lunes, 29 de septiembre de 2008

Y la política de signos llega a la Economía

Conocida la incompetencia del actual Ejecutivo en materia económica, ahora toca verificarla. Para ello, el Presidente Zapatero quiere invitar a Rajoy a hablar de Economía, que debe ser algo así como si yo invito a mi madre para hablar de cómo construir catedrales góticas.

En una nueva versión de la práctica de la política de signos vacíos de la izquierda, Zapatero pretende hacerse la foto con Rajoy para intentar trasladar la idea de que el desastre económico que padecemos no es consecuencia del Gobierno, que las causas son exclusivamente externas y que es necesario un pacto de Estado, en el que la izquierda decida y el PP transija, sensu contrario, el PP será un desleal que quiere obtener rédito electoral.

La inoportunidad de la invitación es tal que se realiza justo cuando el Vicepresidente económico ha presentado el borrador de Presupuestos para el próximo año en el Congreso. ¿No es ése el foro donde deben hablar de economía los dos líderes?¿ A qué viene entonces la invitación?¿Qué desprecio al resto de fuerzas políticas es el que se está representando?¿Qué falta de respeto se está preparando hacia las Cortes?

Sin embargo, no voy a caer en la tentación de comentar solo acerca del signo, como siempre vacío, hueco, sin propuesta, y con el único interés de presentarse ante la sociedad como un ser dialogante. Es la forma de tapar la ignorancia y la inoperancia.

En materia económica, es necesario fijar un escenario realista e incluso algo pesimista en el que se fijen claramente los ingresos esperados y el gasto corriente, de forma que no se eleve por encima del 1% del PIB el déficit del Estado.

Para ello, será necesario limitar las partidas superfluas como la publicidad institucional (500 millones de euros en 2007), fondos a determinadas ONG´s de dudosa eficacia y más dudosa solidaridad, ajustar la oferta de empleo público al mínimo imprescindible, mejorar los costes operativos de la Administración (teléfono, luz, papel, agua, gas, combustibles, viajes, materiales de oficina...), liberalizar la gestión de servicios públicos, como las Universidades y controlar el fraude fiscal. Existen muchas más medidas y todas deben ir encaminadas a fijar un escenario de duras dificultades, tipos de interés relativamente estables a lo largo de 2009 (cuando el IPC comience a bajar, es previsible que el tipo de interés baje entre 0.25 y 0.5 durante 2009), pero con aumento de la tasa de paro y descenso de la tasa de empleo, lo que implica disminución de ingresos por IRPF, Seguridad Social y aumento de las prestaciones por desempleo.

Sin embargo, la izquierda se ha demostrado incapaz de capear periodos de crisis económica, más bien los acentúan, porque su objetivo no es la correcta gestión de los fondos públicos, sino gestionar las expectativas de los ciudadanos, de forma que consigan mantenerse en el poder cuatro años más.

Ahora, pretenden que el coste político de la crisis sea nulo o moderado, trasladando la opinión de que ellos no son culpables de lo que pasa. Antes el barril de petróleo, ahora la crisis financiera americana, después ... Y es que no existen crisis económicas monocausales, ni se trata de fenómenos a los que se llega por contagio. Se participa de ellas, como también se participa de los periodos de expansión económica. En España, no tenemos los problemas que tiene en Estados Unidos. Su problema tiene que ver con la economía financiera, nuestro problema tiene que ver con la economía real: no somos competitivos y además hacemos lo que cualquiera es capaz de hacer. Afortunadamente el sol permitirá seguir abriendo bares y restaurantes, pero de eso solo no vive un país y el negocio de las casas no tendrá nunca más el crecimiento que ya ha tenido.

Como muestra, un botón. En todos los ránkings de universidades mundiales, la primera universidad española no aparece hasta prácticamente la posición doscientos. El país que se vanagloria de ser la octava potencia mundial tiene uno de los peores sistemas educativos del mundo. Nuestra capacidad investigadora es decreciente y nuestros buenos investigadores emigran en busca de mejores oportunidades a universidads extranjeras. Nosotros también emigramos. Nuestros médicos, ingenieros, economistas, arquitectos, se van fuera en busca de lo que España les niega. España está para importar ciudadoras, asistentes de hogar, albañiles, camareros, vamos, personal de muy alta cualificación (en verdad hay que decir que cada vez echo más de menos al auténtico camarero, el que de verdad conocía su profesión, y no esta legión de tiraplatos que no han conocido nunca lo que significa la palabra servicio, cliente, comensal o invitado).

El tejido empresarial de España, fundamentalmente está en manos de PYMES y autopatronos, a los que hay que sumar un elevadísimo número de funcionarios de todas las administraciones, lo que hace que no se generen las economías de escala suficientes para que las PYMES dediquen recursos a la I+D.

¿Sería muy complicado que el Estado pusiera de acuerdo a los investigadores y a las PYMES para mejorar la competitividad de la empresa española?¿Es posible que los institutos de FP formen a profesionales de calidad?¿Por qué exiten solo los números clausus de entrada en las facultades y no los números clausus de salida?¿Es lógico que alguien pueda ser médico porque ha tenido una alta nota en el examen de valenciano, inglés, filosofía o comentario de texto y le nieguen esa posibilidad a auténticas vocaciones?¿Por qué no se fomenta la competencia entre los alumnos y se exige un número máximo de titulados por promoción?¿Es posible que los exámenes de selectividad solo sean de las asignaturas que tengan que ver con las carreras a las que optan? Se supone que al aprobar segundo de bachillerato ya han demostrado sus conocimientos en las asignaturas comunes. Esto sí es responsabilidad del Gobierno y no dedicar los recursos del ICO a rescatar inmobiliarias en periodos preelectorales para que no se declaren insolventes, en suspensión de pagos o quiebra técnica.

La crisis financiera en EEUU pasará, y aprenderán y volverán a la senda del éxito, porque su economía real es fuerte, su estructura profesional es equilibrada, son competitivos, sus salarios adecuados, tienen un tejido investigador importantísimo, se valora la excelencia, el trabajo y el esfuerzo y el sentimiento de seguridad en sí mismos es grande. Lo mismo ocurre en Alemania, Francia (ese país que pronto será superado por España según Zapatero), Canadá, Japón, o países escandinavos.

En España, seguiremos a remolque de los acontecimientos. Venderemos cuando exista exceso de demanda, y dependeremos, aunque cada vez menos, del consumo interno, pero nos afectará más que a nadie nuestra debilidad competitiva, nuestro lastre funcionarial y nuestra picaresca del negocio rápido y sin esfuerzo, sin contar con la soberbia que supone no necesitar formación adecuada ni la investigación. Eso es pensar a largo plazo, y nosotros queremos rentabilidades a corto con profesionales escasamente cualificados y por ello primero el turismo y después el ladrillo han sido los motores de nuestra actividad.

Y mientras la Universidad y los centros de Formación Profesional, que son los que te capacitan para trabajar, no exijan mejor rendimiento, se reconozca la figura del investigador y la empresa española no sea consciente de la necesidad de pensar más allá de los próximos cinco años, cualquier constipado fuera será una pulmonía en España. Mientras tanto, que Zapatero y Rajoy hablen de Economía.

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