martes, 17 de junio de 2008

Homosexualiad y política

Parece que se quiere dar legitimidad científica a la homosexualidad. Hoy se publica un informe del Instituto Karolinska sueco por el que el cerebro de los homosexuales tiene unas similitudes con los cerebros de los de sexo contrario, es decir el cerebro de una lesbiana se parece más al cerebro de un hombre y el de un homosexual se parece más al de una mujer.


Rápidamente se ha hecho una lectura política de este estudio, y rápidamente se cae en la demagogia propia de este tiempo con respecto a los homosexuales.

No seré yo quien haga una lectura científica ni política de este estudio, pero sí quiero reflexionar sobre el aspecto político de este fenómeno, que tiene algunas similitudes y algunas diferencias con otros debates sociales recientes como el feminismo o el indigenismo.

El hecho de que se resalte en los medios que se trata de un instituto sueco parece que se le hace dotar de cierto modernismo y rigor.

El estudio se ha realizado sobre 90 personas de distinta orientación sexual, y más allá de lo que diga el informe, son ciertas las siguientes consideraciones:

  1. cada persona se ha tenido que identificar sexualmente antes de ser estudiado
  2. puesto que las personas son mayores de edad, han recorrido ya un componente de socialización previo
  3. todas las personas están educadas sexualmente, es decir distinguen su opción de otras posibles que conocen y pueden comparar.

Es decir,

  1. no se ha realizado estudio morfológico alguno sobre no nacidos y por tanto no socializados
  2. no se ha realizado estudio alguno sobre personas que todavía no gozan de identidad sexual (p.e bebes)
  3. no se ha realizado estudio alguno sobre personas que no identifican otra posibles formas de identidad sexual.

Por tanto,

  1. no cabe hablar de componentes ajenos a la socialización exclusivamente como desencadenantes de la homosexualidad
  2. el hecho de la comparación entre los tipos de conexiones entre los cerebros de hombres y lesbianas y mujeres y homosexuales determina que, efectivamente existen diferencias en los cerebros entre hombres y mujeres (esto va a ser un problema para la infausta Ministra de Desigualdad)
  3. no se sabe qué tipo de cerebro, si es que tienen, presentan los bisexuales.

Durante el programa previo a las pasadas elecciones "Tengo una pregunta para Ud Sr. Rajoy" alguien le preguntó a Rajoy acerca de qué actitud tomaría si su hijo fuera homosexual. Éste contestó que le apoyaría y lo querría como hijo suyo que es. Para una mayoría esta respuesta podría parecer adecuada, pero lo que me pareció improcedente fue la pregunta. ¿Por qué no le preguntó qué haría Rajoy si su hijo fuera tartamudo, rubio, superdotado, feo o guapo?¿Por qué aquéllos que reclaman igualdad de trato hacia los homosexuales tratan precisamente de diferenciarlos?¿Por qué es necesario recurrir a la equivocada discriminación positiva hacia los homosexuales?

Desde instancias ejecutivas en diferentes Comunidades Autónomas se pretende incidir en la educación homosexual sobre niños que se encuentran en las edades propias en las que las hormonas empiezan a hacer de las suyas, con la única intención de infuir sobre quien no tiene capacidad de discernimiento.

Pero, ¿cuál es el fin de todo este impulso filogay por parte del Gobierno? Ni más ni menos que avanzar en las tesis posmodernistas imperantes en la reciente ideología socalista. Se trata de atacar la insitución de la familia, mal llamada tradicional y confesiones religiosas y de paso hacerse con el voto filogay y filolésbico.

Tengo la sensación de que proliferan los homosexuales en los programas de televisión, series e incluso programas infantiles, amén de las repercusiones de los esperpentos de las caravanas de payasos que suponen los desfiles del orgullo gay, y señores del Gobierno, estadísticamente en España no hay tanto homosexual como lo que se hace parecer en los medios de comunicación masivos.

Y es que influir sobre la conciencia de las personas por parte de los gobiernos es una característica de los totalitarismos de izquierda que hacen del adoctrinamiento colectivo su mejor aval de perpetuidad en el poder.

Un homosexual, como un heterosexual, debería gozar de las mismas oportunidades, derechos y obligaciones políticas y sociales, y no entiendo que en función de con quién compartas alcoba, se requiera mayor o menor protección.

El homosexual, como el heterosexual, quiere vivir su intimidad sexual como su intimidad religiosa sin las interferecias de un Gobierno preocupado, no por este colectivo, sino por desgastar y atacar a quienes se resisten que éste sea un debate político.

No cabe hablar de los derechos de los homosexuales, como no cabe hablar de los derechos de los heterosexuales. Solo cabe hablar de derechos de personas, y uno de los más importantes es el derecho que reconoce la libertad de pensamiento, y éste viene siendo conculcado permanentemente por este Gobierno.

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