lunes, 8 de junio de 2009

La abstención en Europa

Casi todos los periodistas, comentariastas, analistas y políticos consideran que la causa fundamental de que los ciudadanos se abstengan masivamente en las elecciones europeas se debe estructuralmente a lo alejado que resulta el Parlamento Europeo a los ciudadanos y, siendo esta sentencia correcta, creo que no se analizan los datos de participación correctamente porque las explicaciones se hacen siguiendo los mismos parámetros que se utilizan para el resto de comicios..

El sistema de elección al Parlamento Europeo presenta una serie de disfunciones propias que impiden una comparación con otros comicios, de forma que la participación en las elecciones europeas solo se pueden comparar con ellas mismas debido a que los partidos políticos que se presentan en cada circunscripción (estados miembros) no tienen representación automática en el Parlamento, aunque sí sus representantes. Esto es, los diputados elegidos por los partidos que entran en liza (PP,PSOE, etc) no existen en el Parlamento Europeo (PPE, Socialistas Europeos, etc), de forma que la principal carencia de estas elecciones frente a cualquier otra es la falta de un programa político sobre el que discutir propuestas.

No es que en cada país se tomen estas elecciones como mociones a los gobiernos de cada estado, es que no puede ser de otra manera pues los partidos que entran en campaña en cada estado no poseen un programa propio, ni los partidos representados en el Parlamento Europeo presentan iniciativas comunes en todos los estados miembros porque la naturaleza de actuación en ese Parlamento se realiza fundamentalmente de forma nacional, lo que llevó en la pasada legislatura a que el 70% de las propuestas legislativas fueran votada de igual forma por populares y socialistas españoles.

Es decir, no hay un programa de los populares europeos ni los socialistas europeos ni los liberales, ni nada parecido, pero es que tampoco lo puede haber porque no existe un programa político de Europa, sino políticas nacionales discutidas supranacionalmente.

Por ello, las elecciones europeas son mociones de censura a los dirigentes de cada estado, lo que provoca que las campañas y precampañas electorales se conviertan en un ataque/defensa de la gestión del Gobierno. Estas campañas, por su naturaleza, que no aportan ninguna medida concreta, son proclives a destapar los más bajos institntos políticos y, sincreamente, los europeos no están para estas bajezas.

Por ello no se puede culpar de baja implicación a la ciudadanía y la participación electoral solo cabe interpretarla localmente y en términos de afianzamiento o reprobación de los Gobiernos actuales, y esto será así mientras los que se presenten a las elecciones sean coaliciones de partidos que no presentan un programam político, aunque éste sea básico, unas camapañas coordinadas transnacionalmente y un debate sobre asuntos europeos. Habida cuenta de la importancia de lo que se decide en Europa, los ciudadanos lo necesitamos y los ciudadanos, por la vía de la abstención, lo exigimos.

Esta disfunción del sistema debe ser tratada urgentemente. No es posible una campaña local sobre una representación global. No se pueden elegir propuestas porque no existen y no existen porque no hay propuestas globales que contar a los ciudadanos y sin propuestas y campañas coordinadas los ciudadanos no pueden elegir, por lo que el resultado natural ante la falta de opciones es la abstención, consecuencia racional de estos comicios y la causa principal de que los ciudadanos que hayan votado lo hayan hecho únicamente para dar su apoyo o retirar su confianza a sus respectivos Gobiernos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Debemos reflexionar "qué falla en Europa" y si está agotado éste modelo de sociedad que no quieren
sus propios ciudadanos.