miércoles, 25 de febrero de 2009

Se fue Bermejo "el rojo" y llegó Caamaño "el masón"

Pero todo seguirá igual en la (in)Justicia española. No hay voluntad política para cambiar los problemas sustanciales de la Administración de Justicia en España. Se cambia el titular del Ministerio pero no se hace por su manifiesta incompetencia al frente de él, sino por un escándalo más propio de la prensa rosa, pues estamos hablando de una falta administrativa.

No es que justifique la pestilente y tiránica forma de actuar de este sujeto, es más que reprobable, pero lo que resulta dantesco es que se vaya del Ministerio porque electoralmente pueda afectar a su partido en las próximas elecciones, y no me refiero a las más próximas.

El uso sectario que el PSOE hace de las instituciones es sabido y conocido, pero no por ello menos criticable. Modifica el Gobierno según intereses partidistas, como ya antes utilizó al Parlamento, Fiscalía, Tribunales y Corona.

Pero el problema de fondo sigue estando ahí: los juzgados están saturados, los funcionarios de la administración de justicia están desmotivados en muchos casos y su productividad es manifiestamente mejorable. Los recursos humanos, económicos y laborales son insuficientes, y la percepción que los ciudadanos tienen de esta administración es, con mucha diferencia, la peor valorada.

Qué medidas se pretenden adoptar para cambiar esta situación sigue siendo una incógnita, pero no parece que el cambio de titular suponga cambio de actitud. Solo esperamos que no le dé al nuevo por los mismos lujos estrafalarios de su predecesor.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Me preguntaba ayer sobre la oportunidad de aceptar la dimisión de Fernández Bermejo. Bastaron tan sólo dos semanas de bombardeo con la munición de “váyase, señor Bermejo” (munición, para colmo, enviada por un bombardero averiado, como Federico Trillo, que en una democracia bien engrasada debería estar inhabilitado a perpetuidad para cualquier cargo público) para que Zapatero pusiese en bandeja la cabeza de uno de los pocos ministros que nos habían hecho albergar la ilusión de que un cierto espíritu de la izquierda moraba en el Consejo de Ministros.

Creo que de esta manera está indicando el camino a seguir para que la Iglesia, falsamente perseguida y falsamente pobre, se vaya haciendo cada vez más rica a golpe de manifestaciones multitudinarias, que los jueces sigan convocando huelgas corporativas en defensa de algunos de sus miembros de muy dudosa profesionalidad, que sean los padres de los niños asesinados los que decidan, tras una visita a Moncloa, la implantación de la cadena perpetua o de la pena de muerte, si se tercia.

La prueba la tenemos en María Dolores de Cospedal. Con la dimisión de Bermejo “no se cierra”, dijo, el asunto de la conspiración de montería escenificada entre el ya ex ministro y Garzón: “Si Zapatero pretende que nos olvidemos de esas conversaciones, está equivocado”. Es cierto, Zapatero está equivocado. Todos ellos quieren más.

Ni los jueces, ni los curas, ni el Partido Putrefacto, ni el circo mediático que obtiene beneficios televisivos con los tristes sucesos de las niñas asesinadas están dispuestos a soltar sus respectivas presas. Así, puede ocurrir que el vicepresidente del CGPJ, nombrado por el PP, poco menos que llama prevaricador a Garzón, sin que nadie le parta la cara judicial, ni sus propios compañeros que deberían censurar enérgicamente este tipo de actitudes, y que apenas se atrevieron a regañarle cariñosamente. Caca, nene, eso no se hace.

Deben de estar tan envalentonados que cuando acaben con Garzón, en Génova 13 brindarán por la feliz llegada del Estado de Derecho. Lo que ellos entienden por Estado de Derecho, claro está. Ya lo veréis.

Anónimo dijo...

El proceso ya está en marcha. Los ciudadanos ya podemos apuntarnos para pedir un juicio contra José María Aznar por crímenes de guerra en la invasión ilegal de Irak. El 27 de marzo se presentará ante el Tribunal Supremo una querella contra él y algunos miembros de su gobierno, como el entonces ministro de Defensa, Federico Trillo, actual portavoz de Justicia del Partido Popular en el Congreso, y Ana Palacio, ex ministra de Exteriores.

