miércoles, 25 de febrero de 2009

Se fue Bermejo "el rojo" y llegó Caamaño "el masón"

Pero todo seguirá igual en la (in)Justicia española. No hay voluntad política para cambiar los problemas sustanciales de la Administración de Justicia en España. Se cambia el titular del Ministerio pero no se hace por su manifiesta incompetencia al frente de él, sino por un escándalo más propio de la prensa rosa, pues estamos hablando de una falta administrativa.

No es que justifique la pestilente y tiránica forma de actuar de este sujeto, es más que reprobable, pero lo que resulta dantesco es que se vaya del Ministerio porque electoralmente pueda afectar a su partido en las próximas elecciones, y no me refiero a las más próximas.

El uso sectario que el PSOE hace de las instituciones es sabido y conocido, pero no por ello menos criticable. Modifica el Gobierno según intereses partidistas, como ya antes utilizó al Parlamento, Fiscalía, Tribunales y Corona.

Pero el problema de fondo sigue estando ahí: los juzgados están saturados, los funcionarios de la administración de justicia están desmotivados en muchos casos y su productividad es manifiestamente mejorable. Los recursos humanos, económicos y laborales son insuficientes, y la percepción que los ciudadanos tienen de esta administración es, con mucha diferencia, la peor valorada.

Qué medidas se pretenden adoptar para cambiar esta situación sigue siendo una incógnita, pero no parece que el cambio de titular suponga cambio de actitud. Solo esperamos que no le dé al nuevo por los mismos lujos estrafalarios de su predecesor.

jueves, 19 de febrero de 2009

Política en la sociedad 2.0

¿Cuánto tiempo hace que no hemos contado o nos han contado un chiste? Ahora los chistes no se cuentan, se envían y se leen. Las reglas ortográficas siguen conservando su carácter discriminatorio entre cultos e inclutos en papel escrito, pero en soporte informático o telefónico, no es signo de analfebetismo, sino de cultura cibernética, de pertenencia a la sociedad dospuntocero.

El despliegue físico de accesos a internet ha provocado que se desarrollen no solo nuevas vías de comunicación, como el correo electrónico, o las llamadas redes sociales, sino nuevos canales comerciales. Ello impacta en nuevas formas de relación social, económica y cultural.

Los medios de comunicación tradicionales están sucumbiendo a la explosión del uso de internet, y solo la televisión mantiene su poder de convocatoria, pero con tendencia claramente descendente.

Sin embargo, el mundo político y judicial todavía no ha conseguido llegar a los estadios precedentes de uso de determinadas tecnologías. Para ellos, internet, comercio electrónico, correo electrónico, feisbuc, son consideradas "nuevas tecnologías". Serán nuevas para ellos que no las conocen, pero llevan instaladas en nuestra sociedad medio siglo.

Que existe un mundo paralelo, que con razón podemos denominar virtual, creo que es innegable. En ese mundo las personas, unas veces desde el anonimato y otras desde la falsa identidad, desarrollan vínculos relacionales basados más en el quiero ser, que en el soy. Ello implica muchos riesgos. Delincuentes que, en el mundo real actuarían de otra forma, en el mundo virtual adoptan caracteres que les permiten desarrollar su maldad bajo otras protecciones.

La peor vulnerabilidad de muchas personas decentes es, precisamente, su desconocimiento de este mundo virtual. Concretamente, los padres de la sociedad cero o unopuntocero, es decir aquéllos para quienes el ordenador es ese elemento demoniaco que siempre se le estropea a otro cuando tú más lo necesitas, o de aquéllos para quienes internet se circunscribe al correo electrónico y visitar el "marca" (dícese marca como cualquier otra publicación el uso), pero que jamás comprarían por internet y que se preguntan qué es eso de caralibro o que creen que small world es un juego de videoconsola.

Sin embargo el uso continuado de internet no te saca de tu ignorancia. Los niños y jóvenes, más indefensos por su inconsciencia en la medición del riesgo, son víctimas de la desaprensión de delincuentes, mentes criminales o enfermas, o empresarios sin escrúpulos, son víctimas de seguimiento, publicidad sin regulación, espionaje de hábitos, mientras sus padres viven en Bavia pensando que su hijo utiliza internet porque le "ayuda a estudiar".

