miércoles, 27 de mayo de 2009

El sindicalismo de pandereta

Quién puede estar en contra de los objetivos de unas personas que, libremente, deciden , dedicar parte de su tiempo a velar por los intereses de todos los demás trabajadores. Quién puede estar en contra de unas personas que deciden renunciar generosamente a mejoras individuales en sus carreras profesionales, en sus condiciones económicas, en sus jornadas laborales, en pos de mejoras coletivas que, les pejudican individualmente. Quién puede estar en contra de quien se enfrenta a los centros de poder y decisión autoritarios e injustos de las empresas y de empresarios explotadores aun a costa de su propio perjuicio en la relación con sus pagadores.

Desde luego muy poca gente. El problema es que esas personas son como Peter Pan: solo existen en los cuentos que algunos incautos prefieren creer. Y no me refiero al sindicalista reivindicador de creencia y corazón. Ése que, además de su jornada laboral entera, saca tiempo para mejorar las condiciones de todos, ése que procura llegar a la excelencia en su trabajo para ser ejemplo ante sus compañeros, ése que procura levantar el ánimo del compañero y del jefe o empleador cuando las cosas vienen torcidas, ése que lidera una posición de máxima entrega en momentos de crisis de forma conjunta, ése que conoce las adversidades de su empresa y decide no ser parte del problema y ayudar a buscar la solución. Ése no es un liberado, no rehúye el trabajo y no desea ser considerado entre sus compañeros y empleadores como "un tío listo" que se ha buscado las vueltas para vivir sin dar palo al agua.

Pero la peor calaña entre los sindicalistas la encontramos en las cúpulas de los sindicatos: una panda de liberados cuya única misión es justificar ante sus líderes sindicales y políticos su posición de liberado, una panda de liberados que han decidido hacer política, pero sin presentarse a unas elecciones, sin presentar un programa político y sin interés por hacerlo. Esa panda es un grupo de presión a favor del poder establecido, esta vez, en la Moncloa.

Ahora han decidido que hay que defender en Madrid la escuela pública y la sanidad pública. Será porque un profesor en la escuela pública cobra más (hasta un 30% más), trabaja menos (un 15% de horas semanales), no tiene que rendir cuentas ante nadie del resultado de su trabajo y su empleo, haga lo que haga mientras no sea delito, no corre peligro.

Por supuesto en Madrid no está en peligro nada de eso. Ni, como decía el líder socialista madrileño," los madrileños tendrán que ir a los centros médicos en vez de con la tarjeta sanitaria con la tarjeta de crédito en la boca", ni los centros de enseñanza, por desgracia dejarán de ser públicos.

Y digo, por desgracia porque, si bien la enseñanza debe ser pública, es decir debe asegurarse el derecho de todos los ciudadanos a acceder a la enseñanza, a la mejor enseñanza posible, los centros educativos no tienen porqué ser gestionados por personal funcionario. No tenemos porqué estar pagando los despilfarros que se producen en estos centros, ni la falta de profesionalidad de algunos (no todos) profesionales instalados en la mentalidad carca del funcionario ramplón que piensa que merece su sueldo por ir al trabajo o por ganar unas oposiciones. Flaco favor hace al resto de compañeros cumplidores y comprometidos con la enseñanza y con el deseo de servicio público, que haberlos háylos.

A estos traidores de la cosa pública y del espíritu funcionarial y sindicalista les están dando, desde las instancias políticas más mezquinas, todo el protagonismo, y solo se hace en Madrid por dos razones: la primera es de orden local: Tomás Gómez, lider socialsta madrileño, no es diputado regional y no puede enfrentarse a Aguirre en la Asamblea, y por tanto necesita el guirigai de los liberados para que los medios de comunicación "le den bola". El segundo es de orden nacional: Madrid es la joya de la Corona popular y es el ansiado trofeo que quieren los socialistas, y como en las urnas no ha podido ser, piensan que polarizando a la población, los socialistas en masa votarán en las próximas autonómicas, pero claro, Madrid, no es la primera Comunidad de España porque sus ciudadanos sean tontos, y el PSOE sigue tratándonos como tales, y claro, así les va.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Asi les va a los pobre madrileños.

Anónimo dijo...

Vamos a ver, esto de que una plaza concertada es más barata que una pública es una leyenda urbana y explico porqué: los colegios concertados suelen estar situados en grandes nucleos urbanos, con lo que suelen cubrir todas las vacantes porque hay demanda. Ahora bien, la red de centros públicos no sólo está en los nucleos urbanos, sino que además debe estar implantada en todos lo pueblos. Así puede darse el caso en pequeños pueblos de tener que mantener un colegio para 8 ó 9 niños y así en los cientos o miles de pequeñas localidades que hay en España. Si tomamos pues la media desde esta perspectiva claro que la red concertada es más barata pero porque está estrategicamente situada. ¿cuántos colegios concertados hay en pueblos de menos de 1000 hab.?. Por otro lado, ya sabemos la política de "algunos" de estos centros sobre niños con necesidades educativas especiales y los inmigrantes y otras etnias minoritarias, que inventan mil excusas para no matricularlos contraviniendo la ley (y con la vista gorda de la administración). También se paga menos a los profesores, etc. En fin que no hay que ser tan losto cuando se habla de lo que "cantan" los datos