miércoles, 30 de julio de 2008

Derecho al honor frente a la libertad de expresión: Independencia Judicial

Al periodista Jiménez Losantos, le están sentenciado por las diversas demandas interpuestas por políticos y otros periodistas que ven conculcado su derecho al honor.

En otro orden de cosas, la hermana de la Princesa de Asturias, apelando al derecho a la intimidad ha denunciado, esta vez sin éxito, a la mayoría de medios para preservar este derecho frente al de la libertad de prensa.

Hace meses, los mismos Príncipes de Asturias, hicieron algo similar frente a la publicación El Jueves.

Continuamente vemos cómo los jueces deben priorizar situaciones en las que diferentes derechos pueden limitarse entre sí, prevaleciendo en cada caso uno u otro en función de lo que un juez establezca.

No voy a ser yo quien cuestione si Losantos es o no culpable, aunque tenga mi opinión, o si Telma Ortiz tiene o no razón. Eso ni importa ni es relevante en este blog. Pero me parece oportuno comentar cómo los derechos sí tienen límites. Éstos se encuentran en los derechos de los demás y en la Ley, como acertadamente indica nuestra Constitución.

Y el hecho me parece relevante porque muchos piensan que el ejercicio de un derecho es universal e ilimitado, por muy fundamental que éste sea. Por ejemplo, el derecho de huelga permanentemente conculca otros derechos fundamentales de otras personas, como el de libre circulación, el derecho al trabajo, o a recibir educación, por poner algunos ejemplos ya comentados en este rincón.

De ahí la necesidad de que exista un poder judicial totalmente independiente del resto de poderes del Estado y los grupos de presión. Porque es la única garantía de que la arbitrariedad de las decisiones judiciales no se producirá por elementos exógenos al caso en cuestión.

Algunos podrían pensar que, las sentencias en contra de Losantos son fruto de la revancha de cierto grupo de opinión y que la sentencia en contra de Telma Ortiz supone un afianzamiento de los medios frente a una ciudadana particular y a nadie se le pasa por la imaginación que un Juez no diera la razón a los Príncipes de Asturias. Y esa duda sobre la Justicia en España siempre existirá, mientras los Jueces y Magistrados no sean independientes y sujetos únicamente al Derecho.

Mientras esto no se produzca, y el principal déficit de confianza, que no el único, se sitúa en el nombramiento de los Magistrados de los principales Tribunales, los ciudadanos nunca podremos esperar de la Justicia la imparcialidad que se le supone a la acción de Jueces y Fiscales.

Así, casos como el de De Juana, Farruquito, o muchos otros, parecen depender más de los grupos de presión que del Derecho, y pido perdón por mi ignorancia sobre los casos en cuestión, en los que no cuestiono las sentencias establecidas, pero la sensación que se da es esa: ¿serían las mismas sentencias si en vez de tratarse de Farruquito, De Juana, los Príncipes de Asturias, Losantos o cualquier persona de relevancia, se tratara de personas sin ningún tipo de relevancia social?¿Creemos que, Jueces y Fiscales actúan solo atendiendo a la Ley y no se dejan llevar por otros elementos que inciden en su juicio?

La confianza en un sistema judicial imparcial es tan importante como la impartición de la misma Justicia.

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