Muchos opinan que regular internet es como "poner vallas al campo" y que no es posible prohibir o regular el uso de internet. Pues, miren, yo estoy harto de ver vallas por el campo. De hecho raro es el campo en el que no hay vallas. Por supuesto que se puede regular la publicidad en internet, de igual forma que está regulado para la televisión, y por supuesto que se puede, desde los poderes públicos, ayuntamientos fundamentalmente, propiciar que el gap generacional entre padres e hijos disminuya por un lado, y que los hijos, más creídos en que conocen el suelo que pisan (realmente ni hay suelo ni lo pisan, pero ésas son las cosas de internet), conozcan realmente los riesgos de un uso inadecuado de intenet.

No creo que internet sea ni malo ni bueno, de igual forma que un coche no es ni bueno ni malo, y una escopeta no es ni buena ni mala, pero ¿dejaría un padre a su hijo de diez años solo en su habitación con una escopeta cargada, o conduciendo un coche por una autopista, o dejaría a su hija de doce años salir de paseo con un desconocido que le triplica la edad sin saber dónde va, con quién se junta y qué hacen? Pues eso es exactamente lo que estamos viviendo actualmente.

Si algunos padres lograran visitar los foros, redes sociales o leer los mensajes que sus hijos menores envían o reciben no saben a quién, a más de uno se le caerían los pelos del sombrajo.

Bienvenidos a la sociedad dospuntocero.

lunes, 16 de febrero de 2009

Chávez, Chaves para siempre

Los sistemas políticos actuales se basan en la degeneración de algunos principios representativos liberales. Los más importantes son, la elección de los representantes del poder legislativo por parte de un cada vez mayor electorado, la competición política a través de elecciones periódicas, la división de pòderes, la libertad de expresión política en cualquier momento y no solo en los comicios electorales y el sometimiento de las decisiones políticas a la opinión pública.

Estos principios liberales están basados en el principio general del consentimiento, por el que los ciudadanos, portadores de la soberanía y únicos titulares del poder, delegan mediante consentimiento en un conjunto de personas, representantes, que ejercen el poder en nombre del pueblo, representados.

Andando el tiempo, hemos asistido a la deformación de estos principios en casi todos los estados autoproclamados democráticos. La causa de la deformación no es otra que la consabida tendencia al absolutismo que provoca el ejercicio del poder y que tiende al portador a no querer desprenderse de las prebendas que este ejercicio suscita.

Las principales deformaciones son las siguientes: primero, la preeminencia del poder ejecutivo sobre el legislativo, que cristaliza en la práctica anulación del principio de representatividad y de la división de poderes, porque el Gobierno no es elegido por el portador de la soberanía y porque el Gobierno controla tanto la acción legislativa, como la potestad reglamentaria como el poder judicial. En segundo lugar, el control gubernamental de los medios de comunicación, bien a través de su titularidad, bien a través de redes clientelares, lo que anula o impide la capacidad crítica del portador de la soberanía. Tercero: la capacidad discrecional del ejercicio del poder por parte de los Ejecutivos que nos lleva a la falta de control por parte de la oposición política y de la opinión pública.

Un amigo me decía que la salud democrática de un país se puede medir por el número de personas que viven de un sueldo del Estado sin ser cargo electo o ser funcionario. Hagan cuentas.

Ayer, Chavez consiguió lo que se había propuesto, pero el ejercicio de control no deja de ser pueril. Se encarga de realizar referenda vinculantes hasta que consigue el resultado deseado, y cuando lo consigue ya no es posible preguntar más. Lo curioso es que en la mayoría de estados pasa igual.

En España, los españoles con capacidad de voto en 1978 aprobaron una Constitución que, por algún avatar del destino tenemos que seguir manteniendo in pectore, debido a las condiciones tan rígidas que supone su modificación. Y si el pueblo soberano ha cambiado, éste debe aguantarse. Ya otros consintieron por él.

