lunes, 1 de junio de 2009

El control gubernativo de la inmigración

Cuando los Gobiernos no saben cómo atajar un problema, legislan, y si la ley que promulgan no sirve, la cambian, y lo hacen tantas veces como sea necesario argumentando cada vez una mejora irresistible para la sociedad que requería de dicha legislación. En el caso de la inmigración ha sucedido algo parecido.

La mejora de la calidad de vida sucedida durante los gobiernos de Aznar provocó que los países desarrollados del mundo vieran en España un lugar de oportunidades. España dejaba de ser un país de los llamados "en vías de desarrollo" y se transformó en un país desarrollado, que requería de mucha mano de obra intensiva, y sobretodo con unos salarios comparativamente muy superiores a lo que podían cobrar en sus países de origen.

Entonces, llegó Zapatero, con la inercia que los gobiernos anteriores dejaron y empezó a hacer demagogia a golpe de ley y el clamoroso fracaso de cada ley solo se veía superado por el fracaso de la norma siguiente. También ocurrió con la etapa final de Aznar.

Se pasó del "papeles para todos" a triplicar las medidas contra la inmigración ilegal, de la irresponsable llamada del Ministro de Exteriores por África al " ya no podemos acoger a más", del "vamos a necesitar doscientos cincuenta mil inmigrantes al año" al final de la etapa expansiva de nuestra economía. En cada una de estas situaciones solo se demostró el carácter totalitario de quien todo lo quiere legislar. Zapatero quería también tener el control de los movimientos migratorios. Curiosamente mientras entraba mano de obra ilegal, barata, sin cualificar, exportábamos científicos e investigadores sin oportunidades en España.

Al final, este Gobierno ha conseguido lo que quería: ha controlado la inmigración a base de debilitar la economía. Ahora España ya no es un país de oportunidades, ya no es el paraíso perdido de la progresía. Ha vuelto a ser el mercado el auténtico regulador de los flujos migratorios, como siempre ha pasado en la Humanidad, desde que el hombre nomadeaba en busca de mejores oportunidades y residía allí donde las encontraba.

Ya no llegan cayucos, ni falsos turistas, ni pateras, hasta las mafias creen que España ya no es negocio. Y esto no deja de ser un termómetro de la economía española. Gracias a Zapatero, la inmigración ilegal ha sido controlada.

Sin embargo, resulta conmovedor cómo los políticos de todos los pelajes se han apresurado a incorporar en diferentes puestos de responsabilidad a personas de diferente nacionalidad porque ello hacía guiños a posibles bolsas de votantes. Era algo así como... Ponga un inmigrante en su vida. Pero los movimientos migratorios no se pueden ni se deben regular. No puede haber ni cuotas ni impedimentos a la entrada. Lo que sí debe existir es control y legalidad de situaciones laborales, familiares o fiscales, porque lo que de verdad regula el control migratorio es el mercado a través de sus mecanismos: la competencia, la productividad y la demanda. No se requiere para ello la función reguladora del Gobierno, sino la de control y la de asegurar la igualdad de oportunidades, y asegurar la situación legal de los inmigrantes, y fomentar la competitividad de nuestros trabajadores.

Son muchas las tareas que corresponden a las administraciones, pero no son ni fáciles ni sus resultados se perciben a corto plazo, por tanto no son políticamente recomendables. Es siempre preferible acaparar minutos de telediario anunciando cada mes una nueva medida peor que la anterior.

1 comentario:

Hildalma dijo...

Me gusta este articulo, sobre todo porque estamos en Italia y cada dia sentimos como le tienen miedo al diverso