miércoles, 30 de julio de 2008

Derecho al honor frente a la libertad de expresión: Independencia Judicial

Al periodista Jiménez Losantos, le están sentenciado por las diversas demandas interpuestas por políticos y otros periodistas que ven conculcado su derecho al honor.

En otro orden de cosas, la hermana de la Princesa de Asturias, apelando al derecho a la intimidad ha denunciado, esta vez sin éxito, a la mayoría de medios para preservar este derecho frente al de la libertad de prensa.

Hace meses, los mismos Príncipes de Asturias, hicieron algo similar frente a la publicación El Jueves.

Continuamente vemos cómo los jueces deben priorizar situaciones en las que diferentes derechos pueden limitarse entre sí, prevaleciendo en cada caso uno u otro en función de lo que un juez establezca.

No voy a ser yo quien cuestione si Losantos es o no culpable, aunque tenga mi opinión, o si Telma Ortiz tiene o no razón. Eso ni importa ni es relevante en este blog. Pero me parece oportuno comentar cómo los derechos sí tienen límites. Éstos se encuentran en los derechos de los demás y en la Ley, como acertadamente indica nuestra Constitución.

Y el hecho me parece relevante porque muchos piensan que el ejercicio de un derecho es universal e ilimitado, por muy fundamental que éste sea. Por ejemplo, el derecho de huelga permanentemente conculca otros derechos fundamentales de otras personas, como el de libre circulación, el derecho al trabajo, o a recibir educación, por poner algunos ejemplos ya comentados en este rincón.

De ahí la necesidad de que exista un poder judicial totalmente independiente del resto de poderes del Estado y los grupos de presión. Porque es la única garantía de que la arbitrariedad de las decisiones judiciales no se producirá por elementos exógenos al caso en cuestión.

Algunos podrían pensar que, las sentencias en contra de Losantos son fruto de la revancha de cierto grupo de opinión y que la sentencia en contra de Telma Ortiz supone un afianzamiento de los medios frente a una ciudadana particular y a nadie se le pasa por la imaginación que un Juez no diera la razón a los Príncipes de Asturias. Y esa duda sobre la Justicia en España siempre existirá, mientras los Jueces y Magistrados no sean independientes y sujetos únicamente al Derecho.

Mientras esto no se produzca, y el principal déficit de confianza, que no el único, se sitúa en el nombramiento de los Magistrados de los principales Tribunales, los ciudadanos nunca podremos esperar de la Justicia la imparcialidad que se le supone a la acción de Jueces y Fiscales.

Así, casos como el de De Juana, Farruquito, o muchos otros, parecen depender más de los grupos de presión que del Derecho, y pido perdón por mi ignorancia sobre los casos en cuestión, en los que no cuestiono las sentencias establecidas, pero la sensación que se da es esa: ¿serían las mismas sentencias si en vez de tratarse de Farruquito, De Juana, los Príncipes de Asturias, Losantos o cualquier persona de relevancia, se tratara de personas sin ningún tipo de relevancia social?¿Creemos que, Jueces y Fiscales actúan solo atendiendo a la Ley y no se dejan llevar por otros elementos que inciden en su juicio?

La confianza en un sistema judicial imparcial es tan importante como la impartición de la misma Justicia.

viernes, 25 de julio de 2008

Democracia en España

Me permito parafrasear el título de la obra de Tocqueville, Democracia en América, para hacer notar que, en el caso español, como en muchos de los países de nuestro entorno, el sistema político actual se puede llamar de cualquier forma menos democrático.

La democracia no consiste únicamente en la celebración de elecciones periódicas. Ésa es la base de un sistema representativo, no de un sistema democrático. La democracia implica que las decisiones se toman de acuerdo al principio mayoritario. Es decir, el demos es dueño de sus propias decisiones.

En su estado primigenio, estaríamos hablando de un sistema asambleario, con rotación de puestos y asignación de dichos puestos mediante sorteo. Este sistema, desde hace siglos, es inviable por múltiples razones, sobre todo de carácter operativo y de eficiencia.

Para ello, se estableció el sistema representativo, en el que el demos delega en una representación la toma de decisiones mientras que el poder se ejerce según el principio del consentimiento, y para ello, de forma periódica se celebran elecciones para determinar los representantes del pueblo, a través de un corpus electoral.

No voy a entrar en estos momentos en la evolución sufrida por la democracia ni los sistemas representativos, ni siquiera por la evolución del corpus electoral, pero me voy a detener por el resultado final de esa evolución en la que hoy nos encontramos, concretamente en España.

El principal déficit democrático que padecemos es la preeminencia del poder ejecutivo sobre el resto de poderes en nuestro sistema político. Ello es debido porque este poder no es elegido por los ciudadanos, sino por el Presidente del Gobierno, que a su vez tampoco es elegido directamente por los ciudadanos, sino por los diputados.

La producción legislativa del Ejecutivo, muy superior a la de las Cortes, la capacidad de nombramiento de multitud de órganos de otros poderes, fundamentalmente del poder judicial, la capacidad de legislación y ejecución administrativa, y la disciplina de partidos dentros de los grupos parlamentarios, hacen que nuestro sistema democrático se acerque más a una dictadutra de partido que a una democracia.

Hoy día, en España, el único contrapeso a la acción del Gobierno lo constituye la opinión púlica, de ahí el especial interés de los partidos en el Gobierno de controlar los medios de comunicación oficiales, y en el caso concreto del PSOE, de facilitar y apoyar los medios privados y mediante técnicas clientelistas quedar favorecido por esos medios autoproclamados independientes.

Mediante el control de los medios. el Gobierno, a través fundamentalmente de la publicidad institucional y de informaciones y entrevistas exclusivas, favorece a unos frente a otros, por lo que la percepción de los ciudadanos de la acción de gobierno queda, así, mediatizada e inducida.

De ello se desprende, a mi juicio, la falacia que supone que el PSOE sea un partido socialdemócrata, porque será lo quiera menos demócrata. En este sentido, en España ningún partido podría llamarse demócrata, al menos atendiendo al significado tradicional del término.

¿Cómo cambiar esta situación? Sin duda sería necesario modificar todo el sistema político español, lo que implica no solo la modificación de las estructuras estatales sino el propio comportamiento político de la sociedad. Eso se me antoja utópico, pero sí se pueden ir dando pequeños pasos en la dirección correcta.

