lunes, 30 de junio de 2008

La Ministra ¿se ha ido? y el Ministerio de Igual da

Uno de los signos más evidentes de la política de Rodríguez fue, en la conformación del nuevo Gobierno, la creación de un Ministerio de Igualdad, a cuyo frente situó a una "imberbe" mujer de nulo bagaje político, profesional, y según se esfuerza en demostrar día a día, cultural e intelectual.

El único responsable de los desaguisados que está provocando esta Ministra es el Presidente del Gobierno, y lo es por diferentes razones: la primera, porque el Presidente ha demostrado el escaso valor que para él tiene un órgano como es un Ministro o el propio Consejo de Ministros, porque ha preferido impulsar la imagen de mujer, joven aunque nulamente preparada a la de eficacia en la gestión. La segunda, porque ha creado un Ministerio (decisión organizativa), sin contenido, funciones y responsabilidades, es decir de nulo valor práctico para los ciudadanos. La tercera, porque ni siquiera se ha dignado el Presidente a definir qué entiende él, que es quien ha tomado esta decisión, por igualdad, de ahí que la imberbe Ministra campe a sus anchas por el infecundo mundo de la ignorancia, y la cuarta, porque al igual que lo hecho con otros signos políticos, el Presidente lo único que ha buscado, pero todavía no ha encontrado, ha sido la provocación. El problema es que hasta para provocar se necesita bastante más que semejante especímen de Ministra.

Hemos supuesto que el Presidente pretende trabajar, o algo así, para asegurar la efectiva igualdad entre hombres y mujeres, pero en qué campos. Desde hace muchas décadas la mujer viene trabajando en prácticamente todos los ámbitos laborales existentes: la administración pública civil y militar, la empresa privada, la autogestión empresarial, en prácticamente todas las áreas funcionales: sanidad, educación, justicia, comercio, operaciones, hostelería, ingeniería, investigación, defensa, servicios, y lo ha hecho desde diferentes puestos de responsabilidad: catedráticas, médicas, enfermeras, oficiales, auxiliares, profesoras, juezas, administrativas, peluqueras, patronas, mineras, conductoras, camareras o ministras.

Por otro lado, no solo la CE, sino todo el ordenamiento jurídico español impide prácticas discriminatorias en el campo de las relaciones laborales, en muchos casos recogidos en los convenios colectivos. No es cierto que las mujeres tengan más problemas que los hombres para ascender en su carrera profesional, por dos motivos fundamentales, el primero porque cada vez en mayor medida, las responsables de recursos humanos en las empresas son mujeres y no parece que ellas sean las causantes de la supuesta discriminación, y por otro porque las empresas se rigen por motivos económicos y no fisiológicos, y buscan y detectan talento para desempeñar cada puesto, y no otras consideraciones, y este argumento de la discriminación cada vez tendrá menor fundamento, porque cada vez más las mujeres desempeñan puestos en los que se tomas esas decisiones.

Sin embargo, tengo que estar de acuerdo en el hecho de que hombres y mujeres no son iguales desde un punto de vista legal, por ejemplo: cuando un matrimonio decide poner fin a su relaciòn, el hombre se convierte en el padre pagano de los gastos de unos hijos que, vaya usted a sabér porqué, verá dos veces al mes, y un mes en verano (en el que, aunque sea el padre el que mantenga a sus hijos ese mes, también tendrá que pasar una pensión a la mujer por los gastos de los hijos que se encuentran con su padre), la patria potestad es, por defecto, siempre para la mujer. Cuando existe una denuncia de una mujer por malos tratos dése usted, hombre, por sentenciado, deja usted de ser inocente hasta que no se demuestre lo contrario, para ser culpable hasta que usted no demuestre lo contrario.

Tampoco somos iguales, hombres y mujeres, a la hora de acceder a ayudas para la iniciativa privada empresarial por parte de las administraciones, ya sean formativas, asesoras o económicas, no sé si es porque estas administraciones consideran menos capaces a las mujeres que a los hombres y consideran necesario dar ayudas a éstas frente a éstos.