Federico Trillo, del que dependían las tropas españolas en una guerra injusta, en la que España participaba contra la opinión del 90% de la población, el mismo que nos engañó a todos, familiares incluidos, en el lamentable suceso de la identificación a voleo de los cadáveres del Yak-42, es quien pedía estos días con más ahínco la dimisión de Bermejo.

El ministro acabó dimitiendo por una cacería inoportuna, pero Trillo, con más motivos para haber sido borrado de la vida política hace mucho tiempo, continúa de diputado en el Congreso. Son dos formas muy distintas de sentir la vergüenza. Me gustaría que el banquillo hiciese justicia con el hombrecillo insufrible y sus inmorales campeones de la moral. Y aunque sé que no lo verán nuestros ojos, al menos los héroes de las Azores tendrán que soportar nuestra sonrisa de oreja a mayor oreja durante una temporada.

Anónimo dijo...

Segundo día sin presentar la querella anunciada contra Garzón. Parece que hoy, a la tercera, va la vencida. Estoy deseando que den ese paso. Va a ser histórico. Es como si una asociación de narcotraficantes se querellara contra el fiscal antidroga. Lo dicho, histórico.

Anónimo dijo...

Hoy es el día en que el juez Garzón, repuesto del chupinazo de sobretensión, espera con nerviosismo el veredicto del Partido Popular, que se ha convertido en el juez de su propia causa. Claro que, según Esperanza Aguirre, Garzón miente. Miente hasta en la gravedad del achuchón que le llevó a la clínica Ruber con un dolor en el pecho. “No debería encontrarse muy mal cuando tuvo tiempo de hablar con la Ser”.

De lo que sí tuvo tiempo el juez fue de enviar dos copias a los tribunales superiores de Justicia de Madrid y Valencia, y una más, con destino desconocido, quizá al Supremo, que tiene a los populares en un sinvivir. Entre ellos parecen estar viviendo una escenificación de la Última Cena: ¿Seré, yo, Señor, el próximo imputado?

Para hoy, entre los fastos del día, el Partido Popular anuncia la recusación del incontrolable juez que, con la cadencia de la gota malaya, va barriendo bajo la alfombra donde la derecha escondía la pelusilla de la corrupción. Como diría mi madre, a los del PP les está bien por barrer sólo lo que ve la suegra, mientras los ácaros de los espías, de los pelotazos y las prevaricaciones se reproducían a sus anchas escondidos en la oscuridad.

Una vez convertido en un partido anti sistema, no necesita ni guardar las formas. Así que el vicepresidente del CGPJ, nombrado por el PP, puede acusar a Garzón de presunta prevaricación, sin que apenas importe, ya no la ética, sino la estética de la acusación. Se quita la toga de juez y se viste de militante del PP con el desparpajo del que se prueba el mejor disfraz para el desfile del Carnaval del próximo martes.

Insisten tanto en que Garzón es un vendido, un agente del PSOE, que lleva a uno a pensar si ellos no estarán demasiado acostumbrados a conocer el precio de los jueces. ¿Quizá recuerdan todavía a cuánto ascendía la tarifa de Gómez de Liaño?

Anónimo dijo...

Que alegria! No sabía que el nuevo ministro era masón... gran noticia para la democracia.

Anónimo dijo...

Quien tiene un tesorero tiene un tesoro

Había estado todo el día anterior encerrado en su despacho, sin tomarse una pausa para salir a almorzar, ultimando la imputación en la trama de corrupción de dos aforados (ya se les empieza a conocer como aforrados) del Partido Popular. Vi luego por televisión las imágenes de Garzón, entrada ya la tarde, saliendo al fin de su madriguera, como seguramente diría Rajoy, enviando una insólita sonrisa a los medios de comunicación que hacían guardia a las puertas de la Audiencia Nacional, también ellos hambrientos, probablemente sin comer.