Para ello, reclamo las siguientes modificaciones, consciente de que algunas son de más difícil factura:
  1. modificación de la Ley Electoral, para que los representantes elegidos sean realmente representativos
  2. modificación de la Constitución para que el número de representantes en el Congreso no sea fijo ( entre 300 y 400 diputados) y se base en la población real de España. Actualmente tenemos el mismo número de diputados que hace treinta años pero con doce millones más de ciudadanos
  3. modificación del corpus electoral. Todavía no alcanzo a comprender porqué una persona de diecisiete años no puede decidir sobre los representantes que van a tomar decisiones que le afectan directamente, y no hay limitación alguna para personas de nula capacidad para elegir, por razón de enfermedad o, en mucha menor medida, por razón de cultura
  4. dar al poder legislativo preeminencia sobre el Ejecutivo, y al poder judicial independencia total sobre el resto de poderes, lo que modifica la tradicional visión de Montesquieu.
  5. manteniendo el bicameralismo, modificar sustancialmente las funciones y capacidades legislativas de ambas cámaras, así como los mecanismos de elección de sus componentes
  6. modificar el papel de la Corona, así como las funciones del resto de miembros de la Familia Real

En futuras entradas, iré desgranando cada una de estas medidas, intentando explicar su justificación y objetivo, pero, dejando ya muy claro, que, la democracia, en mi opinión no es el valor a resguardar, sino el medio para preservar la libertad, la justicia y la igualdad de oportunidades y de trato frente al Estado, que son los principios básicos para una convivencia en paz.

jueves, 24 de julio de 2008

Cien días de desgobierno

Hace algo más de tres meses, algunos españoles decidieron que Rodríguez continuara siendo el Presidente del gobierno.

En este periodo he observado cambios importantes en su política, y la causa principal de ello fue sin duda que, aunque parezca mentira, el PSOE estuvo a punto de perder las pasadas elecciones y se benefició de la deriva de IU, lo que lo configura como la única opción de izquierdas en España.

El PSOE ha leído el mensaje y ha puesto pies en polvorosa: ha modificado sustancialmente su política antiterrorista, su política de inmigración y su estrategia de aislamiento del PP y de la Iglesia. Todas ellas le costaron muchos votos en las pasadas elecciones, porque atacaban directamente a las supuestas clases trabajadoras, su voto cautivo.

Mantiene, sin embargo, su política radical de signos, enfocada esta vez, no hacia la Alianza de Civilizaciones, que pretendía enfrentar a los católicos, sino dirigida hacia un manipulado concepto de Igualdad, además, pretende enmendar los errores pasados en política exterior claramente antiestadounidense, y acercarse más a Estado Unidos, Europa y menos a Naciones Unidas, sin faltar los guiños a sus fieles radicales con proyectos de ley de eutanasia, aborto, relaciones con la Iglesia.

Ya no parece que los españoles piensen que ser amigo de Chávez le dé votos, y eso se está notando en su presencia en Latinoamérica. Ya no hay fotos con Lula, con Evo, con Ortega. Esos no le dan solvencia política, y es que la imagen de soledad de España en los foros políticos internacionales le han sentado muy mal al PSOE. Ahora se lleva la foto con Merkel, con Sarko, con Gordon, hasta con Bush si se pone a tiro.

El problema es que sigue fracasando en esas políticas, debido a una mezcla de incompetencia e ignorancia. A ello, hay que sumar la nefasta política económica realizada en la legislatura anterior, que nos ha llevado a ser el país de los de nuestro entorno al que mayormente le está afectando la crisis internacional que padecemos.

Como en Economía los datos son tozudamente claros, los mensajes mentirosos de este Gobierno han dejado de ser creíbles por parte de la ciudadanía y ello va a provocar, sin duda, que intentarán introducir en el debate político, asuntos conflictivos que entretengan a la opinión pública en sus conversaciones cotidianas. La estrategia económica es clara: acostumbrar a los ciudadanos a convivir con la crisis. Cuando uno se acostumbra a ella, la percepción de los errores cometidos será menor, y a ello ayudará que los medios de comunicación necesitan nuevos temas de debate para mantener la tensión informativa.

De este guiso, Gobierno y medios de comunicación salen beneficiados. Así, nuevas fórmulas anticlericales, supuestos nuevos derechos a morir y matar, debates inoportunos sobre igualdad y otros similares, se introducirán en breve en la agenda política, para distraer la atención de todos: medios, oposición, sociedad.

Lo cierto es que la crisis a la que nos enfrentamos es grave, no hay duda. Causará numerosas víctimas, medidas en términos de desempleados, y esperemos que no sea también en vidas humanas. El recorte necesario para hacer frente a la crisis, espero que no se produzca a costa de la seguridad de nuestras tropas en guerra, o nuestros polícías, que son los que terminan pagando con sus propias vidas.

Resulta,como mínimo sorprendente, que el Presidente insista en que no va a reducir el déficit porque no va a recortar gastos sociales: señor Presidente, todos los gastos del Estado son, o deberían ser sociales. Sí, ya sé que en otras épocas socialistas, el dinero de todos se utilizaba para beneficio de los cortesanos del Gobierno, pero en principio, todos los gastos son sociales.

Si por gasto social, entiende usted sanidad, educación, asistencia social, decirle que esas competencias, hace años que están tranferidas, y si se refiere a las prestaciones contributivas y no contributivas, es evidente que no puede, por ley, renunciar a ellas.

Lo que se le pide es que no malgaste, por ejemplo, en bibiliotecas para mujeres, en campañas de autobombo ( en el año 2007 se gastó 700 millones de euros en el lanzamiento de la marca Gobierno de España), en aumentar el número de asesores y altos cargos o financiar ONG´s de dudosa actividad, en no recortar las medidas de seguridad de nuestras Fuerzas Armadas y Policía, en no aumentar la presión migratoria sobre España, en que no le multen en Europa, en no pagar la nómina a terroristas metidos a políticos, en no aumentar la deuda de RTVE, en no ir de compras a Londres a costa del erario público, a no gastarse el dinero en pintar canchas de baloncesto en su residencia de veraneo, en limitar las reformas de los pisos de los Ministros. En fin, dé usted algo de ejemplo, si es que eso es posible: menos gasto social y más conrol presupuestario. Priorice: Justicia, Seguridad, Políticas de empleo, no de desempleo, Defensa,control del fraude laboral y fiscal, y deje usted la Igualdad, la vivienda, la solidaridad selectiva, la propaganda partidista, y el despilfarro en las obras de fomento para mejores tiempos.

