miércoles, 24 de septiembre de 2008

La peor crisis que ha conocido Solbes

O es tonto o piensa que lo somos los demás. Este Ministro de Economía y Hacienda y Vicepresidente del Gobierno, ha pasado de plantear un escenario propio de los cuentos de hadas dos semanas antes de las elecciones a considerar esta crisis como la peor vivida por él.

Resulta evidente que la mentira tiene las patas muy cortas, el problema es que la memoria de los españoles es más corta aún.

Parece claro que esta crisis es internacional. El origen puede que se encuentre en la falta de liquidez de bancos de inversión muy importantes, pero es obvio que, una vez desatada la crisis, todos los países y todos los sectores se verán implicados en mayor o menor medida.

En el caso español han coadyuvado diferentes causas, siendo la principal el ajuste oferta demanda en el mercado inmobiliario. El exceso de demanda inmobiliaria se ha producido como consecuencia del aumento del plazo de amortización hipotecario, la disminución hasta niveles negativos de los tipos de interés y el acceso generalizado al mercado laboral de dos miembros de la unidad familiar. Esto ha permitido que, durante quince años, la oferta fuera menor que la demanda lo que hacía de la vivienda un bien susceptible de que su precio aumentara.

Entre los efectos colaterales del aumento del precio de la vivienda hay uno de especial relevancia: el aumento de la demanda de bienes de consumo, pues los propietarios de las viviendas incorporaban en el crédito hipotecario todo tipo de bienes propios de préstamos al consumo: coches, ajuar doméstico, muebles y hasta vacaciones.

Por otro lado, los ayuntamientos, dueños del suelo han aprovechado la coyuntura elevando el precio del mismo, lo que sin duda ha revertido en mayores y mejores servicios municipales (polideportivos, piscinas climatizadas, bibliotecas, festejos, programas sociales,...). Además, en tiempo de oportunidad de negocio rápido y seguro, las empresas se han dedicado a inversiones de rápida amortización y pingües beneficios.

Estos efectos han tenido las siguientes consecuencias: muy mala gestión de expectativas por parte de las Administraciones Públicas, sobretodo ayuntamientos, que cuando no ha habido suelo que vender porque no hay dinero para comprarlo, tienen ahora que desandar el camino recorrido porque no pueden mantener ni siquiera el gasto corriente de los servicios que habían iniciado.

Las empresas no son competitivas, no tenían porqué serlo y no dedicaron recursos para invertir en I+D, ni formación, ni estrategias empresariales que diversificaran el riesgo (por ejemplo como han hecho los grandes bancos con su amplia cartera industrial).

Además, se penalizó el ahorro familiar y se favoreció el consumo irresponsable, lo que ha creado unos hábitos de consumo que en la actualidad provocan desazón en las personas y familias, que ya no pueden pagar cinco euros por desayunar, o cien euros por unos vaqueros, o cincuenta euros por persona para salir a comer, o treinta euros mensuales por línea de teléfono móvil, ni coche para cada mienmbro de la familia con licencia o viajes anuales propios de antiguos viajes de bodas.

Y durante este tiempo, ¿qué ha hecho Solbes? Heredó un modelo económico basado en el consumo y la inversión como consecuencia de un periodo expansivo de la economía, que se tradujo en reducción de impuestos, austeridad presupuestaria y control del gasto público y una demanda creciente de mano de obra. El problema es que todos los indicadores incidían en el agotamiento de esta fase expansiva, y el Gobierno no hizo nada.

La mano de obra demandada no era cualificada o era de escasa cualificación, de ahí el fenómeno de la inmigración ilegal masiva: no se necesitaba titulación ni cualificación alguna para trabajar en España. No se alentó a los jóvenes a que se formaran adecuadamente, sobretodo los que se decantaron por abandonar los estudios, a los que no ofrecieron alternativas formativas a la ganancia de salario fácil. No quiso el Gobierno incitar a las empresas a que invirtieran en I+D+i. De hecho en España, desde que Solbes es Ministro, el 30% de las empresas de España tiene actividades innovadoras. En tiempos de Aznar fue del 35% y Europa está hoy en el 40%.

No tomaron medidas de flexibilización laboral, en un entorno económico donde no existía problema para encontrar trabajo, lo que hubiera favorecido la competencia entre profesionales y por tanto aumentar su empleabilidad.

Debió tomar medidas urgentes para reducir el déficit en nuestra balanza de pagos, que ya se sitúa en el 1.31% del PIB, de forma que podamos ser competitivos en el exterior. Necesitamos vender nuestros productos fuera, pero el problema es que nuestros costes laborales y operativos son más altos que en el exterior y como lo que hacemos fácilmente lo pueden hacer otros, nuestros productos no se venden fuera, ni siquiera dentro de España, por ello decae el PIB, no porque no se invierta, sino porque no se vende a esos precios.

Hemos asistido a la entrada masiva de productos españoles fabricados en China, verduras, frutas, pescado venido de fuera, porque en España es muy caro mantener la cadena de valor.

Han sido muchas las alarmas que este Ministro ha ignorado, unas veces por oportunismo político, como ocurrió antes de las pasadas elecciones, y ahora porque no quiere asumir el coste político de tomar medidas impopulares, esperando que sean los demás agentes económicos los que saquen a España de esta crisis y que la inversión y el consumo privados vuelvan a tirar de la Economía.

Este Gobierno se dedicará a politizar sobre iniciativas que no requieren recursos importantes (ley del aborto, memoria histórica, eutanasia, etc) y dará tiempo a que la tormenta escampe, para presentarse al final como el caballero salvador de la dama España, y como es imposible calcular el coste de oportunidad de haber tomado otras decisiones, salvo compararte con otros países que hayan tomado otra senda, siempre tendrá tiempo de inducir un estado de opinión que le favorezca gracias a su control de los medios de comunicación y grupos de presión.

Si la culpa es de Bush y el capitalismo y haga lo que haga el Gobierno estamos en sus manos, cerremos el Ministerio.

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