miércoles, 22 de octubre de 2008

La Justicia de pandereta

La sinrazón se instala definitivamente en España. Ha descubierto que, como aquí, no la tratan en ningún lado. El último capricho ha sido el lamentable espectáculo que está dando el sistema judicial español.

Los secretarios judiciales se ponen en huelga, ahora para pedir mejores medios con los que hacer su trabajo, ahora que una de ellos ha sido sancionada por incompetente con dos años de empleo y sueldo. Hasta ahora todas las denuncias de este colectivo y demás chanfainas tenían como único objetivo cobrar más.

Por otro lado, los jueces consideran una intromisión intolerable las declaraciones del Gobierno hacia el CGPJ de acuerdo al caso Mari Luz, y, aunque tienen prohibido el derecho a la huelga, ellos han paralizado igualmente el sistema sin perder sueldo, eso sí. Es decir, han hecho lo que se supone que juzgan, el fraude de ley.

Para terminar de cerrar el triángulo escatológico de la Justicia, tenemos un Ministro del ramo más centrado en devolver las tortas que le propinen que en asegurar medios para que la Justicia sea simplemente Justicia.

Y es que cuando existen problemas de base que se tapan corporativamente junto con una mayor actividad judicial porque somos más y delinquimos más, le siente mal a quien le siente, y una manifiesta incompetencia ejecutiva, lo raro es que solo tengamos noticias de una única desgracia del tipo del caso Mari Luz.

Se habla de informatizar la Justicia, pero los jueces no quieren, los funcionarios judiciales no quieren y los cuerpos de seguridad no quieren, y los políticos responsables no saben cómo meter mano a este corporativismo.

El ejemplo de éxito de una administración informatizada, sin duda lo constituye la Agencia Tributaria, por lo que sí es posible, si se quiere, informatizar adecuadamente la Justicia. Por su parte los cuerpos de seguridad del Estado, podrían compartir sus bases de datos, pero no, cada uno defiende su corralito. Por otro lado, los funcionarios podrían utilizar sus ordenadores para trabajar y no para leer el Marca o el Hola, pero están más ocupados pidiendo más salario.

Y, por último el Ministro, que piensa que agilizar la Justicia se resuelve con más Juzgados, lo que implica más jueces, más secretarios judiciales y más funcionarios. ¿Qué tal si pone a trabajar a los que tiene con herramientas que mejoren la eficacia operativa?

No quisiera, ni lo más remotamente, estar en la piel de esos padres que perdieron a Mari Luz, pero no dejo de pensar que pueden estar sintiendo, ¿asco, indignación, impotencia, rabia, indiferencia, todo a la vez, nada de eso?

La no realizada renovación del Tribunal Constitucional, contraria al mandato de la Constitución, la huelga de los jueces, a través de un fraude de ley, los nombramientos políticos del CGPJ, Tribunal Supremo y Constitucional, la ineficacia del sistema judicial, que ampara a los delincuentes, la obsolescencia de las Leyes, que permiten que los padres obliguen a sus hijos menores a que delincan para que no les puedan procesar, el Ministro que piensa que está en su derecho de intervenir en la Justicia a su antojo. Es tal el despropósito que no extraña la unanimidad que existe en el mundo judicial de preferir un mal acuerdo a un buen juicio.

Esa niña y esos padres no merecían, como no merecemos ninguno, este sistema judicial. Y mientras, Garzón, a lo suyo.

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