Han pasado cien días, y es como si hubiera pasado uno. Piensa usted que seguimos en campaña y prosigue con mensajes propios de las campañas socialistas, esas en las que, según la doctrina Tierno Galván, las promesas electorales se hacen para no cumplirse. Sigue sin gobernar, es decir, sin querer tomar medidas impopulares, pero necesarias. Y aún así, persiste en festejar estos cien días de desgobierno.

sábado, 19 de julio de 2008

Pedir perdón por la Historia: vaya delirio

La retirada de símbolos franquistas, Francia pidiendo perdón a Maria Antonieta por su decapitación, España pidiendo perdón por su colonización americana, pero ¿ qué significa este permanente revisionismo histórico?

No consigo salir de mi asombro. Pretendemos volver a escribir la Historia, borrando lo que no nos gusta, como si nunca hubiera pasado, ensalzando lo que nos gusta, reinterpretando los hechos al antojo del narrador.

La Ley de Memoria Histórica, ese proyecto del PSOE de la legislatura anterior, además de para desviar la atención de la opinión pública sobre la negociación del Gobierno con ETA, sirvió para aprovechar la coyuntura y reescribir algunas de las páginas de nuestra Historia.

La Historia no es más que conocer hechos ocurridos en el pasado. Dependemos de las llamadas fuentes históricas para poder conocer qué ocurrió en un determinado lugar en un momento en el que no estamos presentes.

La Historia pretende analizar esas fuentes y dar una versión de porqué ocurrieron las cosas que ocurrieron. Esa versión será tanto más acertada cuanto más imparcial sea el analista, y hoy abunda en España de todo menos imparcialidad.

Cabe destacar que hay más acuerdo en hechos pasados hace miles de años, cuando no existían fuentes escritas, que lo acurrido en España hace setenta años en que todavía existen personas vivas, no digamos ya libros, periódicos, panfletos o cualquier fuente que ya quisieran los historiadores para el análisis de otras épocas.

Lo peor de todo no es ya el revisionismo histórico que cada uno hace según su interés, sino que hacen sentir a todo un pueblo orgullo o vergüenza, según el caso, por hechos de los que nada tenemos que ver.

Ejemplos de lo que digo, en uno y otro sentido son, la revolución del 2 de mayo de 1808, la Guerra Civil, la Segunda República o el descubrimiento de América o la Reconquista.

España debe pedir perdón por lo que hizo Hernán Cortés en América a los americanos, Francia le pide perdón ahora a Maria Antonieta por haberle cortado el cuello, debemos sentirnos orgullosos por lo que hicieron los madrileños hace doscientos años. Sinceramente, no lo entiendo.

Lo que sí es fruto del acervo histórico de una nación hoy es su Historia, toda su Historia, la que quisiéramos olvidar y la que no dejamos de recordar. Y este acervo, propicia un sentido de identidad que hace que las personas queden unidas por algo superior a lazos personales o familiares. Nos hace sentirnos parte de una comunidad, de una nación.

Por ello, es inútil el esfuerzo que los separatistas catalanes, vascos, baleares, gallegos hasta andaluces están llevando a cabo, porque el sentimiento de peternencia, de identidad, no se impone y desde luego menos todavía desde los poderes del Estado.

¿Por qué sino todos hemos vibrado con las victorias deportivas de España? Son los jugadores los que cobran dinero por esas victorias, pero el resto de españoles hemos estado más felices incluso que ellos mismos.

El mismo sentimiento nos invade cuando algún artista o intérprete español triunfa, ya sea Plácido Domingo o Ferrán Adriá. Desde luego son ellos los millonarios, pero el resto nos sentimos importantes, y lo somos porque somos españoles como ellos y no otra cosa.

Cuando se hace este revisionismo histórico, cabe preguntarse la razón de esa ardua tarea, y no es más que influir en el sentido de comunidad nacional, en el sentimiento de identidad, y en eso, el PSOE tiene mucho interés, porque su ideología casa muy mal con el nacionalismo, y aprovecha que el PP considera una memez dedicarse a luchar contra ello.

No es la Historia lo que hay que salvar, es España, es el sentimiento de sentirse español y ello supone defender lo que somos con nuestras cosas buenas y malas, somos el compendio de lo que ha venido ocurriendo en España desde hace ya muchos siglos y renegar de ello es como hacerlo de un padre, y eso es inútil.

En España han ocurrido muchas cosas, sí, pero cada uno en su momento es responsable de sus actos: Isabel de Castilla lo será de los suyos, Malasaña de los suyos, Franco de los suyos, y para nuestra desgracia, Zapatero de los suyos. Pedir perdón por lo que hicieron nuestros antepasados es como pedir perdón por haber nacido españoles. Y por ello, yo, nunca pediré perdón.

viernes, 18 de julio de 2008

La otra crisis económica: ayuntamientos, CCAA y Administración General del Estado

No cabe duda, la crisis económica la padecemos dos veces: primero en la actividad económica propia de empresas y particulares, con un IPC desbordado, aumentos de tipos de interés y fragilidad en el empleo, y la segunda crisis, a la que me quiero referir es la que padecemos todos como consecuencia que el impacto de dicha situación económica tiene en las diferentes Administraciones del Estado, Ayuntamientos, administraciones provinciales, CCAA y Administración Central.

La causa es bien sencilla: las Administraciones son, en España más que en otros lugares, agentes económicos de primer orden, no solo por ser el regulador, sino porque actúan como los principales demandantes de inversión y gasto corriente y los principales proveedores de servicios.

Es decir, las inversiones más cuantiosas, los gastos más grandes y la provisión de los servicios más caros los generan las diferentes adiministraciones.

Sus fuentes de ingresos son múltiples, pero a nadie se le escapa que su principal input son los impuestos de las empresas y los ciudadanos, amén de otras partidas no menos importantes como son las transferencias de unas administraciones a otras y de la UE.