Ésta era la doctrina defendida, entre otros, por Grocio, Puffendorf o Hobbes, por la que el consenimiento del pueblo para que un Gobierno sea el que ejerza el poder basta con que se haya dado una sola vez. Esta doctrina fue rápidamente enmendada por teóricos liberales como Locke, Montesquieu, Madison o Tocqueville, porque esa teoría deriva irremisiblemente hacia el absolutismo y la tiranía. Esto es lo que está ocurriendo hoy día.

Y lo peor de todo es que existen soluciones para salir de este atolladero en el que los politicastros y politiquillos nos han metido, revestidos de una débil legitimidad democrática, y peor aún es constatar que esta tendencia absolutista y tiránica no es monopolío de ningún partido ni Estado y no es patrimonio de los débiles estados latinoamericanos. En España sufrimos mucho de esto, y no solo a nivel nacional. La peor de las deformaciones que sufrimos consiste en esta España de las autonomías que lo único que ha provocado es la proliferación de cortijos autárquicos y reyezuelos al estilo medieval que, mediante contrato de vasallaje (elecciones), nos tienen sometidos.

La rotación de cargos, la limitación de mandatos, la disminución de cargos por designación, la reforma de la financiación electoral, la modificación de la ley electoral, la centralización de muchas competencias políticas cedidas por la Administración Central sin el permiso de los ciudadanos, la vuelta al parlamentarismo con la necesaria e imperiosa modificación de la Segunda Cámara, la flexibilidad constitucional, son algunas soluciones que requieren demasida generosidad por parte de los déspotas que nos subordinan y que devolverían el control al legítimo portador de la soberanía.

Tenemos Chavez y Chaves para mucho tiempo.

viernes, 13 de febrero de 2009

¡¡ La poltrona, la poltrona, que no me quiten la poltrona !!

El juez que debe investigar a cargos de un partido político, de campo con el Ministro de Justicia y con la Fiscal del caso, el partido que se declara antiabortista pero que considera que el mal menor es dejar la ley del aborto como está, la Presidenta que se echa las manos a la cabeza porque responsables de instituciones se van de finde, los portavoces de la Asamblea discutiendo si se ponen trabas o no a una comisión de investigación (¿para qué sirven?), un presidente autónomo que se presenta dentro de dos semanas a unas elecciones y se pone a reformar despachos y salas de juntas como si fuera Versalles... Esto alguien podrá decir que es mezclar churras con merinas, y es verdad, pero es que pises por donde pises en el campo de la política, la mierda rezuma por doquier.

Todo está podrido. Todos se llaman demócratas, pero el número de altos cargos de la Administración designados y no elegidos es infinitamente más alto que el de cargos electos, y nadie está dispuesto a cambiarlo.

El PP aboga, por lo menos hasta ahora, por el principio de la división de poderes, hasta que tienen el poder y entonces, mejor que lo separe otro que yo lo quiero todo para mí. El PSOE, por lo menos, nunca fue partidario de dividir el poder, de hecho siempre pretendieron lograrlo por las buenas o por las malas.

Un juez al que le presenta un libro el Presidente del Gobierno justo el día después de declarar la investigación sobre el franquismo, entonces no oímos a la Presidenta de Madrid recriminar a ambos ni se pidió la recusación de nadie ni la reprobación de nadie. Ahora como están cerca de mí, pues toca quejarse de las instituciones chabacanas y barriobajeras que tenemos. Presidenta: llevan de concubinato Gobierno y Justicia desde que existe el PSOE, ¿dónde está la novedad?

Los casos de corrupción son propios de personas corruptas, no de partidos, por lo que sería prudente no sacar pecho por nadie. Basura hay en todas las casas y lo que hace la gente decente es sacarla de sus casas y depositarla donde corresponde.

En Andalucía, la corrupción institucional de Chaves es indecente, ilegal, inmoral, clientelar, y encima no tienen fondos para pagarlo y se lo tienen que pagar el resto de españoles y resto de europeos, y aquí no pasa nada. Sigue, el tío, de Presidente.

