martes, 3 de junio de 2008

Conciliación de la vida laboral y familiar

Si es que es necesario conciliar ambas vidas es, primero, porque son diferentes, y segundo, porque son incompatibles y se requieren esfuerzos para que convivan esas dos vidas en las personas.

Casi todo el mundo trabaja y casi todo el mundo tiene familia, pero también casi todo el mundo tiene amigos, aficiones, enfermedades, fobias y filias varias. la vida es una, temporal y terrena, y la vivimos como buenamente podemos intentando ser felices. La pregunta que me hago es ¿se puede ser feliz sin hacer felices a los que te rodean?

Que vivimos en un mundo hedonista y falto de los más básicos valores morales ya lo he denunciado y no voy a insistir demasiado en ello, pero es la base de la manida conciliación de la vida laboral y familiar.

Esta fórmula política electoralista va dirigida, fundamentalmente a las llamadas mujeres trabajadoras, en un alarde de falso feminismo igualitario, como si las amas de casa no trabajaran, sí esas que, según Celia Villalobos se quedan en casa con la "pata quebrada".

El caso es que la defensa de la familia no es hoy prioridad para nadie. La sociedad consumista de hoy obliga, y digo bien, obliga a la mayoría de las mujeres y hombres que viven en una unidad familiar biparental a trabajar. Hoy no pueden decidir cuándo trabajar, cuándo tener hijos, cuándo cuidar de tu madre o tu padre, o cuando cuidar de un hijo enfermo o con un tratamiento crónico.

Se echa mano de lo que se puede, abuelos que estén en buen estado de forma (en caso contrario abstenerse, sois una carga adicional), mujeres de dudosa procedencia y experiencia, a las que se les deja el cuidado de niños que no pueden siquiera hablar, o los centros educativos, a los que se les exige, abrir doce horas al día, "para conciliar la vida laboral y familiar".

El problema surge si tu hijo requiere ir todos los días a realizar un tratamiento médico, se pone enfermo, a tu padre le da un infarto y le han recomendado reposo absoluto y ya no puede quedarse con el nieto hasta las ocho de la tarde o si los horarios de trabajo suponen turnos rotatorios y una semana hay que levantar al bebé a las seis de la mañana y otros hay que acostarlo a las doce de la noche.

La familia monoparental con hijos debería ser un drama social, no una solución salvadora. Supone, en el caso de rupturas de pareja, la consecuencia de un error previo en la mayoría de los casos, y si la familia es monoparental por decisión propia, sugiere el egoísmo de quien lo decide, que priva al hijo de la necesaria contraposición de formas de actuar y ser de hombres y mujeres.

Cuando la familia es monoparental por muerte de uno de ellos, será precisamente la familia la que arrimará el hombro, no al Gobierno, que dará una pensión al superviviente y al hijo, como si únicamente con dinero se pudiera sustituir a quien ha muerto.

Esta radiografía es real, no pretendo ridiculizarla porque creo que es el peor síntoma de la sociedad vacía, egoísta y hedonista que nos obligan a vivir y creo que es el principal problema al que nos enfrentamos la sociedad. Y esto requiere reflexión profunda ausente de frivolidades.

Los falsos feministas, los adalides defensores de la igualdad de tareas, los enemigos del patriarcado, han provocado que se quiebre el elemento fundamental de cohesión social: la familia. Que es necesario reeducar a muchos hombres y mujeres no impele que sea necesario acabar con la familia. Es la educación en el seno familiar lo que debe cambiar, no sistituir la familia por el individualismo y el egoísmo.

Es el elemento en el que se dan, en mayor medida, la solidaridad y el altruismo, precisamente en los difíciles momentos, esos que a tu jefe le importan un bledo, a tus compañeros también porque tendrán que hacer tu trabajo y vete tú a acontárselo a la Ministra de la Igualdad que verás lo mucho que le importa.

Cuando una familia se forma, se debe hacer con un objetivo. No se pueden tener hijos simplemente porque toca. Es responsabilidad única de los padres su mannutención, su cuidado y su educación. Eso no se puede delegar, ni en los centros, ni en mujeres desconocidas ni siquiera en los abuelos, de foma continuada, aunque lo hagan de mil amores. Los hijos lo son de los padres, pero el aumento de las familas monoparentales, las declaraciones de falsa igualda y falso feminismo están atacando a nuestra propia sociedad. El problema es que los resultados de ello no los veremos nosotros, lo sufrirán los hijos de nuestros hijos.

Son muchas las medidas que se pueden adoptar para proteger a la familia, que no tiene nada que ver con la igualdad, ni con el feminismo y sí todo que ver con la familia, y prometo sugerirlas en breve. Y para los que atentan contra la denostada "familia tradicional" deberían reflexionar si no son tradicionales también el padre, la madre, la abuela o el hermano. Atacar lo "tradicional" e intentar dar la visión de retroceso o estancamiento, simplemente porque desde hace miles de años funciona y contraponer a ello la modernidad de la autoexpresión y la autorrealización, además de falaz es contraproducente para nosotros mismos. Espero que esos que opinan así tengan ya reservada su plaza en el geriátrico de la esquina o en la gasolinera más cercana.

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