Pero, al decaer la actividad comercial, los ingresos por IAE, IRPF, IVA, y resto de impuestos han descendido, mientras que las obligaciones de gasto como consecuencia de prestaciones por desempleo aumentan, como las prestaciones sobre pensiones como consecuencia del aumento del IPC, o el aumento del precio del combustible para el parque móvil de las administraciones y Ejércitos, por poner algunos ejemplos.

Resultado: reducción en la prestación de los servicios a los ciudadanos, que se traduce, por ejemplo, en menor seguridad porque la polícía en la calle cuesta más dinero, menos personal atendiendo necesidades básicas en sanidad y reducción drástica de inversiones en infraestructuras. Además, en breve, todas las administraciones harán lo único que saben hacer, lo más fácil: subir impuestos y tasas. Pagano: el ciudadano y el empresario.

Por ello, a la crisis que las familias y empresas padecen tenemos que llamar la atención sobre el próximo aumento de impuestos y tasas acompañada de una reducción de los servicios que las Administraciones proveían.

No es que en estas circunstancias se pueda hacer demasiado, ya que era en tiempos mejores cuando se deberían haber tomado medidas previsoras de lo que, desde 2006 se viene anunciando, y por ello en España estamos sufriendo el impacto de la crisis con mayor virulencia que en el resto de Estados de nuestro entorno, pero no parece que el aumento del gasto público, con las tasas de interés como están, sea una solución aconsejable y es la qe el PSOE a nivel nacional anuncia.

Calificar el gasto como social, puede resultar demagógicamente biensonante, pero económicamente desastroso. El PP, acertadamente propone reducir el gasto público, prácticamente a lo que la obligación de la prestación de servicios requiere, teniendo en cuenta que, las prestaciones por desempleo se acaban y los perceptores inmigrantes que tienen en ellas su única fuente de ingresos y que tienen familias que mantener no van a entender fácilmente que hace menos de un año, el infausto Ministro de Trabajo, Typex Caldera, alentara por esos mundos de Dios a los inmigrantes que llegaran a España porque se necesitaba su fuerza de trabajo.

Se sentirán engañados, y con razón. Más aún, se sentirán estafados en sus expectativas, y por mucho que el PSOE predique la integración del inmigrante, y los reciba con las manos abiertas, el inmigrante comprobará que esas manos abiertas están vacías, y lo que reclamará será trabajo, no un discurso hueco y sin soluciones. Los españoles, es que a eso, ya estamos acostumbrados.

jueves, 17 de julio de 2008

De Juana en la calle, y con él el escándalo

Todo el mundo se echa las manos a la cabeza: el sanguinario De Juana va a salir en breve de la cárcel, y además va a vivir junto a sus víctimas, y además no va a pagar a sus víctimas porque no tiene nada a su nombre, y además solo ha cumplido diez meses por cada asesinato que cometió, y además...

Ya está bien de tanta hipocresía. Nuestro sistema judicial se basa en la reinserción. A partir de ahora, el señor De Juana es libre, para hacer lo que quiera dentro de la ley, vivir donde quiera, tener a su nombre lo que quiera, trabajar en lo que quiera, presentarse como lehendakari y optar al Premio Nobel de la Paz: ése es nuestro sistema judicial.

Y esto ocurre con violadores, asesinos, pederastas, pedófilos, zoófilos, parricidas, y demás calaña, ¿por qué tanto bombo a este "señor"?

¿No será que eso de la reinserción es un cuento chino y cuando nos conviene sí aceptamos la reinserción y cuando el delito nos remueve las entrañas nos olvidamos de la reinserción y preferimos que semejantes sujetos no salgan nunca de la cárcel?

Muchos hablan en estos días, y a colación de otro delito asqueroso, el caso Mari Luz, de instaurar la cadena perpetua revisable, a lo que el Presidente del Gobierno ya ha comentado que por encima de su cadáver.

En mi opinión, no creo necesaria la cadena perpetua. De Juana estaba condenado a más de tres mil años, que se me antojan unas cuantas vidas, y ha cumplido veintiún años. El problema es la política de reducción de penas que opera en España.

Los presos de ETA ven reducidas sus condenas sustancialmente por matricularse en la UNED o en la Universidad del País Vasco. En el caso de esta segunda universidad, sus alumnos presos etarras, además consiguen, sin asistir a clase, brillantes calificaciones y titulaciones en Derecho fundamentalmente, prácticamente a curso por año. Además, por la llamada "buena conducta" los presos reducen sus penas hasta prácticamente hacer ridícula la pena impuesta por el juez.

En la legislatura Aznar, se aprobó el cumplimiento íntegro de las penas por terrorismo, y se amplió a cuarenta los años máximos de permanencia en la cárcel.

No es el código penal lo que es necesario revisar, sino la ley penitenciaria y su aplicación. Los jueces de vigilancia penitenciaria, con sus revisiones de pena, lo que están haciendo es volver a juzgar lo juzgado, lo que está tajantemente prohibido en nuestro ordenamiento jurídico. Una sentencia sin pena no es una cosa juzgada, y revisar la pena, aunque no se revise la sentencia es volver a juzgar lo juzgado.

Si el objetivo es la reinserción de presos, prepárenlos para que, cuando cumplan la pena impuesta, puedan integrarse en la sociedad, una vez hayan pagado sus débitos con la sociedad a la que pretenden integrarse. Pero el uso del premio de la reducción de penas como medio para conseguir la reinserción es abyecto.

Y es que el objetivo fundamental del sistema penitenciario no debe ser la reinserción del preso, sino la restitución de la víctima. Cuando la ley premia al preso frente a la víctima estamos ante un claro caso de falso progresismo.

Está claro que una muerte no es restituíble, ni una mutilación, ni una violación, pero sí son valorables, y de hecho se valoran estas pérdidas judicialmente por peritos judiciales.

¿Qué tal que a cada víctima de este sanguinario el Estado le dé un millón de euros por cada año que De Juana ha conseguido, con su buena conducta, conmutar?¿Por qué no existen jueces de vigilancia a las víctimas?

