miércoles, 23 de abril de 2008

La moral del Estado

Uno de los elementos más dignos de ser censurados del régimen franquista fue la imposición de una moral de Estado. Se trataba de una moral pseudocatólica, con tintes catetos propios de una España inculta, analfabeta y con escasa, por no decir nula producción intelectual.
Era el caldo de cultivo perfecto para imponer una forma de pensamiento único, una nueva escala de valores, en definitiva, una moral de Estado.
Hace dos días el consejero socialista de Educación de Castilla- La Mancha, amenazó con no graduar a los chicos objetores y advirtió a las familias que "...su formación moral es correcta, sólo si se ajusta a los valores de la moral pública o de Estado".
Sobre Educación para la "inciudadanía" no voy a hablar mucho. Clara se puede presuponer mi posición y ya mucha gente ha escrito acerca de este atropello a la libertad individual de pensamiento.
Lo que hoy quiero traer a colación es el motivo que hay detrás para que, sin ambages, un miembro de un gobierno autonómico pueda justificar una moral de Estado, al más puro estilo franquista.
La razón estriba en la política posmodernista que está llevando a cabo el PSOE desde hace más de dos décadas, y que ha encontrado en ZP al máximo exponente.
Sería pueril pretender resumir la corriente de pensamiento posmodernista en solo breves líneas, pero valga como ejemplo que el posmodernismo se basa en la anulación de la persona entendida de forma individual, el yo muere y surge una forma de comunitarismo, en la que la comunidad está por encima de la persona, los valores que nos llevaron a mejorar, como el esfuerzo, el trabajo, quedan ahogados por nuevos valores que incitan a disfrutar la mejora de la vida y donde la reafirmación de las colectividades dan lugar a una emergencia de minorías que reclaman su espacio público y que se reafirman a través de su orientación sexual, su raza, su etnia, su lengua, y todo aquello que implique resaltar la heterogeneidad social, el famoso pluralismo social.
Ésas son las bases del posmodernismo. En ellas se ven identificadas muchas políticas socialistas de los últimos tiempos: la reafirmación del colectivo gay, educación para la ciudadanía, el reconocimiento de los nacionalismos, que España es un Estado plurinacional. Ahora lo "pluri" está de moda, no por moderno, sino por posmoderno.
Ya no existe una Política, sino Micropolíticas, realizadas desde todos los ámbitos sociales y a través, cada vez más, de organizaciones sociales: son los llamados movientos sociales, que reclaman su derecho de igualdad en la toma de decisiones.
¿Y qué es Educación para la Ciudadanía en este entorno? Una vía para amoldar las mentes de los más débiles intelectual y culturalmente como son los niños. Que crezcan aprendiendo que el multiculturalismo, las minorías, ya sean sexuales, políticas o raciales, hay que reconocerlas primero, aceptarlas después y demostrar solidaridad ante las pretensiones de estas minorías.
Por ello es necesario desterrar viejos valores como la jerarquía paterna, la heterosexualidad como única forma de identidad sexual, la autoridad, ya sea del maestro, del policía o la de los padres, el esfuerzo personal... ¿Y qué valores hay que instaurar? El respeto a la homosexualidad, la integración cultural del inmigrante, el respeto a la minoría lingüística, el respeto a las minorías políticas (nacionalismos) y sociales (medioambientalismo, feminismo, antiglobalismo), otro tipo de moral, como la religiosa...
¿Y cómo se lleva a cabo? Provocando situaciones límite hasta que sean aceptadas socialmente: Educación para la ciudadanía, el mestizaje, el escaparatismo gay (los Zerolos de turno), el matrimonio de homosexuales, el abuso del feminismo (último caso, la Ministra de Defensa), las multas al uso del castellano en Cataluña, la batalla anticlerical mediante el acercamiento al musulmán, etc.
Todo ello son síntomas de una política global orquestada desde el Gobierno, y mientras el PSOE se dota ideológicamente, tras el varapalo sufrido en el siglo XX sobre el modelo marxista, el PP pretende "vivir de rentas" ideológicamente hablando. Mientras unos se centran en la gestión, otros además preparan a las próximas generaciones a tener una única opción política, porque su escala de valores solo estará representada por un único partido.
Insisto que el posmodernismo, aquí burdamente expuesto, da para mucho, mucho más, y que en sucesivas entradas procuraré profundizar.
En cualquier caso, recomiendo las siguientes lecturas, de entre la ingente literatura existente:
"La era de la información " de Manuel Castells
"Globalización/ antiglobalización, sobre la reconstrucción del orden mundial" de David Held
"Modernización, Posmodernización" Ronald Inglehart
"Consecuencias de la modernidad" de Anthony Giddens
...

1 comentario:

Anónimo dijo...

creo que el último clavo en el ataúd del posmodernismo ya lo dió Alain Sokal con "Imposturas Intelectuales". Es un programa racionalmente enclenque, muchas veces incoerente y que lleva a práxis política de nivel PSOE. Hay un resumen en
http://biblioweb.sindominio.net/escepticos/imposturas.html

PD: dinos que te has inventado eso de la "moral del Estado" del de Castilla-La Mancha, por favor...