En verdad, en verdad os digo que no parecía el semblante de alguien que había estado al borde del accidente vascular el día anterior. Se le veía relajado, como de haber hecho una buena digestión. Lo que había comido el juez Garzón era un alimento que todos los expertos aconsejan tomar bien frío: la venganza, ese bocado que necesita del aderezo del tiempo para que mejore su sabor, como los buenos vinos.

Mientras los abogados del Partido Putrefacto preparaban para el día siguiente diecisiete folios de querella contra él, el juez resolvía su dieta espartana con apenas un párrafo, lo que se dice un bocado.

El resto ya lo sabéis. Ni para ti ni para mí. Ni para los Tribunales Superiores de Justicia, ni para la Audiencia Nacional: para el Supremo, y que dios reparta suerte. Pero antes esperó a que el PP hiciese una vez más el ridículo presentando una querella que ni el ex juez prevaricador Gómez de Liaño (de esto sabe un huevo) le encuentra el menor sentido ni posibilidad. “Un brindis al sol”, “una querella sin técnica jurídica” y “sin fundamento”, avisaba ayer el ex juez del caso Sogecable. Y eso que se supone que Gómez de Liaño es uno de los suyos, el abogado favorito de la derechona.

Sabemos que, además de un eurodiputado, uno de los presuntos imputados es el aforrado Tesorero del PP, Luis Bárcenas. Y todo ello cuando apenas había transcurrido una semana desde que Rajoy intentara establecer las diferencias de la trama que salpica hoy a su partido con los casos Naseiro o Filesa, buscando vanamente exculpar a su partido de la menor sombra de sospecha sobre una trama de financiación ilícita.

Trama, no sé. El Supremo dirá. Pero ya se sabe que quien tiene un tesorero tiene un tesoro. Para colmo de los malos presagios, el “asesor” jurídico de la querella ha sido Federico Trillo. Y todavía sigue sin dimitir este inútil.

Anónimo dijo...

Esto es una conspiración contra el Rayo Vallecano, el Hércules y no sé cuántos equipos de fútbol más, todos ellos de una trayectoria honesta e impecable. La policía ha detenido a varios miembros de esos equipos, por su presunta implicación en una trama de narcotráfico. Son once en total, pero a Mariano no se la dan con queso: él sabe que es una maniobra de los equipos rivales para deshacerse arteramente de sus competidores.

En los Estados Unidos acaban de detener a cuatro financieros acusados de defraudar más de 560 millones de dólares a universidades y organizaciones benéficas, amén de los chorizos multimillonarios de impecable estilo Madoff que ya están en manos del juez por otras estafas y obras de arte de la ingeniería financiera. Demasiada casualidad, pensará el sagaz Mariano, que los ladrones de miles de millones de dólares sean precisamente los ricos votantes neocons, compañeros ideológicos de Aznar, cuando todos sabemos que los ladrones siempre son los pobres negros.

El mundo está lleno de tramas conspirativas que no escapan a los ojos inquisitivos de Mariano. Pero al final todo se sabe. “Es que Garzón es socialista”. Esa es la madre de todas las cuestiones para Rajoy. Se calla, eso sí, que es el mismo juez que tras abandonar el PSOE, instruyó contra su antiguo partido el proceso más sonado de terrorismo de Estado conocido en democracia: el caso GAL, la llamada guerra sucia contra el terrorismo que, en su momento más crucial, no mereció ni una nota de protesta por parte del PP vasco. Alguien estaba haciendo el trabajo sucio al ultranacionalismo español y no era cuestión de andar haciendo preguntas impertinentes.

Hasta que Garzón se hizo de los suyos, y pasó de pronto a ser el juez campeador, terror de los socialistas criminales de la cal viva. Se trata, pues, de tomar la parte de las biografías que más aprovechan al convento. El caso práctico es Pío Moa, uno de los fundadores del GRAPO, quien, una vez convertido a la nueva fe, sirvió durante años de estandarte ideológico del PP. Mariano sabe, pues, que hay terroristas y jueces buenos y malos, dependiendo de la oportunidad del momento y al servicio de quien se pongan.

A él, en el último reparto, le han tocado los terroristas buenos y los jueces malos. También es mala suerte.