No es que en España salga barato matar, sino que sale muy caro que te maten. Tu familia tendrá que convivir con el asesino mientras ellos no podrán más que bajar la cabeza cuando él pase junto a ellos, no vaya a ser que encima te denuncie por injurias o por insultos o por atentar contra su honor, porque claro el señor De Juana tiene honor, y hay que protegerlo de las iras de sus víctimas.

Cuando un juez, en su Magisterio, dicta una sentencia y hace aplicar una pena, lo hace en base a Derecho. Supuesta la capacidad del Juez, si la pena impuesta lleva asociada privación de libertad, ésta se debe cumplir en su totalidad, y la traída reinserción debe enfocarse a la finalizaci´-on de ese periodo, a través de trabajos para la comunidad que hagan, que cuando éste salga de la cárcel pueda ganarse dignamente la vida, y no para reducir las condenas impuestas como si existiera una condena paralela a la ya impuesta.

Reinserción sí, pero no a costa de la reducción de penas. Las víctimas lo son, así, nuevamente, esta vez de la Ley Penitenciaria.

miércoles, 16 de julio de 2008

Sobre la ponencia política del PP

Muchos dimes y diretes se han escrito, leído o escuchado acerca de la ponencia política del PP en el último Congreso Nacional. Parece que lo único que importaba era el morbo suscitado por las referencias de María San Gil acerca del papel del PNV en la lucha contra ETA.

Más allá del morbo comprensible, mi obligación como "casi" politólogo que además es afiliado al partido y miembro de un Comité Ejecutivo local, era leer y analizar el resultado de dicha ponencia.

Mi análisis me ha producido cierta desazón, y he querido en esta breves líneas explicar porqué. En primer lugar aparecen errores de bulto que no consigo imaginar cómo han podido pasar desapercibidas. En el punto 23 sobre Principios y valores del PP se dice: " La igualdad que defendemos es la ausencia de privilegios y discriminaciones entre españoles de cualquier tipo por razones de credo, raza, discapacidad, lugar de nacimiento y residencia." ¿Dónde queda la discriminación por razón de sexo?¿Ya la hemos superado?

De la misma forma en el punto 25 se expone: "Defendemos la Constitución, sus instituciones y los símbolos que establece. " La CE no tiene instituciones, si acaso las establece o las configura.

El punto 39 me ha parecido estremecedor, reza así: "Defendemos la ejemplaridad de los comportamientos políticos como la fórmula más idónea para restablecer el prestigio de la democracia" ¿La democracia está desprestigiada o son los políticos los que se afanan en desprestigiar el sistema representativo con el sistema electoral que tenemos y que nadie parece interesado en cambiar?

Nos definimos como un partido de centro reformista y liberal. El liberalismo lo heredamos de la Constitución de Cádiz, ¿Y el centro y el reformismo se atiene a alguna herencia anterior o nos hemos redefinido en este Congreso?

Pero, ¿qué es España para este PP? Una nación fuerte de compatriotas a los que el Gobierno debe asegurar idénticas oportunidades a los españoles. ¿Pero no estábamos a favor de la integración de los no españoles en nuestra gran nación acogedora?¿Podemos definir claramente qué pensamos acerca de los que vienen a vivir a España y no son españoles?

Podría seguir así eternamente, y es que técnicamente me parece una ponencia floja en lo conceptual, políticamente correcta pero ausente de definiciones y estrategias clarificadoras, no solo para la sociedad sino incluso internamente para los que trabajamos en el Partido Popular.

Es explícita la dirección hacia la moderación, lo que me lleva a plantear la siguiente pregunta: ¿El PSOE ha vuelto a ganar la batalla de los conceptos y efectivamente el PP en la pasada legislatura era tan radical o exaltado en sus planteamientos, que ahora requerimos moderación?

La moderación, además de ser un término políticamente inexistente es socialmente confuso. En la pasada legislatura, como bien indica la Profesora López Nieto, fue Rodríguez el encargado de cargarse toda política de pactos entre los principales partidos con representación que había venido produciéndose desde la Transición. (Cuadernos FAES, nº 19: La política de consensos)

El PP no tiene, no debe arrepentirse de hacer lo que hizo, aunque es cierto que es necesario explicar mejor qué supone el proyecto popular y lo que es más importante, hacia dónde nos lleva el proyecto del actual Presidente: una deriva absoluta en el concierto internacional, un acercamiento a posiciones ideológicas radicalsocialistas, una permanente lucha para dividir a los españoles, y una dolorosa transición por un modelo económico equivocado, pero todo ello, con el suficiente barniz, han sido capaces de volverlo a vender mejor que los populares.

Creo que se ha perdido una buena oportunidad para clarificar ideológicamente al partido, dotarlo de significado para los inicios del presente siglo, presidido por indiscutibles cambios que está sufriendo la estructura del Estado, qué debe ser y que será, cuáles son las competencias que de forma exclusiva debería ejercer el Estado unitaria y descentralizadamente, las funciones del Senado, qué papel deben jugar los estados autonómicos, la independencia de la Justicia, o nuestro papel en Europa y el Mundo o nuestras propuestas para la modificación de la Ley electoral o la propia Constitución, si es que pensamos que deberíamos actualizarla.

La oportunidad era ahora que no tenemos la responabilidad de gobierno, pero hemos sido recatados, prudentes en exceso, lo único que nos ha preocupado ha sido fortalecer al líder tras no haber ganado las elecciones, y no nos hemos dado cuenta de que las elecciones son un medio necesario pero no un fin en sí mismo, como sí es para el PSOE. El líder es necesario, pero no es suficiente. También se requiere equipo y se requiere proyecto, y ésta era la oportunidad perfecta aprovechada en lo primero y totalmente inacabada en lo segundo.

No podemos ser un PSOE edulcorado, entre otras cosas porque no sabemos serlo, pero sí podemos ser Populares auténticos, sin complejos, con ambición, con principios y con mucha, mucha cercanía a la gente.

Tenemos que esforzarnos por conocer a la gente, no solo sus problemas como se harta de decir Rajoy, también hay que conocer sus anhelos, sus expectativas, sus ilusiones, que van más allá de que España gane la Eurocopa o de quién va a fichar tal equipo de fútbol, o si Nadal volverá a ganar otro torneo.