Por otro lado, Garzón le hace la campaña electoral al PSOE en Madrid y Valencia, allí donde el PP ha demostrado capacidad política y de gestión y donde el PSOE sueña con coger cacho y coche oficial, eso sí no en las urnas, sino adelantando por la derecha, y ya se encargan los medios gubernamentales (PRISA) de hacer de corrala de la Pacheca, voceando rumores, bulos e información sin contrastar mezclada con opinión (la imagen de Miguel Ángel Aguilar capoteando al Presidente para que no constestara a un periodista es lo primero que enseñan en las Facultades de Periodismo. Eso es un periodista y no un acólito del poder). Esperpéntico.

Jueces nombrados por políticos, diecisiete sistemas administrativos y políticos que nos cuestan un ojo de la cara, uso abusivo del poder, partidos más preocupados por su couta de poder que por el bien de los ciudadanos, leyes electorales que benefician a los minoritarios (esto requeriría precisión, pero no lo voy a hacer), es tal la desvergüenza y la inmoralidad que preside nuestra política al albur de un sistema político permisivo para ello que no es de extrañar la lejanía que los ciudadanos sienten de la política y el agotamiento que produce el cacareo del patio político.

Mientras la gente pasa horas en las oficinas para parados (no sé por qué las llaman oficinas de empleo, si allí te apuntas al paro y trabajo, trabajo no dan), otros ponen pies en polvorosa en cuestión económica familiar, los políticos y los medios de comunicación cacarean y cacarean sin importarles lo que le pase al vecino. ¡¡ La poltrona, la poltrona que no me quiten la poltrona !!

miércoles, 4 de febrero de 2009

Pacto de Estado, pacto con el diablo

Este Gobierno ya ha dado suficientes muestras de incompetencia polìtica y técnica para afrontar la crisis que hasta hace pocos meses no existía.

Ha tomado todo tipo de medidas, a cual más desastrosa en sus resultados, de forma que ha dilapidado la herencia que recibió del Partido Popular y que está dejando España como se la encontró Aznar.

Tampoco se podía pedir demasiado de quien ya en el año 96 dejó la caja española al borde de la quiebra, y obligando a pedir al PP un préstamo sindicado para poder pagar las nóminas de ese mes.

Pero hay una diferencia importante. Ayer estuve charlando con un Alcalde popular y me contaba que estaba muy preocupado por la situación actual y que ya había pasado por esta situación cuando llegó al Ayuntamiento y se encontró en lamentable estado las finanzas municipales, herencia socialista. Y me comentaba el Alcalde, "...pero por lo menos esa situación era heredada, no era mía, aunque la sacamos adelante".

Yo le dije a él lo mismo que le diría a Cristóbal Montoro ahora. En el año 96 las finanzas del Estado estaban como estaban como consecuencia de una mala gestión económica, pero se daban las condiciones para salir de ella, con esfuerzo, pero se podía salir.

En esta ocasión, el Estado ha perdido, no solo el capital económico, sino la credibilidad, y lo peor de todo en el año 96 la gente estaba acostumbrada a pasar calamidades y a vivir con poco, ya se sabe gobernaban los socialistas. El Gobierno del PP acostumbró a los españoles muy mal, les acostumbró a vivir bien, a vivir del trabajo y del esfuerzo, hasta que regresaron los socialistas que se dedicaron a decirle a la gente que el esfuerzo no es importante, lo importante es vivir y dejar vivir (por desgracia en algunos casos es vivir y dejar morir).

Se olvidaron de actuar sobre la formación, sobre la competitividad, sobre valores morales basados en el trabajo y el esfuerzo, y la sociedad española pecó de indolencia. Se acostumbraron a vivir bien y a trabajar poco y mal, y hoy nos toca recoger la siembra de los años pasados.

