miércoles, 14 de mayo de 2008

ETA: Delincuencia organizada

Hoy ETA ha vuelto a matar. Lo hace cuando quiere y cuando puede. Son delicuentes organizados, lo han sido siempre y lo seguirán siendo.

Sin embargo tienen una característica muy particular que los diferencia del resto de asesinos comunes: el respaldo social. Hasta tal punto es importante en estos casos el lenguaje que, el término terrorismo empieza a suponer un cambio de apreciación, dos puntos de vista diferentes: el de la parte de la sociedad que lo condena y la otra parte que lo comprende, aunque no lo comparta.

Si frente a un extorsionador o asesino, el rechazo social es unánime, en el caso del asesinato en nombre de un supuesto ideal político presupone que, si bien los medios no son adecuados e incluso son condenables, sí es legítimo lo que plantean, y en esa trampa ideológica son capaces de seguir delinquiendo durante cerca de cuarenta años.

No es el terrorismo etarra muy diferente de otros terrorismos. Unos apelan a razones políticas, otros a razones religiosas, y lo cierto es que se trata de un negocio muy lucrativo para aquéllos que lo ejercen, salvando las distancias de sus consecuencias, pero el sustrato excusativo es el mismo: apelar a una supuesta legitimidad histórica no atendida por un Estado, y actuar violentamente con el fin de influir en ese Estado, pero ¿alguien piensa que si un Estado accediera a esas pretensiones imposibles, dejarían de existir? Pidiendo la Luna se asegurar perpetuarse en la sociedad: es un negocio.

Hasta tal punto se pervierte el mensaje que, hoy día existe un debate no solo a nivel político sino a nivel social, de si es recomendable o incluso necesario negociar con ETA, y el debate, creo que no debe ser ése. Negociar, claro que es necesario negociar: cómo entregar las armas, como declarar la disolución de la banda, etc. Eso es necesario negociarlo, y para ello es necesario entablar contactos con los asesinos. Lo que no es posible es contemplar a unos asesinos como interlocutores políticos, no ya para ceder o no ceder ante sus pretensiones, que sin duda es imposible de hacer, sino adjudicarles la categoría de actor político con opinión, con voz propia, la voz de las armas. Eso no es Estado de Derecho.

En cualquier caso, el final de esta lacra social, solo vendrá desde el desarme del apoyo social a la banda, y en esto tiene mucho que ver el papel desempeñado por el PNV. Su ambigüedad en el trato a los terroristas los convierte inexorablemente en cómplices: no hay medias tintas, no existen gradaciones grises. o se combate el terrorismo o se está con él y por ello pienso que el PNV facilita la acción y desarrollo de ETA, porque lo legitima socialmente, aunque condene sus medios.

Hoy será el típico día en el que todos los dirigentes políticos se encontrarán muy cerca de las víctimas y sus familias, hoy todos clamarán contra ETA y se pedirán cadenas perpetuas, cumplimiento íntegros de las penas, cese de negociaciones, y otra serie de alaridos parecidos, pero todos los días muere la libertad en España, todos los días deberíamos exigir el fin de ETA. Al Gobierno le compete en exclusiva el uso de la coerción física legalizada a través de las Fuerzas de Seguridad, precisamente para asegurar ésta a todos los ciudadanos, y ningún Gobierno ha sido capaz de garantizar ni la seguridad ni la libertad, y ello debido al apoyo social que sustenta el terrorismo.

En España hay quienes por tener una determinada opinión tienen que ir con escolta, sus hijos no pueden ir al colegio siguiendo el mismo camino y sus familiares debe pasar inadvertidos mirando siempre atrás: deben ser muertos en vida, y parte de la sociedad lo transige, y parte de la clase política lo alienta, y eso no es ni bueno ni justo y nunca, nunca esta sociedad podrá pagar a las víctimas, muertas o no, lo que han perdido, porque la libertad no tiene precio. Es el príncipal síntoma de la ausencia de valores de una sociedad: si la libertada no se valora, no se protege, no se preserva, no es posible la vida. Vivir supone tomar decisiones que te acercan a tu destino y si esas decisiones no toman libremente, otros viven por ti, tu vida no es tuya, no te pertenece y, entonces, ¿para qué vivirla?

Cuándo entenderán los dirigentes políticos que la lucha contra ETA no es propiedad de un Gobierno concreto. El Gobierno deberá ejecutar aquello que las fuerzas política acuerden para acabar con el terrorismo. No se trata, como pretende el PSOE, de que la oposición apoye al Gobierno en su acción, se trata de que el Gobierno ejecute un acuerdo entre las formaciones políticas con posibilidad de Gobierno, sea quien sea el que tenga esa responsabilidad, y de ahí, del acuerdo previo, surgirá el apoyo posterior.

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