miércoles, 2 de septiembre de 2009

Gripe A: un ejemplo de las ventajas de un estado descentralizado y no federal asimétrico

La gripe A está poniendo a prueba los mecanismos de coordinación entre el Ministerio de Sanidad (Administración General del Estado) y las diferentes Consejerías del mismo ramo en cada Comunidad Autónoma.

El Consejero Güemes, de la Comunidad de Madrid, pidió que las medidas tomadas a cabo por las Consejerías fueran las mismas en todos los territorios, con el fin de que no existieran diferencias en el trato al ciudadano en función de la Comunidad en la que se viva, aunque Navarra ya había empezado a actuar antes de la reunión de la Ministra con los Consejeros, lo que no auguraba nada positivo, y se podía entrar en una dinámica absurda de a ver quién era más displicente en la lucha contra la epidemia. Afortunadamente parece que todas las CCAA van a tomar las mismas medidas.

Esta necesidad ha puesto sobre la mesa la evidencia de que la Administración General del Estado (AGE) puede y debe pilotar la vertebración de España sin menoscabo de la descentralización administrativa de las CCAA, de forma que ahora serán las mesoadministraciones las encargadas de ejecutar las pautas marcadas desde el Ministerio, sin diferencias entre ciudadanos y sin absurdas comparaciones entre regiones. Y ha puesto de relieve algo más importante todavía, que existe una Admnistración General del Estado, que actúa y que consigue su objetivo de vertebración social y política, y que convive con diecisiete administraciones más sin menoscabo de la identidad territorial y sin perjuicio del trato al ciudadano que verá satisfechas mejor sus necesidades independientemente de donde resida.

Quienes argumentaban, como lo hacía Maragall, que España debía convertirse en un Estado federal asimétrico, que traducido significaba que los ciudadanos de unas regiones serían de primera y los de otras de segunda, tienen pocos argumentos para justificar las diferencias que se producen en materias que inexcusablemente debe ser competencia exclusiva del Estado: la política sanitaria sin duda es una de ellas, otras que igualmente deben serlo son educación, gestión de recursos naturales como costas, bosques, recursos fluviales y marítimos, mineros o energéticos, la política en materia de seguridad social o la investigación, entre otros.

Ello reclamaría una modificación del actual sistema de representación y mesogobiernos, pero no es posible que, desde la clase política se espere la iniciativa. Esta debe partir de la propia ciudadanía, que no olvidemos ostenta la soberanía, lo que implica que es fuente primaria de poder. Eso es democracia, el Gobierno del pueblo. El problema es determinar cuándo un pueblo es "mayor de edad" para tomar sus propias decisiones.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Las diferencias las crean los ciudadanos al votar. Esa claro que si en Urgencias en Cataluña te dan receta y en Madrid no, es simplemente responsabilidad de los ciudadanos, que libremente deiden cada 4 años si quieren que su dinero vaya a la Sanidad pública de su región o al Correa de turno.