Universitarios más dedicados a elegir el trabajo mejor pagado que aquel que le ofrecía mejores oportunidades de evolución,profesionales que, por dinero cambiaban de empresa porque nunca pensaron que el riesgo de estas empresas era muy alto (por ejemplo las famosas puntocom), familias acostumbradas a tener asistentes de hogar como nuevos ricachones, niños acostumbrados a buenos móviles, videoconsolas, juguetes caros, familias que viajaban sin pudor a destinos exóticos sin más cobertura que el trabajo del mes siguiente y con tasas de ahorro ridículas. Nadie invertía en formación, en idiomas, en investigar nuevos mercados o nuevos productos. Era el momento de presumir de cuántas personas trabajaban para mí, aunque lo hicieran mal o de forma poco productiva.

Pero el ciclo cambió, y esa gente indolente, poco previsora, esá ahora necesitada de ayuda, porque son incapaces de salir de dificultades porque nunca las tuvieron. Pero el problema es que los españoles votaron a Zapatero, y ZP ha demostrado incapacidad. incompetencia, prepotencia y soberbia.

Algunos piden un pacto de Estado. Yo también. Propongo que Zapatero pacte con Rajoy que se van a casa a sus quehaceres y dejarán vía libre para que el talento político, que existe, lo sé, pueda salir a relucir. Que los españoles aprendan que la senda del éxito no es ganar dinero rápido, sino trabajar cada vez mejor, y eso supone esfuerzo de todos, pero antes que nada esfuerzo individual. Recuperar los valores que hicieron prosperar a Europa, a Estados Unidos, a Canadá, a Japón, y no los que hundieron Cuba, Rusia, Venezuela o Argentina.

Yo quiero a España con los primeros, pero nos estamos acercando peligrosamente a los segundos.

martes, 3 de febrero de 2009

Los grupos de presión y el clientelismo político

Por grupo de presión entiende la ciencia política aquella entidad identificable que influye en la toma de decisiones gubernamentales sin el ánimo de llegar algún día a ostentar el poder.

Lso grupos de presión típicos son los que actualemente llamamos agentes sociales, sindicatos y asociaciones de empresarios, pero hay más. En el mundo anglosajón, a estos grupos de presión los conocemos como lobbys.

En España tenemos toda una auténtica variedad de grupos de presión y a otros grupos que no lo son pero lo parecen; son los clientes políticos.

Entre los primeros tenemos a grupos de presión económicamente poderosos que los podemos dividir en dos grandes grupos: públicos (bancos, cajas de ahorros, grandes compañías), y digamoslo así, silenciosos (masones, grupos ultracatólicos, grandes patrimonios personales).

Por otro lado, también tenemos grupos de presión económicamente menos solventes pero grandes cacareadores y soliviantadores: sindicatos, asociaciones gays y derivados, asociaciones feministas, movimientos sociales de izquierdas, ecologistas, anarcosindicalistas, etc.

Y, por último tenemos a determinados grupos que no son grupos de presión aunque puedan parecerlo. Son los clientes políticos, aquellos agentes necesarios para asentar las decisiones del gobernante a cambio de pingües beneficios, y en España tenemos tres muy llamamtivos: los medios de comunicación progubernamentales, los grupos de pseudoartistas o pseudointelectuales, vulgarmente conocidos como el sindicato de la ceja y determinados funcionarios públicos, muchos de ellos por designación y no por oposición.

Con este panorama, y a ritmo de balances y contrapesos, este Gobierno débil va actuando. En función de la preponderancia de cada grupo de presión, el Estado toma decisiones políticas y, en función del control que se quiera hacer de la opinión pública, se mueven los resortes clientelares.

Hemos tenido oportunidad de ver cómo actúan dos de estos clientes políticos: el grupo PRISA y la troupe Bardem. Los primeros con el bulo del espionaje en la CAM y los segundos acaparando toda clase de premios y promociones subvencionadas de unas películas, conciertos, discos, que nadie ve o escucha o asiste.

El día a día lo lleva a cabo el tercer cliente: determinados funcionarios que desempeñan determinadas funciones, normalmente mandos intermedios de la Administración que cada día influyen en los administrados en pos de la acción gubernamental.

