jueves, 30 de octubre de 2008

Cuando la ideología se convierte en un problema

Está claro que la dirección del PP salido de las últimas elecciones generales y del último congreso nacional ha decidido supeditar la ideología al pragmatismo coyuntural. Se ha hecho del poder el objeto de la política y no su medio.

El Alcalde de Madrid, por lo que la villa representa, es y debe ser un icono representativo del partido al que pertenece, y en las últimas fechas no he conocido mayor retorcimiento de principios que los realizados por este Alcalde.

En primer lugar, el aumento de sueldo para él y más de cien personas de su equipo municipal, superior al 11%, en principio como regularización de los dos ejercicios anteriores. Aunque ni así me salen las cuentas de actualización de sueldo en función del IPC que mantendría el poder adquisitivo del Alcalde, estamos hablando del político mejor pagado de España, muy por encima del Presidente del Gobierno. Todo un ejercicio de empatía, y contención del gasto público. No se preocupe que los sindicatos ya han tomado buena nota para la negociación del próximo convenio colectivo.

En segundo lugar, y debido a la falta de financiación, ha decidido subir los impuestos y tasas municipales, así como la presión recaudatoria en materia de multas y sanciones (especial mención al seguimiento que pretende hacer de las basuras y sus reciclados).

Y, por último, la negativa al permiso de manifestación en contra del aborto solicitada por grupos antiabortistas, que sí contaban con la aprobación de la Delegación del Gobierno en Madrid, responsable de la seguridad en la Comunidad, porque la calle es para los viandantes.

El señor Gallardón, en el último congreso regional del PP proclamó su interés por definirse como centrista. Opina que la proa de un barco se encuentra en el centro, y el centro es lo que dirige la dirección del barco.

Sr Gallardón, me permito el lujo de darle unas pequeñas lecciones de ideología popular, ésa que usted dice conocer,desde hace veinticuatro años y que demuestra no practicar, desde hace casi el mismo tiempo.

Primero, en momentos de crisis, los gobiernos deberían suavizar la presión fiscal, precisamente porque bastante tienen ya empresas y familias con lo que viene de fuera (Mundo, Europa, España), para que el Alcalde suba impuestos y tasas. El caso de las tasas es el más sangrante, porque no conoce ni de rentas ni de situaciones familiares. Todos pagan lo mismo por el mismo servicio. Lo que no puede, encima, es jactarse de gastar 29 millones de euros en funciones que no son de su competencia y a la vez subirse el sueldo y a la vez detraer de la renta familiar más dinero para impuestos y tasas. Eso se llama vasallaje.

Segundo, la acción del Estado, para la ideología popular debe ser limitada no absoluta, y el Ayuntamiento de Madrid pretende vigilar hasta si se reciclan convenientemente los desperdicios, usted que viaja en un coche oficial que contamina más que un autobús. No es un Estado máximo lo que la idología de su partido propugna. Es lo que usted hace, a costa eso sí de la renta de sus vecinos. Eso se llama caciquismo.

Tercero, la calle debe ser para los viandantes, pero usted cierra todos los días las calles para montar un estrado con cámaras por enmedio para promocionar su acción de gobierno. Permítame un poco de demagogia ¿Argumentará igual cuando la manifestación sea por la eutanasia?Cuando se alegró al organizar la caravana del orgullo gay, ¿pensó en los viandantes? Eso se llama populismo.

Por último, se nota que es Alcalde de Madrid y no debe haber subido a un barco en su vida, porque hasta el más tonto del lugar sabe que la proa de un barco es la unión de una derecha (estribor) y una izquierda (babor) a través de una quilla, que es quien mantiene a flote el barco, y en estos momentos existe babor pero no hay estribor. Así, mi capitán, el barco se va a pique.

Para su interés camarada Gallardón, el barco es España, el capitán que lo dirige no está en la proa sino en el puente (en la proa estaba Leonardo di Caprio, y murió), y el barco (España) está escorado a la izquierda, y se necesita que el timón lo haga girar a estribor, precisamente para que el barco, España, siga con rumbo firme hacia el progreso y no derivando por la innavegable ruta de la socialdemocracia populista en la que Zapatero nos ha metido y en la que usted se deja llevar con el único fin de perpetuarse en el poder.

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