Tampoco parece que hombres y mujeres sean iguales a la hora de desempeñar puestos en determinados sectores. Así, es prácticamente imposible que un hombre pueda trabajar como educador en una escuela infantil o en el servicio doméstico, seguramente porque así deba ser.

Al final de todo, hombres y mujeres no se distinguen por el hecho de ser de uno u otro sexo, sino por los roles que deciden desempeñar, y no es lo mismo una mujer que decida desempeñar el rol de trabajadora, con una mujer o un hombre que decida desempeñar el rol de madre o padre, y no es lo mismo que un hombre prepondere el rol de trabajador frente al rol de padre divorciado.

Cada persona desempeña diferentes roles y busca en ellos un equilibrio, muchas veces difícil de conseguir, y de ahí la necesidad de hacer políticas de una conciliación de la vida laboral y familiar, o políticas de integración de minusválidos o políticas educativas que permitan la libre elección real de profesión.

No es la igualdad en términos abstractos el objeto de protección, sino la libertad de desarrollo personal, profesional, familiar y social, la efectiva igualdad de oportunidades con especial protección de aquéllos que lo necesitan por lo sobrevenido de su situación, como son los mayores, los niños, o en otro orden los minusválidos, o en otro orden los excluidos sociales ( y no me refiero solo a inmigrantes. Una persona obesa puede estar socialmente excluida, como una persona con una malformación física).

Pero, para ello, no era necesario un Ministerio tan vacío de contenido como de ideas y voluntad política. Al final, lo menos malo de esta situación es la incapacidad de una Ministra que solo piensa en diferenciar a hombres y mujeres a través de la discrimanción positiva, contraria por otro lado a la CE, fomentando la batalla de sexos a través del lengüaje y enviando mensajes acusatorios de supuesto machismo como el enviado a la RAE.

Y esto no es de recibo. Señor Presidente, asuma su irresponsabilidad y el resultado de sus acciones. Haga dimitir a la Ministra, haga desaparecer este MInisterio y trabaje usted por la efectiva igualdad de oportunidades entre personas, y deje al hombre y a la mujer en paz.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El problema no es sólo la bisoñez de la Ministra, sino el nepotismo más absoluto que se ejerce en el Ministerio. Además de ella, ya son otros dos los altos cargos que presentan un perfil similar (menos de 30 años, hijos de algún cargo politico local y nula experiencia en gestión).
La falta de interés de Zapatero por los temas de igualdad, a pesar de su verborrea, se demuestra por consentir que el nuevo Ministerio sea un coto para dar prevendas a hijos de amigos políticos.
Como mujer y feminista, me siento indignada. Cuando es el PSOE quien está en el Gobierno parece que todo se puede tolerar y lo cierto es que es injuto.
En apenas 100 días, con el nuevo Ministerio se han cargado toda la labor desarrollada durante la legislatura anterior en la que Soledad Murillo, al frente de la Secretaría de Políticas de Igualdad, se encargó de dar prestigio a un tema que durante los años del PP había sido defenestrado.
Recuerdan el título de aquel libro "todas putas" que tantos quebraderos de cabeza diera a una directora del Instituto de la mujer. Ahora habría que cambiarlo por el de "todas sordas"...."y mudas".

Alfonso Fernández Álvaro, Ingeniero Informático y Politólogo dijo...

Gracias por tu comentario. Estoy de acuerdo contigo, y creo que no hay nada más ofensivo para la efectiva integración de hombres y mujeres que la falsa igualdad representada en esta niña y sus acólitos. Zapatero se está equivocando, y si bien hay que reconocerle que introduzca este tema en su agenda política, lo cierto es que lo que prima para él es su "política de signos", y para ello utiliza a la mujer, como otras veces ha utilizado a los homosexuales, a su abuelo, o a personas de confesiones diferentes a la católica. Es un embaucador que no persigue la manida igualdad, sino hacer política de escaparate. Como hombre que social, laboral y políticamente entiende a la mujer como persona,con los mismos derechos, obligaciones y oportunidades que el hombre, también me siento defraudado.