martes, 6 de octubre de 2009

El Olimpismo como ejemplo de proyecto de promoción personal

He de decir que, cuando el pasado viernes, la delegación española presentó su proyecto de Olimpiada y Paraolimpiada para el año 2016, me sentí muy orgulloso de mi país, y en estos tiempos que corren hay pocos momentos en los que el orgullo patrio me envuelva.

Pero no voy a valorar ni el proyecto, ni la decisión del COI. Ya hay demasiados "expertos" opinando del tema y no creo que aporte nada. Sin embargo, me pregunto si el Alcalde, Ruiz Gallardón, ha utilizado su puesto, y la ciudad de Madrid para promocionar su propio proyecto personal. Y esta pregunta la hago sin malicia, simplemente como síntoma de la necesidad que tienen algunos políticos de anteponer sus proyectos políticos personales al interés real de sus representados utilizando como excusa precisamente que el interés de los ciudadanos pasa por ese un proyecto como el olímpico, y el caso madrileño no es más que un ejemplo de los muchos que se podrían poner (Alianza de Civilizaciones, socialismo populista, feminismo de boquilla, cultura con chequera...).

¿Por qué son tan importantes los Juegos en Madrid?¿Realmente Madrid necesita esos Juegos? Es cierto que los madrileños nos hemos sentido observados por todo el mundo y eso es motivo para presumir, pero ¿se puede permitir Madrid apostar por unos Juegos Olímpicos? ¿Por qué no se buscan reclamos permanentes para Madrid, como una Universidad de prestigio mundial, un centro de investigación que proporcione patentes y Premios nobel o un centro cultural referente en el mundo?Es decir, algo que permanezca más allá de las tres semanas que dura el evento. Dicho de otra forma ¿Qué han conseguido Montreal, Munich, Atlanta, Sidney o Pekín que no hubieran conseguido de otra forma?

Vaya por delante que, por lo que he podido conocer, el proyecto de Madrid era,con mucho, el mejor proyecto, pero también es cierto que Madrid es uno de los ayuntamientos más endeudados del mundo, precisamente porque el Alcalde ha forzado la máquina inversora para presentar una realidad más que un proyecto. No se ha conseguido, y el gasto ya se ha producido.

No digo que las inversiones no sean buenas para Madrid, lo que digo es si ese volumen de inversión se debía haber hecho en tan poco espacio de tiempo. Con dinero, la mayoría es capaz de hacer muchas cosas. El problema es que esas inversiones hay que pagarlas y Gallardón ha condenado a los madrileños a pagar su apuesta personal, a cambio de unas infraestructuras, evidentemente, pero que impiden y comprometen partidas de gasto operativo, que necesita pagar a corto plazo, y de ahí que se vea obligado a subir los tributos (impuestos y tasas) a los madrileños.

Madrid ha perdido, pero ¿Y Gallardón? En mi opinión, ha ganado porque ante la opinión pública ha defendido el mejor proyecto (también el más caro), ha conseguido aglutinar a todas las administraciones y a la Corona (lo que, dicho sea de paso ha sido la única vez en muchos años) y ha hecho aflorar un sentimiento patriótico, por otra parte muy necesario. Ha sido un escaparate perfecto para que fuera de Madrid, los españoles tengan una inmejorable opinión de su gestión, de cara a su previsible salto a la política nacional y su fracaso es consecuencia de los corrompidos miembros del COI. Por tanto, Madrid pierde, pero Gallardón gana. Volviendo a la pregunta inicial ¿No sería que las Oimpiadas, en el mejor de los casos, serían como la Pirámide que el faraón se construía, y en el peor de los casos una campaña de promoción de su persona?

No critico el intento del Alcalde, ni su ambición política, pero tengo mis reservas de si realmente ha pensado en los madrileños o éstos han sido la excusa perfecta para su proyecto personal.

Aplíquese el ejemplo para las iniciativas insensatas del Presidente del Gobierno. Los líderes políticos deben tener muy presente que sus iniciativas se financian con el dinero de todos, no con el suyo, y que el llamado interés general es un fin, no una excusa ni un medio para sus fines personales.

1 comentario:

Francisco dijo...

Tú tienes una corazonada y yo certezas; certeza de que ayer me gasté (nos gastamos) ¿cuánto? 300.000 o quizás 400.000 euros en tu corazonada de Cibeles; certeza de que ayer compraste a 500.000 madrileños con Bisbal no porque tengamos corazonadas sino certezas, pero a nosotros nadie nos pregunta; certeza de que los polideportivos ya no son públicos son de empresas (gestionadoras), certeza de que nos subió el impuesto de vado un 200%; certeza de que antes pagábamos la basura en el IBI y ahora además la pagamos aparte. Certeza de que cualquier dia buscarán en nuestra basura y si algún niño o mayor no tiró la basura en su lugar nos obsequiarás con lo que realmente funciona bien en Madrid (la recaudación).

Certeza de que tenemos los barrios periféricos plagados de parquímetros; de que los presupuestos para las ayudas a mayores están al mínimo, certeza de que prometiste x kilómetros de carril bici y los estás metiendo todos en la Casa de Campo (de seguir así la urbanizas entera). Certeza de que está todo plagado de radares (eso sí que funcionan a la perfección), los fijos y los que se esconden como bandoleros del siglo 18 en los caminos; certeza de que cerca de los hospitales ya te puedes estar muriendo que pagar pagas al gorrilla o al parquímetro.

Certeza de que los barrios del centro están más limpios que el mío, certeza de que lo único que te interesa es entrar en los libros de historia (como Carlos III) por el de la M-30 y las olimpiadas (cueste lo que nos cueste a los madrileños), de que te gastas en publicidad una millonada en vez de darnos servicios, certeza de que tienes abarrotado el Ayuntamiento con cargos de confianza (o del partido).

En fin, que no encuentro nada que facilite mi vida desde que apareciste en mi triste vida de contribuyente. Gracias por tus corazonadas y tus alardes de faraón, tus promesas, tus carteles-anuncios de Madrid y que nos cuentes que Madrid es la mejor, la más bonita (la más bonita obra civil del mundo), somos los mejores (contribuyentes).