miércoles, 22 de abril de 2009

Las políticas identitarias atacan los derechos individuales

Estamos asistiendo a una nueva fase de desmembración de la identidad de España como nación, a raíz de la llamada financiación de las CCAA que, además de financiar las acciones propias de gobierno regional, permiten financiar las denominadas "políticas identitarias".

Estas políticas identitarias buscan crear en la sociedad un sentimiento de identidad y pertenencia a un colectivo y, en su nombre, se reclaman una serie de derechos, en principìo de conservación de los signos propios, pero que en realidad lo único que buscan es el argumento necesario para reclamar la independencia.

Lo primero que me llama la atención es la reclamación de los derechos para un colectivo. No existe ningún catálogo de derechos que afecten a ningún colectivo como tal, ni existe ningún sujeto de derecho que sea un colectivo como ente único, ni existen requistos definidos de pertenencia o exclusión de un colectivo, ni procedimientos de inclusión o exclusión de un colectivo, ni un ordenamiento jurídico nacional, internacional o supranacional que recoja ninguna protección a colectivo alguno, y lo que es peor, ningún procedimiento de protección de los mismos supuestos derechos de minorías dentro de la minoría.

las políticas identitarias son un intento, en definitiva, de atacar la democracia liberal de defensa de los derechos individuales, desde postulados nacionalistas que reclaman para sí lo que ellos mismos niegan en su ámbito.

Con este pretexto, autores como Banting o Kymlicka, reclaman el desarrollo de políticas identitarias no solo para nacionalismos en el interior de los estados (como popuesta de fin del estado liberal), sino de los derechos de los indígenas y las minorías étnicas.

La primera pregunta que me surge es ¿y si un negro, o indígena o vasco no quiere ser tratado como negro, indígena o vasco?

El problema no resuelto desde el punto de vista epistemológico está siendo ejecutado tiránicamente en algunos lugares. El que más nos afecta es el edsarrollado entorno español: las políticas identitarias que vascos y catalanes sobretodo, pero también mallorquines y gallegos, están desarrollando en el último lustro.

Al albor de la debilidad del PSOE en el Congreso en la presente y pasada legislatura y su necesidad de acuerdos nacionales, ha permitido el desarrollo de políticas que conculcan derechos individuales, éstos sí, determinados y reconocidos en la CE, con la connivencia del Gobieno Central y una cierta deriva intelectual de la oposición del PP, que, no ha sabido o no ha podido contrarrestar esta aberración y esta práctica tiránica.

Ahora se aproxima una cierta y contenida esperanza en Vascongadas, no porque el PNV haya dejado el gobierno, sino porque el PP es necesario para un PSC que en otras comunidades, como la catalana, gallega o balear, ha participado en una avalancha identitaria que está, no solo destrozando el concepto de España, sino que se ha convertido en una amenaza y peligro concreto a la defensa de los derechos individuales reconocidos en la CE que quedan supeditados a los intereses tiránicos de ciertos caciques locales.

Creo que éste es el principal problema político al que nos enfrentamos en los próximos años, porque en nombre de no sé muy bien qué derechos históricos sobre no sé qué colectivos se desarrollan no se sabe muy bién qué políticas identitarias, a costa de los derechos individuales, como la libertad de uso del castellano, la libertad de cátedra o la interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos.

viernes, 17 de abril de 2009

¡ Qué se acaban las pensiones!

El Banco de España alerta de que las pensiones futuras están en peligro, y que este año habrá déficit en el fondo de pensiones. El Ministro del ramo, no solo lo ha desmentido sino que ha puesto el grito en el cielo y ha bramado contra el presidente del BCE, acusándolo de mentir y de desear más que de confirmar ese déficit. Es la primera vez que esto ocurre.

Más allá de quién tiene razón y del grado de irresponsabilidad que los sindicatos tienen demuestran y de la incompetencia manifiesta del Ministro, el debate se centra en si es oportuno modificar la edad de jubilación de los sesenta y cinco años actuales (sesenta y cuatro en determinadas condiciones) a los sesenta y siete.

Cabe resaltar, primero, que en España la jubliación (sus prestaciones) es un derecho y no una obligación, salvo lo dispuesto para determinados puestos y lo negociado en determinados convenios colectivos, pero si alguien lo desea o lo necesita puede seguir trabajando después de los sesenta y cinco años.