Si somos capaces de ver dentro del escaparate escandaloso de unos y otros y observamos con atención cómo están actuando los verdaderos grupos de presión, entenderemos porqué este Gobierno ayuda en determinados momentos a los bancos como si fuera hipercapitalista, cómo legisla a favor del aborto como si fuera hiperfeminista o cómo legisla en favor de un adoctrinamiento masónico (EpC) o cómo mantiene financiación pública a la Iglesia católica como si fuera hiperccatólico.

Si somos capaces de observar y detectar en qué momento se mueve un grupo de presión seremos capaces de anticipar las medidas que tomará este Gobierno, que no es que se deje influir por estos grupos de presión, es que gobierna para ellos. Después es momento de dirigir a la opinión pública, y para ello nada mejor que los medios de comunicación masivos y personas de cierta relevancia social. La pregunta que me hago es ¿a cambio de qué?

lunes, 2 de febrero de 2009

El imperio de la ley contra el imperio de la izquierda

Si por algo se caracteriza la izquierda es por la bula que tiene cuando está en el poder para hacer de la Ley un instrumento al servicio de sus intereses.

Durante la pasada legislatura los casos más clamorosos de cómo torcer el Derecho lo constituyeron las acciones del Fiscal General del Estado en materia antiterrorista, ya fuera en la labor fiscal en casos como De Juana u Otegui o, pero aún, cuando hubo de intervenir para ilegalizar parte de unas listas electorales dejando otras partes de esas listas al juicio de los ciudadanos.

Más tarde, y durante esta legislatura, los mismos actores con la misma información pero con distinta pauta política, han decidido que todo ANV y resto de marcas electorales son ilegales completamente. Por ello, nadie ha dimitido, pero tampoco nadie ha exigido responsabilidades ni políticas, ni penales. No hubiera estado mal denunciar por prevaricación y cohecho al Fiscal General del Estado, incluso por alta traición, y haber exigido la destitución del Ministro de Justicia. (Clase de lengua para los sufridores de la LOGSE y resto de incultos, los verbos cesar y dimitir son intransitivos, por ello es la propia persona la que dimite o cesa y nadie puede dimitir o cesar a otro, sí lo puede destituir).

Pero esta clamorosa muestra de uso torticero del Derecho no es la única: la politización de los principales Tribunales ha provocado desde la mutación constitucional hasta que el Estatuto de Autonomía se siga ejecutando dentro de un escandaloso silencio judicial, y político.

Pero, a otro niveles más mundanos, el día a día nos demuestra que hay aplicación de la leyes distintas si eres del PP o si eres de izquierdas. Dos ejemplos: la detención por actitud vociferante de dos militantes del PP en una manifestación en la que se increpó a Bono, y la contramifestacion ilegal que la izquierda protagonizó ayer en contra de la, esta sí, legal manifestación convocada por asociaciones cubanas y secundadas por PP, CiU y UpyD, entre otros.
En este caso, la Delegación del Gobierno permitió, sin detener a nadie, que la izquierda intentara reventar la manifestación en favor de una transición de Cuba hacia la democracia.

Con estos ejemplos pretendo hacer ver que mientras que para la derecha, la Ley es el límite de la acción individual, y por tanto cualquier actuación debe estar sujeta a Derecho, para la izquierda no es más que la excusa o el instrumento necesario para imponer sus políticas. Si la Ley está de su parte, se agarrarán al ordenamiento jurídico, si no lo está cambiarán la Ley (nada que objetar) o la torcerán en su interpretación (Tribunal Constitucional y Supremo) o en su aplicación (a través de la Fiscalía General del Estado o las Delegaciones del Gobierno, responsables de la seguridad en España).

Pero existen mecanismos de control. Concretamente dos muy importantes: la descentralización de los núcleos de poder, es decir el PSOE no gobierna siempre y en todos sitios, y el control político de la oposición.

Élites del PP, ¿dónde estáis?¿seguís ahí? Los ciudadanos os necesitan. Cuando teminéis de miraros el ombligo, y lo de abajo y lo de arriba, vamos cuando dejéis de estar más preocupados por vuestras poltronas que por España, por favor volved a vuestras obligaciones.