque no es poco, desmarcándose del carácter marxista surgido del Congreso de Suresnes en 1974.

Parte del Ejército se arrogó la misión de proteger España, su unidad y permanencia, y lo hizo como solo los militares pueden hacerlo cuando deciden no seguir la escala de mando. En esa acción, también peligraba la Corona, existía el riesgo de volver a épocas pasadas en las que los militares gobernaban, y el Rey hizo lo que tenía que hacer para asegurar la permanencia de la Monarquía en España y no hacer lo que obligaron a hacer a su abuelo, Alfonso XIII, saliendo de puntillas por Cartagena, dejando España en manos de republicanos, socialistas y militares.

Desconozco los entresijos de aquellos momentos, pero la labor de Sabino Fernández Campo, no era la de defender a España, sino la de defender a su jefe, al Jefe del Estado. Y eso era bueno para España, porque alrededor de la Monarquía el pueblo español encontró un icono con el que identificarse como español.

Hoy de aquello permanece esa realidad de considerar a la Monarquía el contrapeso necesario para las amenazas que pueden suponer las debilidades de los gobiernos socialistas en sus cesiones a las pretensiones nacionalistas para mantenerse los primeros en el poder y para que los segundos sigan cocinando a fuego lento a una sociedad adormecida a la que se le planteará en el momento oportuno la obvia necesidad de que las regiones se independicen.

Esa amenaza, cierta e inexorable, tiene hoy en la Monarquía su principal contrapeso y la Casa Real lo sabe, conoce esa amenaza que desde principios del siglo pasado se cierne sobre España, por mucho que republicanos como Azaña, socialistas como González o ... como Zapatero piensen que el objetivo de estas regiones es el autogobierno dentro de un mismo Estado español.

El ejército también lo sabe, y lo han sabido diferentes partidos políticos a lo largo de nuestra Historia reciente, y es en esa lucha de fuerzas donde, por ahora, la resultante sigue asegurando la permanencia de España, pero esas fuerzas que tiran desde algunas regiones no dejan de hacerlo, ni dejarán de hacerlo.

El trabajo que tan magníficamente realizó Sabino Fernández Campo debe continuar, con todos los contrapesos. La Casa Real lo hace, el Ejército lo hace, el PP lo hace,...

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