Hay que hacer ver que las cosas no ocurren por sí solas, que para ello es necesario el esfuerzo, el estudio, el mérito fruto del trabajo bien hecho, saber a qué se está dispuesto a renunciar por conseguir otras metas, qué supone dejar la educación fuera de la decisión de los padres, qué supone que nuestros jóvenes escuchen versiones de la Historia convenientemente interpretada por la izquierda, que los ídolos sociales sean siempre de la misma cuerda, y no vender falsas expectativas más propias de Alicia en el País de las Maravillas, que es donde últimamente pasa más tiempo este Presidente Rodríguez.

Esta ponencia política desde luego no pasará a los anales de la doctrina política, pero no parece que fuera ése el objetivo. Parece más la Carta a los Reyes Magos de Rajoy que un verdadero documento en el que los populares podamos sentirnos identificados.

viernes, 11 de julio de 2008

¿Por qué le llamamos aborto cuando queremos decir asesinato?

EL PSOE, mucho más proclive que el PP a introducir debates en la opinión pública, pretende iniciar el espinoso asunto de lo que neológicamente denominan interrupción voluntaria del embarazo. Vamos, algo así como definir suicidio como la interrupción voluntaria de la capacidad de respirar de forma permanente.

La modificación de la prosodia de los conceptos no creo que sea suficiente para alterar su significado. Abortar, matar, asesinar, dejar sin vida, son sinónimos de la interrupción voluntaria del embarazo.

Pero más clamoroso resulta escuchar, la capacidad de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo. Hasta donde alcanza mi entendedera, los brazos, cabeza y piernas que cortan los abortistas no son los del cuerpo de la madre, y los despojos que terminan en el retrete creo que tampoco.

Tal vez si empezamos por llamar a las cosas por su nombre, podamos iniciar un debate en condiciones, porque claro si los proabortistas hablan de derechos, capacidad de decidir libremente, interrupciones voluntarias o nasciturus, lo antiabortistas no podemos contraponer nada más digno.

Por tanto, yo empezaré a hablar de asesinato socialmente consentido, ¿qué tal suena? Abominable, ¿no? Pues exacatamente eso es un aborto: una práctica abominable que escapa a la razón humana, más propia de algunas especies animales que desechan algunos de sus vástagos porque consideran que impedirán al resto su superviviencia. Pero claro, esos animales no disponen del conocimiento médico, legal y político para dotarse de supuesta racionalidad, por eso son animales y nosotros somos personas.

En recientes fechas ERC ha propuesto en el Parlamento que los simios dispongan de los mismos derechos que los humanos, no sé si se referían a que les puedieran votar o simplemente a que algunos de sus correligionarios tuvieran cobertura legal, o simplemente que las simias puedan también abortar si así lo deciden.

Las plantas están protegidas, como muchas especies animales. Está prohibido cazar en época de cría, las piedras están protegidas en muchos lugares, y no se te ocurra llevarte un coral a casa, ni siquiera un alga protegida, no vayamos a modificar el ecosistema.

Pero, amigo, el nasciturus, eso ya es otro cantar. El nasciturus no habla, no se queja, al menos no lo oímos, y sobre todo no vota en las elecciones. Su madre, sí.

¿Por qué habría la especie humana de proteger a sus propios no nacidos? No nacido no significa no existente, significa que todavía requieres de otro para vivir. Y la categoría de no nacido de no existente o de sujeto de derecho no se gana llegado un día ( a las veinticuatro semanas de la gestación, o las semanas que ahora quieran las feministas de pacotilla), sobre todo cuando nadie sabe realmente cuándo ha llegado ese día.

Sí da a conocer la naturaleza cuándo se inicia una nueva vida, y sí guía la razón desde cuándo deberíamos proteger esa nueva vida, pero obstinadamente y cargados de neologismos biensonantes nos apresuramos a acabar con ella, en la inmensa mayoría de los casos por la inoportunidad de su nacimiento. Qué orgulloso me siento de pertenecer a la clase humana, ésa que es capaz de saber y decidir cuándo una vida merece ser vivida o no.

jueves, 10 de julio de 2008

La mediocridad en la Política: un valor en alza

Las élites políticas parece que, más presas del marketing que de la eficacia, luchan denodadamente por incorporar, para los puestos de máxima responsabilidad a personas de muy escasa virtud.

Mujer, joven, a ser posible con estudios universitarios y, eso sí, con dedicación total a las tareas de pelotismo político, es un perfil muy demandado en la actualidad. Personas que nunca han tenido que buscar empleo, ni trabajar en equipos multidisciplinares, ni asumir diferentes roles en esos equipos, que nunca han tenido necesidad de "llegar a fin de mes", que no saben qué es vivir, deben regir las prioridades de nuestra sociedad.

Y eso es la política hoy día, un modelo de gestión de prioridades sociales que requieren financiación y consentimiento. Por su parte, las tareas de gobierno requieren una gestión de los recursos públicos disponibles, humanos, físicos, económicos y ciertos intangibles de gran valía, como la experiencia, el talento, la perspicacia, difíciles de buscar y más difíciles de encontrar.

Frente a estas condiciones, el Presidente del Gobierno apuesta por características más propias de un agente comercial que viene a vendernos su producto que de la responsabilidad de Estado.

Bibiana Aído, Leire Pajín, pueden ser consideradas prototipos de la nueva política, de esa política que nada tiene que ver con la de Cánovas, Azaña, Ortega o Maura, del propio Pablo Iglesias o de Gregorio Marañón.

Mucho se ha hablado y escrito sobre la idoneidad de que personas de relevante fuste profesional puedan ser incorporados a la vida política, el último ejemplo es Manuel Pizarro, pero en mi opinión, nada es sustituible a la virtud política, al desprendimiento de tus propios intereses en aras del interés general. ¿Qué político de hoy día antepone, en conciencia, el interés general al interés particular? No quiero con ello, indicar que en la Política solo habiten egoístas y poltroneros, pero sí puedo afirmar que muchos de los que están, están porque es una forma de ganarse la vida, y la política no es una forma de ganarse la vida, sino una forma de perder la vida propia para mejorar la de los demás.