En mi opinión, y puesto que la cuantía de la pensión de jubilación depende no solo de la base imponible (total de ingresos sobre los que se calcula la cuota), sino del tiempo y grupo de cotización, lo que haría sería lo siguiente:
Primero: olvidarnos de los ERES a cargo del erario público. No entiendo cómo trabajadores de cuarenta y ocho años pueden estar "prejubilados". El propio nombre es escandaloso. A este paso cuando a un niño le pregunten qué quieres ser de mayor, va a responder: yo quiero ser prejubilado.

En segundo lugar, primar el ahorro a largo plazo con incentivos fiscales y con rentabilidad mínima garantizada.

En tercer lugar, garantizar por ley orgánica que el fondo de pensiones no puede ser utilizado para otro menester.

En cuarto lugar, fomentar el retraso en la edad de jubilación de forma que el trabajador, después de los sesenta y cinco años y con más de veinticinco años cotizados, deje de pagar el IRPF y la cuota de la Seguridad Social (en este caso no cotizará, pero tampoco detraerá recursos), de forma que cobre íntegro su sueldo.

Quinto: establecer una única pensión de jubilación: no tiene sentido que el que no trabaja se tenga que distinguir de otro no trabajador económicamente: todos los jubilados deben cobrar lo mismo. Soy firme defensor de que cada uno cobre por su trabajo lo que el mercado establezca, pero cuando está fuera de mercado, todos somos iguales, por tanto todos deben percibir lo mismo. Otro elemento distinto será la capacidad que cada uno tenga de ahorro durante su vida productiva.

Y, por último,mejorar fiscalmente a los trabajadores que ya hayan cotizado más de treinta años, independientemente de su edad (hay personas que a los sesenta y cinco años llevan cincuenta cotizados).

No nos olvidemos que la edad de los sesenta y cinco años se decidió cuando la esperanza de vida en España no superaba los setenta años, y algunos olvidan que en este mundo, cada uno debe ser responasble de su propio mantenimiento, hasta que el cuerpo y mente se lo permita en función de su trabajo, en cuyo caso, sí debe el Estado ( todos los demás) hacerse cargo de esa persona de la mejor forma posible, con pensiones suficientes para un resto de vida sin penurias económicas.

Que es necesario un debate y una reforma del sistema de pensiones no lo discute nadie. El problema es que no se sabe por dónde abrir el melón y, menos aún, como terminarlo.

lunes, 6 de abril de 2009

De la Semana Santa y otras Pasiones

Antonio Banderas en la procesión del Domingo de Ramos en Málaga: no es mal reclamo turístico. El Gobierno a punto de dar el "paso" hacia una remodelación que, dicho sea de paso, es bienvenida, aunque solo sea por incorporar nuevos aires, aunque sobre viejas, muy viejas y demostradas equivocadas recetas. Zapatero inicia su particular Pasión enmedio de la catastrófica gestión que hasta ahora viene llevando, por mucho que sean los demás los que tienen la culpa.
Estamos en Samana Santa. Permitan los no católicos respetar este tiempo de oración, sentimiento y cambio, que es eso justamente lo que significa la Pasión (paso), paso del hombre viejo al nuevo hombre, renovado, libre de cargas y pecados, un conveniente "reseteo" de malas acciones y prácticas que requieren análisis y oración.

Ruego a los católicos que esta semana no se dejen llevar ni por la idolatría ni por el fariseísmo, ni la fe ciega en la talla de madera, por muy bonita que sea ésta o aquélla Virgen, nuestra fe se basa en lo que los Pasos de Misterio representan y no por lo que son. Y menos, mucho menos fariseísmo, Sr Banderas. El auténtico cofrade se oculta porque la Pasión se vive en silencio, de forma anónima, donde las clases desaparecen, donde el rico y el pobre, el señor y el sirviente donde el socialista y el popular, todos son iguales, porque a lo mismo se asoman a la Semana Santa.

A los poderes públicos les pediría respeto. Sé que en estos tiempos de crisis es muy difícil no aprovechar los festejos religiosos para "hacer caja", no digamos nada de la caja que va a hacer la SGAE, que hasta de las piezas musicales anónimas hacen caja, pero al menos respeten los sentimientos de los que únicamente queremos esta semana mirar hacia adentro y buscar lo que conforme va pasando el tiempo cada vez queda más oculto.

Hoy quiero pedir perdón. Quiero pedir perdón a todos los que se hayan podido sentir molestos por mis pensamientos o comentarios. No voy a renunciar a mis principios pero sí pretendo no herir a los adversarios políticos, y quiero pedir por nuestros dirigentes, aunque no creo que sean los mejores, son los que tenemos, y me gustaría que tuvieran claro el objetivo de gobierno que, libremente y según su criterio actúen, y se presenten ante la sociedad dentro de dos años diciendo esto es lo que hemos hecho, ustedes deciden, pero que lo que hagan, lo hagan con criterio y no por rédito electoral (ya sé que es importante, pero no puede ser lo único). Que la política de signos no sea el eje de la acción política, y se avance en la sustancia, en el contenido.

A los ateos, agnósticos y demás personas no creyentes les pediría respeto hacia el que sí cree, y les animaría a acercarse a la fe por ellos mismos, sin intermediarios, que busquen a Cristo: Él les encontrará. Si no es así, al menos permitan que vivamos nuestra fe en paz. Sin reproches.

Por último, quiero pedir a los seglares, curas, sacerdotes, presbíteros, arciprestes, diáconos, Obispos y Arzobispos, prudencia. No animen a las personas a adorar tallas de madera, no permitan falsas celebraciones, no hagan ostentosos aspavientos, porque como saben y predican es Semana de todo lo contrario. Salimos a la calle y procesionamos, pero lo hacemos desde dentro y hacia adentro y lo hacemos en la calle porque en la calle está la Iglesia, la Ecklessía, la Asamblea, y todos participamos de la Pasión, pero eso no implica ni ostentar ni presumir (queridos costaleros), es celebrar juntos pero individualmente, y son ustedes, más que nadie, los que deben porque saben dar ejemplo.

A todos, esta Semana es una semana de renovación. Espero que sepamos aprovecharla.

sábado, 4 de abril de 2009

La representación en el modelo político español

Los españoles nos enfrentamos periódicamente a cinco comicios electorales: municipales, comunidad autónoma, congreso, senado, y parlamento europeo. Cada uno de ellos es diferente y tiene particularidades propias, pero comparten, entre otras características, la elección de unas personas que representan a un determinado colectivo de personas. El problema principal de la representación es que el resultado de las eleccions raramente es representativo del electorado.



En el caso concreto de las elecciones al Congreso, la circunscripciòn de elección es la provincia, la fórmula de asignación de escaños es una variante de la fórmula D´Hont y el techo electoral se sitúa en el 3%, es decir, por debajo de esa repersentatividad no se aplica la fórmula de asignación.



En el primer elemento, la provincia como circunscripción electoral, es muy discutible que una entidad administrativa que prácticamente no tiene asignadas más funciones que las propias de la Delegación de Gobierno, conforme la unidad de elección de representantes.



No voy a ser extenso, debido a los amplísimos estudios realizados por eminentes politólogos acerca de los diferente elementos que configuran el sistema electoral del Congreso, pero, creo que si la representación que después hace el representante, que no está sujeto a mandato imperativo, lo es de todo el Estado español, debería existir una única circuscripción electoral, que sería España, como sucede en las elecciones al Parlamento europeo.



Esto evidentemente dejaría sin representación a las provincias más pequeñas, que hoy se encuentran escasamente representadas y nulamente defendidas, pues nadie defiende los intereses provinciales en el Congreso. En su defecto, tal vez podría ser la Comunidad Autónoma, pero si se reformara el mecanismo de elección del Senado, creo que sería más correcto que éstas estuvieran mejor representadas en el Senado.



Supuesto una única circuscripción, estaría de auerdo en una fórmula representativa sobre una de corte mayoritario, para que todos los partidos que se quisieran presentar pudieran estar representados, pero claro, lo tendrían que hacer en todo o la mayoría del territorio nacional.



Por último, elevaría el techo electoral al 5% de los votos útiles, como ocurre en la municipales y autonómicas, de forma que se exigiría una cierta representatividad el partido en cuestión.



Otro elemento que se debería analizar es el que tiene que ver con el objeto de elección: la lista electoral. Actualmente, y para este tipo de elección, la lista es cerrada, bloqueada y completa para cada provincia. Esta opción sobre otras posibles presenta, como casi todo en la vida ventajas e inconvenientes, pero mejoraría sustancialmente el hecho de que