No debe ser una Ministra mujer, ni joven, ni vieja, ni homosexual, ni religiosa, ni atea, ni hombre, ni feminista ni pacifista. Un Ministro de España debe ser una persona. Una persona decidida a darse por los demás en base a un proyecto político, desprendida de intereses particulares y únicamente guiada por la conciencia, la razón, el honor, la dignidad y el amor.

Quienquiera que cumpla con esos requisitos mínimos está en condiciones de las más altas responsabilidades de gobierno. Por supuesto, una buena preparación intelectual, una mínima viviencia, experiencia en gestión de situaciones de presión, experiencia en gestión de expectativas, son valores que también son necesarios, pero que no sirven de nada si los prerrequisitos anteriores no se tienen.

Pena da que los destinos de nuestro país deban quedar al albur del qué dirán. Un Ministro no es un producto, tampoco una marioneta ni un polichinela, es una alta responsabilidad al alcance de muy pocos, y detectar el talento necesario debería ser una de las tareas más difíciles de un Presidente del Gobierno. En nuestro caso, este Presidente no debe haber dedicado más de las dos tardes que necesitó para aprender a escribir la palabra Economía.

miércoles, 9 de julio de 2008

Un Estado laico no es una nación laica

Como gusto referirme a la CE y hacerlo desde la literalidad, el art 16.1 establece " Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley." Mientras que el mismo artículo en su apartado 3, reza: "Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones."

EL PSOE vuelve con un trasnochado discurso, que no por manido deja de ser abyecto. Que un Estado sea laico como lo es España, implica que, desde los poderes públicos, desde las administraciones no se puede imponer credo alguno, ni ideología alguna a los administrados, a los ciudadanos. Y, efectivamente esto no pasa en España.

Desde que el PSOE gobierna en España se ha producido una deriva inducida desde los poderes del Estado hacia una forma de pensamiento único: el ateísmo. ésa es la religión del socialista, y para ello recurre a un viejo argumento muy uilizado por la izquierda: la patrimonializaión de los conceptos, adueñarse de conceptos universales y tratarlos como propios.

El concepto laico implica la independencia de cualquier orden clerical o confesión religiosa, y el PSOE viene sustituyendo este significado por anticlerical. Cuando los símbolos que pretende desterrar son los crucifijos de las escuelas, aunque éstas sean públicas, no lo hace porque el Estado sea laico, sino porque pretende atacar a quienes allí dan y reciben educación,que pueden y tienen derecho a sentirse cristianos y a que en sus aulas presida un crucifijo. Ése es un derecho de las personas reconocido en la CE como he señalado al principio.

Otros ejemplos de patrimonialización de los conceptos podrían ser, la socialdemocracia o el pacifismo, términos adoptados por el socialismo, que en su base ideológica se encuentran la dictadura del proletariado y la lucha de clases (incluso por vía violenta) y a los cuales no ha renunciado. Pero, eso sí, los socialistas son demócratas y pacifistas.

Volviendo al tema en cuestión, la religión es una forma de creencia que se decide íntima e individualmente, pero que, en casi todas las religiones, se vive en comunidad. Ello implica que el efectivo derecho de realización religiosa requiere forzosamente de los poderes públicos amparo, para hacer efectivo el derecho reconocido en el art 16.3.

Veámoslo con un ejemplo: los crucifijos de las escuelas públicas fuera, porque se pagan con dinero de todos, cristianos y no cristianos, pero las procesiones de Semana Santa no se suprimen porque, entre otras cosas, producen pingües beneficios al Estado, por ejemplo en Córdoba donde gobierna el PCE, a través de IU y es un reclamo turístico de primer orden.

Si un conjunto de niños cristianos junto con sus profesores también cristianos deciden en un colegio cantar un villancico y adornar la entrada del colegio con un Belén, en pleno ejercicio de su libertad religiosa, llega la jefa de estudios del centro y en pos del laicismo (perdón por el brocardo inexistente), tira a la basura el Belén y prohibe esa exhibición religiosa, como ocurrió hace pocas fechas en la provincia de Málaga. Y eso no es Estado laico, eso es simple y llanamente influir en la opinión pública arrinconando las muestras de fe religiosas a los templos y las casas de cada uno, lo que está frontalmente en contra de la viviencia de cualquier religión.

¿Se atreverá la Vicepresidenta a retirar las medias lunas de los colegios públicos de Ceuta y Melilla?¿Prohibirá el Gobierno las procesiones de Semana Santa?

¿Es que el Estado obliga a santiguarse a cualquier ciudadano al paso de un Ministerio?¿Qué significa avanzar en la laicidad del Estado? Ni más ni menos que atacar la fe de las personas, que es lo que ha hecho que la civilización humana haya progresado y subsistido.

La religión es el opio del pueblo. No señor Marx. Gracias a la religión, egipcios, griegos, romanos, europeos, chinos, musulmanes, todas las grandes civilizaciones han podido evolucionar gracias a sus creencias en estadios superiores a su propia existencia en la Tierra. Han actuado pensando que existe algo más que este paso temporal por la vida terrena y que no deja de ser una preparación para una vida eterna.

Para el que no cree, esto no tiene valor, es simplemente una tontería. Respeto su punto de vista, pero no ataque, ni se burle ni humille a quien no piensa como usted señor socialista.

Permita vivir en armonía a quien sí cree, con los únicos límites que la Ley impone, pero no induzca desde su poder formas de pensamiento más propias de la Inquisición que de modernos gobiernos políticos.

martes, 8 de julio de 2008

Y tras las elecciones, los Congresos

Si bien el periodo electoral es un continuo, las elecciones generales en España se configuran como el hito principal que los partidos marcan en sus respectivos calendarios.

Sus organizaciones internas, mensajes y líderes se configuran atendiendo fundamentalmente a estos comicios, quedando relegados el resto de elecciones a la dudosa capacidad de ayudar al líder en su afianzamiento nacional.

Así, las elecciones regionales o municipales, pretenden, además de participar en una importantísima cuota de poder regional o municipal, ayudar a la figura del líder nacional. No comentaqré nada acerca de las elecciones al Parlamento europeo.

Para ello, los principales partidos políticos organizan una serie de actos que, pomposamente denominan Congresos, con una duración de escasas cuarenta y ocho horas en las que pretenden dejar en la retina de la opinión pública, la idea de nuevos mensajes, nuevos equipos para afrontar el próximo periodo interelectoral.

En realidad no deja de ser una pantomima y una nueva estafa de este sucio juego democrático. Nada hay de participación de las bases de los partidos, porque tampoco nada de democrático hay en quienes votan las supuestas resoluciones.

Las famosas ponencias y enmiendas están fundamentalmente dirigidas desde las élites de los partidos, votadas y controladas por las élites de los partidos, y lo más curioso de todo, ejecutadas sin ningún control por parte de estas élites según su conveniencia.

Y es que esa esa la principal falacia: la democracia. Un concepto tan vacío como supervalorado. Decía Miguel de Unamuno que morir por la democracia era lo mismo que hacerlo por el sistema métrico decimal, y no puedo estar más de acuerdo.

La democracia, o poder del pueblo, ha transitado como mecanismo de toma de decisiones por multitud de estados, desde la Grecia Antigua, hasta nuestros días, pasando por la Edad Media, la Independencia de Estados Unidos o la Revolución Gloriosa de Inglaterra o la Revolución Francesa, o cualquier otro supuesto hito histórico digno de mención democrático.

En todos los casos, los dirigentes han pasado de tener el poder por orden divina a ejercerlo en nombre de un supuesto acto de representación ciudadana. Cuando los políticos se muestran incapaces de garantizar y velar por los valores que efectivamente producen progreso a las personas, como la libertad, la justicia, la igualdad de oportunidades, la solidaridad, el honor, la dignidad y la lucha frente al egoísmo imperante, el hedonismo putrefactor, se lanzan cuales bestias que embisten a la defensa a ultranza de la democracia, que no negaré no deja de ser una herramienta útil en muchos casos para tomar decisiones, pero que queda muy lejos de ser el valor ideal con el que se pretende manipular a la sociedad para la perpetuidad de unos políticos muy poco democráticos.

Tiempo tendré en explicar mis posiciones sobre las distintas visiones que de la democracia han venido realizando diferente autores como Clístenes, Robert Dahl, Fustel de Coulanges o Constant, sobre las diferentes teorías de la democracia representativa, pluralista, liberal o mixta, pero en cualquier caso, no dejan de ser visiones de una mejor o peor forma de que los intereses de los representados se vean defendidos por sus representantes y qué mecanismos disponen para hacer efectivo este trabajo.

Por lo demás, las diferentes ponencias políticas que se han venido "discutiendo": papel mojado, incluso para los supuestos destinatarios de las mismas, que no dejan de ser los mismos que las redactaron.

miércoles, 2 de julio de 2008

Crisis económica: inflación o más salario

Hoy se ha conocido que el paro ha aumentado en el mes de junio, por primera vez desde que se realizan estas estadísticas en 1974. El dato se mire como se mire es muy malo, pero es el resultado del ajuste que el mercado está haciendo frente a la caída de la actividad comercial.

Sin embargo el aumento de la tasa de paro, que seguirá creciendo, es el resultado de un ajuste provocado por la subida de los precios de bienes primarios (energía y alimentos) que ha hecho que descienda el consumo fundamentalmente interno.

Por otro lado, la subida de los tipos de interés hace que decaiga la inversión, tanto de las familias como de las empresas y administraciones, como consecuencia del coste que supone el endeudamiento nuevo.

Además, la tasa de ahorro sigue descendiendo como consecuencia del encarecimiento de nuestra deuda por el aumento de los tipos de interés lo que reduce la renta bruta disponible.

Y por otro lado, el tipo de cambio que actualmente tiene el euro frente al dolar, si bien ayuda en el caso de la adquisición de petróleo, es muy malo para nuestra balanza comercial, que en los últimos años ha sido espectacularmente negativa como consecuencia de las nulas acciones llevadas a cabo sobre el lado de la oferta agregada.

Todo ello provoca que nos encontremos ante una situación que, no por compleja, no deja de tener diferentes soluciones, pero que en el caso de España se está presentando en su máxima crudeza, a diferencia de lo que el Persidente quiere trasladar.

Una posible solución podría llegar a través del fomento del consumo a través de las subidas salariales. Si bien es una medida inflacionista, permite rápidamente estimular la actividad económica, que es posiblemente el peor de todos los valores macro actuales, aumentarían la tasa de ahorro y el consumo interno y, además, fomentaría la competencia con profesionales de otros países que, ahorá sí encontrarían estímulo para trabajar en España, lo que provocaría de forma natural el aumento de nuestra competitividad.

El porqué de esta medida viene dado por nuestra introducción en el sistema euro. Los tipos de interés los fija el BCE, las empresas comercian con otros países con mayor poder adquisitivo, mientras los españoles, con uno de los menores índices de Renta Neta Disponible de la UE, no pueden hacer frente a los bienes de primera necesidad.

Es decir, somos europeos en la parte del gasto y tipos de referencia, pero somos españoles en la parte de los ingresos por salarios. Nuestros salarios son muy inferiores a los homólogos europeos, lo que provoca que tengamos más dificultades para hacer frente a la escalada de precios como consecuencia del coste de la energía, el descenso de la actividad como consecuencia del descenso del consumo interno, lo que provoca el necesario ajuste en el mercado de trabajo.

Esta medida se debería complementar con un descenso de tipos que permitan estimular la inversión a medio y largo plazo, segundo lastre de nuestra economía que afecta a empresas y administraciones públicas, que han dejado de ingresar grandes cantidades de dinero como consecuencia del IVA, impuestos de transmisiones patrimoniales y otros impuestos de actividad económica, lo que provoca que hagan un "crowding out", es decir, dejen de ser agente económico activo a través de la ejecución de la obra pública.

Y ésa es la decisión a adoptar: elegir entre más inflación a corto plazo o más paro a corto y medio plazo.

Por supuesto, no he comentado nada sobre el lado de la oferta agregada: mejora de la competitividad, mejora de la formación, mejora de la productividad, más control administrativo y fiscal sobre mala praxis empresarial, flexibilizar el mercado de trabajo, disminuir las prestaciones por desempleo, sobre todo en el tiempo de percepción, etc, pero ésas son medidas que ya deberían haberse puesto en marcha hace años para, en estos de crisis, haber competido con nuestros competidores europeos en mejores condiciones.